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Macri también analiza un "bono patriótico" como la fórmula para salir rápidamente del cepo al dólar
09/09/2015 - 10:01hs

En el fragor de la campaña, puede generarse la impresión de posturas contrapuestas, agendas con distintas prioridades y divergencias irreconciliables entre las propuestas de Mauricio Macri y de Daniel Scioli.

Dos países distintos, supuestamente. Sin embargo, en el ambiente empresarial y financiero, donde hay personas entrenadas para leer entrelíneas las declaraciones de los candidatos y de sus equipos, predomina otra idea: más allá de los discursos, no hay tantas diferencias entre las propuestas económicas.

La sensación que se impone es que -con una agenda cargada de problemas que habrá que encarar a partir del 10 de diciembre- no es muy amplio el margen de acción y que esos grandes contrastes que se exponen para resolver las temáticas, en realidad, pueden llegar a ser simples variaciones de matices.

Un ejemplo lo da un medida crucial como lo es la salida del cepo. El diagnóstico es común a Macri y a Scioli: desarmarlo es condición necesaria para que las inversiones vuelvan al país y la economía se reactive.

Para la "tribuna", que sigue los debates de la campaña en el día a día, el debate central es el modo de hacerlo. Es decir, si será rápido o progresivo (gradualismo o shock).

Sin embargo, el tema de fondo no sólo pasa por el "timing" sino -sobre todo- por quién paga los costos de ese desarme. 

Concretamente, en el caso de los particulares, si el quite de las restricciones implicará que puedan volver a comprar dólares a un único precio, entonces la pregunta inmediata es ¿cuál será?

Por el lado de las empresas, surge otro tema clave: la forma en que podrán cobrar el dinero que el Gobierno les viene pisando, ya sea en concepto de utilidades no remitidas a sus casas matrices como así también por importaciones realizadas que nunca fueron saldadas por el Banco Central.

Entre estos dos capítulos, la deuda del Estado treparía a la friolera de u$s17.000 millones.

Como ya informara iProfesional, el equipo económico que asesora a Scioli evalúa -en el más estricto secreto- la emisión de deuda para saldar ese pasivo con el sector privado, a partir de una negociación que se encararía durante el verano 2016.

En la city porteña ya bautizaron a la futura "criatura" que saldrá a luz bajo el nada original nombre de "Bono Patriótico" (ver nota: Lo que viene: en el equipo de Scioli analizan un "bono patriótico" como la fórmula para desarmar el cepo cambiario).

Hasta ahora había trascendido que Scioli y su equipo evaluaban avanzar con este plan. Sin embargo, en las últimas horas los Macri's Boys tomaron el mismo camino.

Un bono patriótico con sello PRO

En el equipo del jefe de Gobierno de la Ciudad reconocen que fue Guillermo Calvo -el economista de la Universidad de Maryland que se hizo famoso con su pronóstico de la crisis del Tequila (1994)- el primero que abordó la posibilidad de que el Estado emita un bono para saldar sus deudas con las compañías privadas.

Sin abandonar el perfil dialoguista que Macri le quiere dar a su campaña, para contraponerlo con el estilo más rudo del kirchnerismo, uno de los referentes técnicos del PRO dio cuenta de varios detalles de la propuesta:

•La idea es convocar a los empresarios y plantearles, sin vueltas, que no puede ofrecerse más de lo que se tiene: las reservas son finitas y escasas.

• Dado el actual contexto, no quedará otra alternativa que racionar los dólares: habrá que poner un cupo mensual de cobro en efectivo.

•Este monto será simbólico en relación con la deuda acumulada.

•Esos pagos al contado se negociarán uno a uno, de acuerdo con las necesidades y el plan de inversiones a corto plazo de cada compañía.

•El grueso de la deuda se cancelará con un bono.

No habrá "premio". Esto es: el valor nominal será por el pasivo que ambas partes acuerden, a partir de la documentación recabada.

•Si la empresa necesita hacerse de efectivo, entonces tendrá que hacer frente a un "costo por la ansiedad" y vender el papel en el mercado de capitales, con la consiguiente quita (que dependerá del precio del título, como cualquier otro).

•En la fila habrá unas 30 compañías de las más importantes, importadorasmultinacionales, que tienen pendientes giros de dividendos al exterior.

•Buena parte de ellas son automotrices, cadenas de supermercados, alimenticias, cerealeras y firmas de electrónica de Tierra del Fuego.

•"En el caso de algunas firmas, una porción de las utilidades que no pudieron girar ya fueron invertidas en el país. Uno de los ejemplos más conocidos es el del BBVA Francés, que adquirió un edificio. Otras se acoplaron a construcciones de infraestructura para no inmovilizar capital. Otro grupo transfirió dinero a través del mercado del ‘contado con liqui' y entonces ya no tiene tanto por reclamar", grafica uno de los economistas que trabaja para Macri.

Riesgo de default privado

Cuando están en juego sumas tan relevantes, es previsible que desde los despachos de los empresarios metan presión a los candidatos y aseguren que existe el riesgo de un "default privado" a gran escala.

En este sentido, iProfesional también adelantó que la deuda con los importadores asciende a u$s8.500 millones.

De ese total, cerca de u$s4.000 millones corresponden a operaciones que no pudieron cubrir las automotrices, mientras que unos u$s1.000 millones no han podido ser girados al exterior por las terminales electrónicas de Tierra del Fuego.

