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Hoy el Gobierno sale a ofrecerle a ahorristas el nuevo bono 2020 en dólares: ¿conviene salir a comprarlo?
06/10/2015 - 14:09hs

Quienes, con el paso del tiempo, se detengan a analizar la situación económica y financiera del país en la previa electoral, seguramente repararán en un punto clave: el vencimiento del Boden 2015 y la forma en que fue abordado por el Gobierno.

En este sentido, un aspecto que sorprendió en la city porteña es su "quietud" para cancelar el pago (u$s6.300 millones). Es decir, el no haber atinado siquiera a pensar una estrategia de fondo para atenuar el impacto del vencimiento, en un contexto en el que cada dólar que sale de las alicaídas reservas genera preocupación.

Sobre este último punto, el ex ministro de economía, Roberto Lavagna, afirma que tras la cancelación del Boden 2015, "el Banco Central quedará con u$s10.000 millones de libre disponibilidad".

Da cuenta de esta cifra porque, del total informado (u$s27.700 millones), extrae los "dólares chinos" - a los que considera un mero intercambio de monedas que habrá que devolver- el préstamo del banco de Francia y otras disponibilidades que son de un uso restringido.

Hay analistas que advierten sobre una cifra aun más baja. Como el ex secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, que afirma a iProfesional que "las tenencias líquidas no superan los u$s3.000 millones".

Pagar en cash ¿conviene?

En momentos de tasas de interés por el piso a nivel mundial, la mayoría de los países lo que hacen es sacar rédito de ese contexto.

Concretamente, emiten deuda "barata" a largo plazo, con ese dinero cancelan la próxima a vencer, de modo tal que sólo abonan intereses y así alivianan la agenda de compromisos.

En Argentina, el Gobierno apela a su habilidad discursiva para transformar una debilidad en virtud.

Es decir, evita referirse a la falta de crédito externo y ese pago en cash lo muestra a la sociedad como una "gesta épica" vinculada con el desendeudamiento.

Es en este contexto en el que debe entenderse la explicación que brinda Axel Kicillof respecto a por qué el Gobierno no impulsó un canje de bonos que le haya permitido pagar el Boden 2015 sin tener que recurrir a "lastimar" aún más a las reservas.

Esto, un escenario en el que a las empresas se les adeuda u$s8.500 millones por importaciones de insumos ya realizadas, que no hace otra cosa que enfriar el ritmo de actividad.

"Se debe a la enorme volatilidad de los mercados, ya que los precios están desalineados", afirma Kicillof a la hora de explicar por qué no se avanzó en un canje del Boden 2015. 

El ministro remarca que en el orden internacional "cuando hay un mal día, lo que hacen los inversionistas es irse de los bonos emergentes, de todos, no sólo de la Argentina".

"Ese movimiento -añade- hace que a veces, cuando se emite deuda, si hay un mal día en los mercados se van a plazas tradicionales, como Londres o Nueva York".

Lo curioso del caso es que en la semana previa al vencimiento, la principal plaza bursátil del mundo, Wall Street, lejos de caer, mostró alzas en cuatro de las cinco ruedas y en una permaneció sin cambios, acumulando una suba del 2,2 por ciento.

Un segundo argumento para justificar la pasividad oficial viene por el lado de la actitud que podrían haber tomado los "buitres" en caso de que Griesa hubiese dictaminado que el Bonar 2024 (candidato a ser canjeado por el Boden 2015) es deuda externa y, por lo tanto, objeto de embargo.

Una vez más, la visión de los analistas difiere de la del Gobierno, ya que consideran que la decisión de no haber ampliado el Bonar2024 no fue por la "causa buitre" sino por la elevada tasa que tendría que haber convalidado (superó el 10% el viernes pasado).

Hay un tercer aspecto llamativo. Y es que la administración K decidió lanzar un nuevo bono un día después de haber vencido el Boden 2015 en lugar de "calzar" un título con otro.

Post vencimiento, anunció la llegada del Bonar 2020 a tan sólo 5 años de plazo.

Como si esto fuese poco, inicialmente se habló de un monto inicial bajísimo, de u$s500 millones, lo cual tendría la intención original de luego mostrar al mercado que tuvo una sobredemanda y así hacer referencia al éxito en la colocación.

En este sentido, Andrés Méndez, de la consultora AMF, afirma: "Solamente con lo que tiene Anses y Banco Central de Boden 2015 ya se está por encima de esa marca"

Esta situación quedó superada al conocerse la resolución conjunta 258/2015 y 65/2015 de las secretarías de Hacienda y de Finanzas, según la cual se oficializó la emisión por un monto de hasta u$s 1.500 millones, a cinco años de plazo y con un interés del 8% anual.

Debe, además, tenerse presente que este bono podrá ser comprado por inversores del exterior, que ingresarán al mercado a través de una sociedad de bolsa local.

"El volumen y el precio de corte -que indicará el rendimiento efectivo del Bonar 2020- lo determinará el interés que muestren estos inversores en la licitación", señala el consultor Federico Muñoz.

