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Una de cal y otra de arena: Cristina complica a Scioli con la economí­a, pero le deja los "superpoderes"

Una de cal y otra de arena: Cristina complica a Scioli con la economí­a, pero le deja como herencia los "superpoderes"
24/09/2015 - 10:02hs
Una de cal y otra de arena: Cristina complica a Scioli con la economí­a, pero le deja los "superpoderes"

La convivencia entre Daniel Scioli y Cristina Kirchner ya ha dado material como para escribir varios manuales de psicología.

O, tal vez, habría que inventar la disciplina de "psicología política" para describir esa relación de amor-odio y de necesidad mutua, cuyas consecuencias se hacen sentir en la economía del país.

Los últimos días han dado una muestra cabal de cómo la Presidenta puede ser la mejor aliada del candidato oficial... o su peor problema de campaña.

Justo al día siguiente del acto en el que Scioli presentó su programa de gobierno, y cuando esperaba una reacción positiva del mundo empresarial y financiero, por haber enviado varias señales "market friendly", el mercado se desplomó.

Y no por efecto de la crisis internacional, según la versión que el ministro Axel Kicillof intenta imponer, sino como consecuencia de una medida intervencionista que resucitó los fantasmas de la pesificación compulsiva de activos dolarizados.Peor "timing" político, imposible. Scioli no pudo terminar de saborear los aplausos que había recibido luego de prometer la "corrección de errores" -algo que los empresarios decodificaron como menos intervencionismo y más apertura económica- y de su promesa de traer inversiones nada menos que por u$s30.000 millones al año.

En vez de ser buscado para explicar esa visión optimista del país, debió sufrir que los medios de comunicación empezaran a llamar a sus asesores para saber si estaban o no de acuerdo con el nuevo "apriete" de Kicillof al mercado de capitales.

Para colmo, hasta le dio aire al PRO, que tras varias semanas de erosión de su imagen por el escándalo del "Niembro-Gate", encontró oxígeno para volver a criticar al Gobierno.

Esto quedó en claro con las duras declaraciones de Rogelio Frigerio, uno de los considerados "ministeriables" en un eventual gobierno de Macri."Kicillof es como un cirujano con Parkinson, puede pasar cualquier cosa. Y ya no hay más lugar en la economía argentina para seguir viviendo con esta incertidumbre", dijo, en referencia a la medida del Gobierno sobre los fondos comunes de inversión que provocó el desplome de bonos y acciones.

"Con lo que hicieron consiguieron bajar menos de un punto el dólar bolsa y destruyeron el mercado de ahorro minorista en la Argentina. Es una improvisación y una irresponsabilidad pocas veces vista", continúo castigando el titular del Banco Ciudad.El dulce de los "superpoderes"

En definitiva, todo al revés de lo que Scioli había planeado. En vez de contribuir a llevar calma al mercado -algo que necesita todo candidato oficialista-, las acciones de los funcionarios en estos días han significado un lastre en su campaña.

Pero, inmediatamente después del garrote en plena recta final camino a octubre, vino el dulce.

Contrariando las especulaciones previas, Cristina le dejó un "regalito" que le facilitará la vida al candidato si es que, como indican las encuestas, llega a convertirse en Presidente.

El Poder Ejecutivo envío un proyecto de ley por el cual se extiende la ley de emergencia económica. Esa que había promovido Eduardo Duhalde en 2002, en plena debacle económica y social post-implosión del régimen de convertibilidad, y que nunca fue derogada en los 12 años K.

Esta ley le atribuye poderes extraordinarios al Presidente, en rubros clave como la fijación de precios, la regulación de los servicios públicos y a la hora de determinar las retenciones a la exportación.

En el ambiente político se daba casi por seguro que Cristina no iba a enviar el proyecto y que, por lo tanto, este régimen especial dejaría de regir el 31 de diciembre de este año.

De la misma manera, muchos apostaban a que no se extendería la vigencia del impuesto al cheque, una creación de Domingo Cavallo pensada para tiempos de crisis y que ya cumplió 14 años (la vigencia de este tributo debe ser extendida expresamente cada doce meses por el Congreso).

