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Test ante el "Cí­rculo Rojo": los candidatos mostraron sus planes y advirtieron el fin del viento de cola

Los referentes del empresariado nacional, ávidos de definiciones sobre el futuro de la economía, se citó para escuchar a Macri, Massa y Scioli
27/08/2015 - 10:04hs
Test ante el "Cí­rculo Rojo": los candidatos mostraron sus planes y advirtieron el fin del viento de cola

"Están todos", le comentó por lo bajo una importante ejecutiva a otra colega cuando, media hora después de lo pactado y ante un salón completo, Carlos de la Vega inauguraba el 12 Council of Americas, que se realizó este miércoles en el Hotel Alvear. 

Era cierto: ningún referente del mundo empresarial quiso perderse la oportunidad de ver a los tres candidatos presidenciales exponer sobre sus planes de gobierno.

En la jornada previa, incluso, se acreditaron más personas y la capacidad del salón Versalles del hotel más famoso de la Recoleta estaba más que colmada. "Vendieron lugares de más", se quejó un ejecutivo de la construcción. La expectativa era grande y, pese a la falta de espacio, todos los presentes siguieron de cerca los discursos.

De un lado, la "creme" del empresariado argentino esperaba encontrar en las disertaciones de los candidatos alguna señal que respondiera a la infinidad de inquietudes que la realidad económica del fin del mandato kirchnerista presenta.

Del otro, los tres candidatos con mayor popularidad en las urnas en las últimas PASO, decididos a cosechar simpatías que puedan garantizarle el respaldo de uno de los sectores más influyentes del país.

Se trató de una prueba, un último test ante el célebre "círculo rojo", cuando faltan menos de 60 días para las elecciones de octubre.

Y si en algo coincidieron los exponentes del oficialismo y la oposición es que el famoso viento de cola se terminó y que lo que viene para 2016 es un escenario negativo.

Macri, "uno más" entre los empresarios

El encargado de romper el hielo fue el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, quien se subió al estrado y demostró, desde su primera línea, que entre los hombres de negocios se mueve como pez en el agua.

"Después de Jorge Capitanich y Aníbal Fernández, prometo un jefe de Gabinete casi mudo, para compensar lo que nos ha tocado vivir", dijo en tono de broma y despertó la risa entre el público.

Con un tono mesurado y sin grandes definiciones de política económica, el líder del PRO repasó cuáles serán los cuatro objetivos que perseguirá su gestión, en caso de arribar a la Casa Rosada el próximo 10 de diciembre.

Prometió erradicar la pobreza, garantizó una "democracia institucional", se refirió a un "Estado fuerte e inteligente" y, por último, hizo gran hincapié en una política de "pleno empleo".

Como viene haciendo desde su primer discurso de campaña, ese que pronunció tras el triunfo de su partido en las elecciones porteñas, Macri eligió "la ancha avenida del medio" para explicar sus ideas. "No hay que resignarse a que estamos condenados a elegir entre gobiernos populistas que derrochen y neoliberales que ajusten", planteó.

Por último, para cerrar su presentación, eligió interpelar directamente al empresariado. "Hay mucha gente en el país que está esperando que muchos líderes como ustedes salgan a la cancha a mostrar el camino del progreso. Espero que todos juntos les demostremos a ellos y al mundo que somos capaces cuando trabajamos en serio".

Los dichos de Macri fueron respaldados por fuertes aplausos de un auditorio que, parece, lo tiene en alta estima.

Massa, arenga política y definiciones económicas

Luego fue el turno de Sergio Massa, diputado del Frente Renovador y candidato por UNA, quien fue recibido con un cálido aplauso, aunque las expectativas para el discurso del tigrense eran las más moderadas.

Massa sorprendió con un enérgico speech en el que empleó un fuerte tono de campaña que lo hizo elevar la voz en algunos pasajes.

El ex jefe de Gabinete reclamó recuperar la "credibilidad" de cara al mundo pero remarcó que el futuro "no se construye con mesías ni salvadores".

Afirmó que la Argentina necesita "vocación y voluntad de cumplir con las reglas" e hizo especial hincapié en la recuperación de un INDEC "autárquico, creíble y con control parlamentario".

Además garantizó que, en caso de ser electo presidente, trabajará para "levantar sistemas que han generado un enorme nivel de desconfianza y caída de la inversión contra el Producto Bruto de la Argentina".

En este punto Massa se refirió a una de las preocupaciones más grandes de los hombres de negocios en el país: qué pasará con el tipo de cambio en el nuevo Gobierno.