Según las expectativas del propio Gobierno, los mayores demandantes locales serían compañías de seguros y, en menor medida, personas físicas, para quienes ya se buscó facilitar la operatoria.

Esto último, a través de una reciente modificación de la reglamentación de la Caja de Valores, que permite adquirir bonos en forma directa desde sus propias cuentas en la entidad, sin necesidad de traspasar sus fondos a un banco para luego ser enviados a un agente bursátil.

Las ventajas del bonoPor lo pronto, la emisión del Bonar 2020 apunta a dos objetivos clave:

- Abastecer una demanda ansiosa por hacerse de títulos en dólares a mediano plazo.

- Apuntalar las reservas del Banco Central tras la fuerte caída de las últimas semanas.

Desde el Instituto Argentino del Mercado de Capitales (IAMC), sostienen que "al igual que los demás bonos en dólares, se espera que tenga un mercado secundario líquido al que puedan concurrir los inversores que quieran venderlo".

Agregan que "un título dolarizado dipermite obtener un flujo de fondos periódico en moneda extranjera sin tener que recurrir a realizar contratos de futuros".

También reparan en que, frente a una devaluación, este hecho se vería reflejado en el precio en pesos del bono, brindando a su tenedor una potencial ganancia de capital".

Según surge de las condiciones de emisión del Bonar 2020:

-El nuevo papel se lanzará a un interés inicial del orden del 8% anual.

-Ofrecerá pagos semestrales en abril y octubre de cada año.

-La cancelación del 100% del capital será al vencimiento, en 2020.

Más allá de la renta que brinda (que se acreditará en la cuenta de cada cliente), lo que realmente marcará la "sensación térmica" del mercado será su rendimiento.

Este indicador surge de comparar el precio en la plaza secundaria con su valor técnico:

-Si el primero es menor al segundo (bono bajo la par), el rendimiento sube.

-A la inversa, si el precio se ubica por encima (sobre la par) dicho rendimiento cae.

Fuentes consultadas por iProfesional prevén que se dará el primer escenario: saldrá bajo la par y la ganancia será mayor.

Sabrina Corujo, analista de Portfolio Personal, afirma: "Su rendimiento se intercalará entre el del Bonar X y el Bonar 2024, a una tasa de entre 9 y 9,5 por ciento".

"Al ser emitido a solo cinco años el Gobierno buscó limitar el riesgo asociado al plazo y, en consecuencia, el retorno que pueden exigirle los inversores", remarca Agustín Cramo, analista de mercados financieros. "En el caso del Bonar 2020, podría acercarse al 10%", añade.

Otros analistas son más pesimistas y basan sus pronósticos en torno al monto que estaría interesado en captar la administración K.

"Si intentan llegar a la cifra estimada de u$s1.500 millones, que no llame la atención si le exigen rendimientos de dos cifras", señala un conocido operador bursátil. Todo es cuestión de precios

Uno de los grandes cuestionamientos que se le hacen al Gobierno pasa por las elevadas tasas que se ve obligado a pagar, en comparación con la de los demás países de la región.

El caso particular del Bonar 2020 no sería una excepción: si se toman los rendimientos de otras naciones, para igual lapso, estaría ofreciendo entre dos y hasta cuatro veces más (ver cuadro).

¿Conviene comprar?

El vencimiento del Boden 2015 generó una liquidez del orden de los u$s2.200 millones, buena parte de los cuales está en manos de inversores particulares.

La estrategia del Gobierno se orienta a tratar de captar una parte de ellos pero, más que nada, a los denominados institucionales, a lo que se agrega la posibilidad de sumar fondos frescos del exterior.

De hecho, si se logra que participe público extranjero, los dólares que aporten pasarán a engrosar en foma automática el stock de reservas del Banco Central.

En última instancia, la diferencia entre los pequeños y los grandes inversores es la posibilidad, o no, de influir sobre su decisión, que es mucho mayor sobre estos últimos, pues las personas físicas están muy atomizadas.

Por estas horas, una de las preguntas que formulan los pequeños ahorristas es si conviene o no suscribir en su emisión primaria.

En tal sentido, las respuestas son casi unánimes: "Lo mejor para el minorista es no subirse con la oferta inicial y esperar que el título comience a cotizar en el mercado secundario, donde es muy probable que el precio se reacomode a la baja".

En este sentido, Gabriel Holand, CEO de HRGlobal, afirma que "con una tasa de interés del 8%, la mejor recomendación para quienes dejaron los dólares en su cuenta de la Caja de Valores es la de wait and see".

En su visión esto es así ya que "no sería de extrañar que con el paso de los días su precio baje, mejorando así su tasa de retorno".

Detrás de este comentario, está la idea de que el título será colocado a un precio artificial y que caerá al nivel que corresponda a la curva de rendimientos de los bonos argentinos, no bien arranque a cotizar.

Como tendrá un cupón del 8% anual en dólares, si el título se colocara a la par tendría ese mismo rendimiento.

Si se lo hace a menos de u$s100 (valor nominal), la tasa sería superior, un escenario que en la city porteña ven como el más probable.

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