El resto de la deuda se reparte entre supermercadistas, alimenticias, autopartistas, industrias textiles y grandes proveedores de la industria minera e hidrocarburífera.

Pero hay más. A esa cifra hay que adicionarle otros rubros que podrían incrementarla, dado que aún hay permisos de importación por unos u$s6.000 millones que están pendientes de aprobación.

Además, existen deudas financieras de las empresas que tomaron créditos en el exterior y solicitudes de remesas de dividendos por parte de multinacionales.

En este contexto, de abultada deuda y notoria escasez de dólares, los expertos advierten que la estrategia del Banco Central de no entregar divisas para el pago de importaciones expone a muchas empresas a una situación de default corporativo.

No sería la primera vez

En la saga de las crisis recientes de la Argentina, cada vez que se acumularon desajustes y distorsiones en la economía, la salida implicó que el conjunto de la sociedad se hiciera cargo del pasivo.

Ocurrió con el Plan Bonex de 1989 o con la emisión de Boden 2012 tras la pesificación asimétrica de 2001-2002.

El esquema para levantar el cepo, aunque sea de manera parcial -como proponen los asesores de Scioli y también de Macri- apunta a repetir la fórmula: la emisión de un bono para pagarles a las empresas privadas.

Como sucedió en otras oportunidades, la entrega sería compulsiva.

Un antecedente claro del "bono patriótico" se remonta a 1995, cuando el entonces ministro Domingo Cavallo "invitó" a las compañías a suscribir ese título para salir de la crisis del Tequila.

El ex funcionario insistió con un diagrama similar en 2001, pocos meses antes del estallido de la convertibilidad, cuando obligó a las AFJP a incrementar su tenencia de títulos del Estado.

Flujo versus stock

La idea de un bono para cancelar la deuda acumulada fue reconocida por los principales asesores de Scioli: Miguel Bein y Mario Blejer.

Bein admite la posibilidad de saldar una parte con las compañías a través de la emisión de un título

Es más: le pone cifras a esa deuda pública. Hace referencia a un pasivo de u$s3.667 millones con los importadores y otros u$s13.387 millones en concepto de utilidades devengadas no giradas por las empresas.

El total: u$s17.000 millones.

No obstante, el economista estrella de Scioli desliza la posibilidad de que los dólares que actualmente adeuda el Banco Central por giros no realizados sean menos.

¿Por qué? Porque considera que una porción de ese dinero que quedó en el país ya ha sido invertida en el mercado local (por ejemplo en inmuebles), con lo cual el monto a enviar resultaría más bajo.

Blejer también es explícito, aunque con lenguaje más técnico: asegura directamente que el próximo Gobierno tendrá que llegar a un acuerdo con las compañías. 

Esto, para poder diferenciar el "flujo" de divisas con el "stock". 

• En lo que se refiere al primer concepto (flujo), significa que la fórmula para salir del cepo implica liberar la salida de dólares que se generen pero a partir de 2016. ¿A cuánto? A un tipo de cambio diferenciado, parecido al del "conta con liqui". Ese flujo de salida quedará atado a otro de entrada generado por la propia compañía en concepto de inversiones.

• En cambio, en lo que se refiere al segundo concepto (stock), es decir la deuda acumulada por el Banco Central, éste no sería, en visión de Blejer, un tema tan fácil de resolver, ya que requerirá una solución que permita pagar siempre que no se afecte el nivel de reservas.

En otras palabras, que en vez de entregarse billetes verdes se cancelen los compromisos con un bono. En este sentido, resulta relevante el tipo de instrumento que está en carpeta.

Según fuentes consultadas por iProfesional, será una emisión ya probada, como el Bonar 2024. ¿Por qué? Porque si una compañía prefiere o necesita hacerse del efectivo puede venderlo rápidamente, aunque esto le represente una pérdida.

Justamente, uno de los puntos clave que las partes (Gobierno y empresas) deberán negociar será si el "bono patriótico" reconocerá una especie de "premio" que consista en asegurarles un precio mínimo, en caso de que éstas fueran a liquidarlo a la plaza secundaria. Si en ese momento el valor es inferior, el Estado se comprometería a emitir una serie adicional del título.

De todas maneras, antes de tomar una decisión, el Ejecutivo tendrá que considerar el denominado "riesgo de oferta". Es decir, el monto máximo que el mercado está dispuesto a absorber (riesgo) en papeles de deuda argentina.

iProfesional preguntó al analista de uno de los principales bancos de inversión de Wall Street a cuánto podría ascender ese volumen.

"México emite deuda por u$s8.000 millones cada año y paga por compromiso ya asumido entre u$s5.000 y u$s6.000 millones. Es decir que el endeudamiento neto es de apenas u$s2.000 millones", señala.

Y completa: "No digo que ése sea el límite, digo que no debe esperarse que el mercado se comporte como una esponja de papeles argentinos"

Por lo pronto, la palabra "dólares" es la gran clave de la economía que viene y es la que genera tanto bullicio pre-electoral.

Pero, por debajo del ruido, empresas, inversores y probables futuros funcionarios ya empezaron a barajar -en silencio-, cómo saldarán las cuentas pendientes, a cuánto ascenderán los costos y quiénes emergerán como los grandes ganadores.