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Se desploma la producción de autos y las fábricas operan al 40% de su capacidad instalada

El gran motor de la industria, en crisis: se desploma la producción de autos y fábricas operan al 40% de su capacidad
06/10/2015 - 10:05hs
Se desploma la producción de autos y las fábricas operan al 40% de su capacidad instalada

Las automotrices están transitando un pequeño “veranito” en el mercado interno, de la mano de ventas que en septiembre crecieron levemente por encima del 9% respecto al mismo lapso del año pasado. 

Si bien el acumulado todavía arroja números rojos (con un descenso del 10%), los propietarios de agencias se entusiasman con que esta recuperación continúe en los tres meses que faltan contabilizar. 

Abel Bomrad, presidente de la Asociación de Concesionarios (ACARA) celebró “el buen crecimiento que muestran los números de septiembre”, que permitieron cerrar “el tercer trimestre del año con un alza del 1% en comparación con el mismo período de 2014, lo cual es positivo”. 

En este sentido, un informe de Ecolatina destaca que “la demanda interna está mostrando señales de recuperación, estimulada por los aumentos salariales y el mayor crédito que ofrecen los planes de ahorro y las financieras asociadas con las terminales”. 

Como un punto no menor, suman “la ampliación de la brecha cambiaria, que también empuja las ventas, ya que los vehículos quedaron relativamente baratos en términos de la cotización del paralelo”.

Desde principios de abril –cuando tocó su valor mínimo en el año- el blue se disparó y superó el incremento de precios de los 0Km. 

Así, quien a lo largo de septiembre tuvo billetes verdes bajo el colchón y se decidió por la compra de una unidad, encontró que podía pagar hasta un 40% menos por el mismo vehículo (ver nota: Brecha tentadora: medidos en dólar blue, hay 0Km que ya se abarataron hasta 40% en cinco meses

Así, faltando cada vez menos para las elecciones y con un blue orillando los $16, más particulares vienen mostrando interés en cerrar la compra de un vehículo. 

El crecimiento en el nivel de ventas también respondió a un comportamiento de “cobertura”, explicado por los crecientes pronósticos de que, tras el cambio de Gobierno, sobrevendrá una corrección cambiaria.

Entre los argentinos todavía está fresco en la memoria el recuerdo de lo que sucedió en enero de 2014. Luego del salto del dólar, los precios de los 0Km se dispararon y acumularon una suba promedio del 50%. 

Desde ACARA esperan que el “empujoncito” que hoy ofrece el blue continúe al menos hasta fin de año, lo que cambiaría radicalmente las perspectivas de patentamientos para fin de año:

La proyección que trazaban hace unos meses los directivos era totalizar ventas en la Argentina por apenas 560.000 unidades, lo que hubiese implicado unas 123.000 menos que en 2014 (desplome del 18%). 

Ahora, las agencias se entusiasman con llegar a los 615.000 vehículos comercializados, cifra que si bien implica una caída del 10% respecto del año anterior, es mucho más auspiciosa que la pronosticada en el primer trimestre.   

La "espada de doble filo"

Claro que para explicar el “veranito” que están viviendo las automotrices en el mercado interno también es clave mencionar otro factor: el redireccionamiento de la producción desde Brasil hacia la Argentina. 

En definitiva, lo que están haciendo las automotrices –por la fuerza, no porque sea la estrategia ideal- es colocar en la plaza doméstica el excedente de autos que no están pudiendo colocar en el país vecino, que se está viendo castigado por un derrumbe de su consumo interno como pocas veces visto. 

Así, las terminales –muy a su pesar- están llevando a la práctica la propuesta que planteara hace unas semanas la presidenta Cristina Kirchner, quien hizo un llamado por cadena nacional a “sustituir exportaciones” con más ventas en el mercado argentino, algo que fue muy criticado por el sector empresarial. 

El problema es que para las terminales, este redireccionamiento de la producción de 0Km que no se puede vender en Brasil funciona como una peligrosa espada de doble filo: 

Lo positivo es que se incrementó el stock disponible de aquellos modelos de fabricación nacional que venían con largas listas de espera y problemas en las entregas. 

El punto negativo –para nada menor, por cierto- es que la mejora que pueden lograr con estas mayores ventas internas representa una mínima fracción de lo que están perdiendo de facturar por el desplome del mercado brasileño. 

Capacidad ociosa en niveles récord

Según datos de la Asociación de Fabricantes de Automóviles (ADEFA), en septiembre la producción sufrió una caída del 8%, mientras que en el acumulado del año el descenso se acerca al 10%.

En términos nominales, lo que se dejó de fabricar respecto de 2014 (casi 44.000 autos) equivale a un mes de operaciones por parte de las terminales. 

En diálogo con iProfesional, Gonzalo Dalmasso, economista de Abeceb aseguró que “hoy lo que está explicando el desplome de la producción es la menor demanda de Brasil”. 

“Esto obliga a las automotrices, que en general tienen un importante perfil exportador, a tener que achicar drásticamente el ritmo de fabricación”, acotó el experto. 

Según Dalmasso, hasta 2012 o 2013, “muchas compañías trabajaban en tres turnos, es decir, al tope de sus posibilidades. Hoy, en cambio, operan con uno o dos". 