El líder del Frente Renovador remarcó que si llega al sillón de Rivadavia se volverá a una política de libre comercio de monedas con flotación administrada, a la vez que garantizó la "autarquía del Banco Central".

Algunas de las definiciones de Sergio Massa despertaron la simpatía de los asistentes al encuentro, aunque si su popularidad se midiera con los aplausos que obtuvo al bajarse del escenario, ésta sería bastante similar a la que reflejaron las urnas en las PASO.

Vanoli y una cita con Freud

Tras la intervención de Massa, llegaba el turno del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. Pero éste se hizo desear y, cuando todos esperaban su entrada triunfal, el que tomó la palabra fue el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli.

Fiel a su estilo, montó su discurso sobre una presentación en PowerPoint en la que hizo especial foco en las "fortalezas" en estos diez meses de su mandato en la entidad monetaria.

Mientras desplegaba números que hablaban de un consumo robustecido y un índice de inflación descendente, los empresarios que quedaron en el recinto reclamaban por lo bajo "que hable del dólar", como si fuera el único y absoluto interés que puede despertar una alocución del presidente del BCRA.

Pese a que en ese momento había mucha dispersión en el auditorio y varias sillas vacías en la sala, Vanoli cosechó un cerrado aplauso, cuando cometió un simpático, o llamativo, gaffe. "No podemos tener un Banco Central autónomo... digo autómata", se corrigió al notar el fallido.

Scioli rindió examen y aprobó

Finalizada la presentación de Vanoli, la ansiedad por la llegada de Daniel Scioli se hacía palpable en el ambiente.

Como pasaban los minutos y el gobernador bonaerense no aparecía, muchos comenzaron a abandonar sus lugares. En ese momento, fue la propia Susan Segal, la presidenta del Council of Americas, quien tomó el micrófono y pidió paciencia a los presentes, que el candidato oficialista en minutos hablaría.

Arribó exultante al Hotel Alvear. El salón, que se había vaciado un poco en la larga espera, volvió a colmarse y el presidenciable comenzó su alocución remarcando los logros alcanzados en la década kirchnerista.

Al principio, Scioli parecía un poco incómodo, como quien rinde un examen final ante la más estricta audiencia. Eligió diferenciarse de sus contrincantes y afirmó que es el único que puede garantizar la gobernabilidad del país. "Soy el candidato a presidente de una organización política, de un proyecto político, respaldado por el Partido Justicialista, con sus gobernadores, con sus intendentes, con sus organizaciones gremiales, con sus legisladores", destacó.

El aspirante del oficialismo también se refirió al contexto externo adverso, pero para remarcar la importancia de las políticas anticíclicas creadas en el gobierno de Cristina Kirchner.

"Estas políticas nos llevan al próximo 25 de octubre a votar en un contexto de estabilidad social, económica y, fundamentalmente, y esto quiero remarcarlo, de dejar atrás la Argentina pendular", sostuvo Scioli y agregó que hay políticas que "ya nadie discute, como la recuperación de YPF para alcanzar la soberanía energética".

Si bien citó al Papa Francisco en su presentación, eligió correrse del tono habitual de sus discursos, en los que la fe, la esperanza y el deporte son las consignas; y se animó a dar algunas definiciones.

Remarcó la importancia del comercio regional y se comprometió a solucionar "los problemas de logística" que encuentran los productores argentinos.

Además, afirmó que hay que "pensar y rever" los costos de la estructura de producción y reconoció que "hay una superposición de tasas" que puede resolverse.

Conforme desarrollaba sus ideas y se ganaba la completa atención del auditorio, Scioli se animó a presentar sus credenciales. Hizo hincapié en la experiencia que adquirió, como secretario de Turismo en el gobierno de Eduardo Duhalde y como gobernador de Buenos Aires después e, incluso se animó a relatar un encuentro con el multimillonario Ted Turner, fundador de la cadena CNN, que según sus propias palabras, describe su estilo de gestión.

"La mayoría del pueblo argentino, en las PASO primero y en Tucumán después, no votó por un cambio hacia atrás", aseguró.

"Comerciantes, industriales, empresarios, siempre hablo de fe y de esperanza, y sé que a veces me cargan. Pero tengo más fe y esperanza que nunca en la Argentina y en lo que se viene", expresó.

El auditorio aprobó al bonaerense con un fuerte aplauso y el candidato oficialista se retiró con la seguridad de quien rinde con éxito una materia final. Tras él, corrieron algunos de los hombres de negocios presentes, para conseguir el abrazo y la foto de rigor con el que, muchos creen, será el próximo presidente.

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