La recaudación estimada para 2016 por este gravamen es de $120.000 millones. Este año, su peso dentro de la "torta" impositiva viene siendo del 6,13 por ciento. Es decir, un monto del cual no puede prescindirse sin ocasionar un problema fiscal aun mayor, en un país en el que se proyecta un "rojo" de más de 7 puntos del PBI.

Lo cierto es que este gesto de Cristina resultó sorprendente. Primero, porque la demora en el envío de las iniciativas de ley había generado la expectativa de que no estaba dispuesta a dejarle los "superpoderes" como herencia  a su sucesor.

Como ya se había hecho tradición que la extensión de la emergencia económica fuera remitida al Congreso junto con la ley de Presupuesto, el hecho de que la semana pasada no se hubiera hecho mención a este asunto por parte del oficialismo contribuyó a la especulación política.

Pero, además, las sospechas venían abonadas por una serie de actitudes por parte del kirchnerismo que hacían pensar que no se le iba a dejar un entorno fácil al nuevo Gobierno.Empezando, claro, por la discriminación financiera para con la provincia de Buenos Aires, en la que ni siquiera en un año electoral Scioli pudo contar con auxilio de la administración central.

Más aun, debió apelar a una dura reducción del gasto social para poder pagar sus obligaciones con los empleados públicos y los proveedores.

Por disposición de CFK, el Fondo del Conurbano, que había sido pensado para asistir a la Provincia, apenas distribuye un 2,4% de los $26.650 millones que recauda.Circulaban versiones en el sentido de que Cristina dejaría al próximo Presidente sin "superpoderes", sin impuesto al cheque y que, además, iba a crear un nuevo Fondo del Conurbano con el fin de garantizarle autonomía al nuevo gobernador, para así evitarle los sufrimientos que tuvo Scioli en los últimos ocho años.

Los primeros dos temas fueron desmentidos por la actitud de la Presidenta. El tercero, aún está por verse.Entre la ayuda y la amenaza

Esa relación ambivalente, por la cual un día Cristina defiende a Scioli y al día siguiente lo condiciona o le "marca la cancha" viene siendo la tónica predominante de la campaña. Y todo indica que seguirá así hasta el final.

Ayer mismo, en su acto televisado por cadena nacional desde Misiones, donde inauguró una planta de generación eléctrica, volvió a tirar una de sus "indirectas" al candidato del Frente para la Victoria, al afirmar que "no alcanza sólo con la esperanza, hay que tener certezas".

En otros actos, hubo advertencias más explícitas, como cuando en la Casa Rosada, ante los militantes de La Cámpora, había dado un mensaje "tranquilizador" para quienes expresaban dudas sobre si Scioli era realmente la continuidad del "proyecto K"."Nadie sería tan necio de quedar en la historia como un traidor", fue la elocuente frase de CFK, con medidas iguales de apoyo y advertencia hacia su candidato.Por las dudas de que el propio Scioli no estuviera tan convencido, antes se había asegurado que la participación del Estado en los directorios de empresas privadas quedara fijada por ley. Y que una comisión parlamentaria -que, presumiblemente, estará dirigida por Axel Kicillof- hará un monitoreo permanente sobre cómo se comporta el próximo Gobierno en ese aspecto.

Ese proyecto fue todo un síntoma sobre el rol protagónico que el kirchnerismo "duro" espera tener en el Congreso a partir del 10 de diciembre.

Con el apoyo de un grupo de legisladores pertenecientes a "La Cámpora" y, por lo tanto, leal a la Presidenta, ya se prevé la fisura en el Parlamento en caso de que Scioli quiera introducir reformas profundas. Es decir, entre un bloque alineado con el actual gobernador y otro sector duro que velará por el mantenimiento de los "logros" del modelo K.

Mientras tanto, Scioli, que todavía no puede darse el lujo de imaginarse el 10 de diciembre -porque no tiene aún asegurada su victoria electoral-, cruza los dedos para que no haya nuevas sorpresas provenientes del "fuego amigo".

Como los dudosos elogios de Cristina o los terremotos del mercado provocados por los intentos de ayuda de Kicillof y sus muchachos.

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