Esto está llevando a que la capacidad ociosa de la industria automotriz argentina se ubique en niveles alarmantes. 

De acuerdo con datos de Abeceb, hoy las terminales instaladas en el país están en condiciones de producir 1,2 millones de unidades al año -trabajando a pleno-. 

Este nivel, que se logró de la mano de fuertes inversiones en nuevas plantas y líneas de montaje, implicó un salto del 50% respecto a los niveles de 2006, cuando el tope llegaba a los 845.000 autos. 

El problema es que, si bien dicha capacidad instalada se expandió, el mercado interno y las exportaciones se movieron en dirección contraria. 

De hecho, según estimaciones de la consultora, este año se estarán produciendo apenas 550.000 unidades, cifra que implicará un derrumbe de casi 35% respecto del récord histórico (logrado en 2011) y que se ubica en niveles cercanos a los registrados en 2007 (ver cuadro). 

Así las cosas, el derrumbe de los patentamientos que tuvo lugar en 2014 (y del cual las terminales aún no se recuperan) y el desplome de las exportaciones que se está dando este año llevaron a que la capacidad ociosa se haya disparado a niveles récord. 

Entre 2010 y 2011, uno de los momentos de mayor auge de esta rama de actividad, las terminales operaban apenas al 70% de su capacidad. Entre 2012 y 2013, en tanto, ese nivel bajó hasta un 63% ciento. 

El año pasado, producto de la fuerte devaluación y de las trabas a las importaciones, comenzaron a encenderse las alarmas, dado que pasaron a trabajar un 50% por debajo del potencial máximo. 

La debacle no se detuvo allí: para este 2015, desde Abeceb señalan que las fábricas instaladas en la Argentina están operando con un uso de la capacidad instalada de poco más del 40%, el peor nivel en una década (ver cuadro).  

El hecho de que el nivel de ociosidad entre las terminales se haya disparado está teniendo un fuerte impacto en el empleo. De hecho, en este segundo semestre prácticamente no hubo automotrices que no hayan aplicado alguna medida de ajuste. 

Según trascendió, en el caso de Fiat, cerca de 1.500 operarios vieron su jornada reducida en los últimos días, mientras que en Volkswagen avanzó con una medida similar el viernes pasado y el último lunes, con un total de 350 trabajadores alcanzados, luego de que en septiembre cumplieran tan sólo ocho jornadas completas. 

En tanto, General Motors viene de paralizar su producción todos los lunes de septiembre, además de otros días puntuales. 

Ford, por su parte, planea suspender a 170 empleados de manera rotativa hasta fin de año en su planta de Pacheco. 

También se esperan medidas similares en el caso de Mercedes Benz. Algo de esto fue lo que anticipó el presidente de la compañía en la Argentina, Joachim Maier, quien reconoció públicamente que será "inevitable" suspender personal debido al menor dinamismo del mercado brasileño", donde -advirtió el directivo-, “la empresa tiene más de la mitad del inventario parado”. 

El temido “efecto caipirinha”

La industria automotriz argentina tiene un serio problema estructural: el derrumbe de la demanda del país vecino descoloca a esta rama de actividad porque en los últimos años se transformó en el destino de 1 de cada 2 autos que se fabrican en la Argentina. 

Así, durante la última década, las terminales locales resurgieron y vivieron su apogeo impulsadas por el “milagro brasileño”, desatendiendo otras plazas estratégicas. 

Sucede que Brasil -que durante años padeció un real apreciado- le permitía a las automotrices albicelestes disimular los crecientes problemas de competitividad, conforme se profundizó el atraso cambiario. 

Esta “brasildependencia” hoy les juega en contra, dado que la nación que comanda Dilma Rousseff está viviendo la peor crisis de las últimas décadas, a lo que se suma un real que hace unos días tocó su menor valor histórico. 

En este contexto, Isela Costantini, presidenta de ADEFA y directora de GM, reconoció que “Brasil no muestra signos de recuperación y esto lleva a que ya acumule una retracción superior al 30% en su demanda. Este comportamiento a la baja se suma a lo registrado en el caso de Colombia y Uruguay, por citar otros ejemplos”. 

Desde Abeceb proyectan exportaciones totales por 280.000 unidades. Para ponerlo en perspectiva, esta cifra representará unas 220.000 menos que la marca alcanzada hace apenas cuatro años (desplome del 45%). 

Según Miguel Ángel Boggiano, economista y docente de la Universidad de San Andrés, el hecho de que el real se haya devaluado casi un 70% el último año “es un grave problema para la Argentina. Como lo que más le vendemos son autos, en lo inmediato van a aumentar los despidos y las suspensiones en la industria automotriz. Simplemente porque nos estamos volviendo cada vez más caros para ese país”.

La presidenta de ADEFA, con suma diplomacia, hizo un llamado este lunes a las autoridades para que avancen con una mejora de la competitividad del sector y se amplíe la inserción internacional. 

En buen romance, las terminales pretenden saber qué va a suceder con el preocupante atraso cambiario, que muestra el peor nivel desde el fin de la convertibilidad.  

Es que la estrategia de “sustituir exportaciones” con más ventas en el mercado interno, como pidió la Presidenta, demostró ser inviable en el mediano y largo plazo.

La capacidad ociosa llegando a un 60% y tocando niveles récord en una década así lo demuestra. 

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