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Twitter se convirtió en una de las redes sociales con mayor impacto en la web. Su rotundo éxito ganó la confianza de los inversores y su salida a la bolsa
06/10/2015 - 19:59hs

Twitter es hoy una de las redes sociales más importantes de la web. Son muy pocos los internautas que hoy en día no tienen un perfil perfil creado en la página. Su éxito inminente lo llevó a obtener la confianza de los inversores y su salida a Bolsa. Actualmente, la capitalización bursátil de Twitter ronda los 18.000 millones de dólares. Para 2008, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, quiso comprarla por 500 millones de dólares (448 millones de euros), cifra que dista de la valoración actual de la compañía en el Nasdaq, pero igualmente elevada para una startup que, en aquel entonces, no tenía ningún ingreso.

Los fundadores de la red, se negaron ante la oferta de Zuckerberg ya que consideraron que, para aquella época, no cumplían con ninguna de las tres razones que pueden llevar a un emprendedor a vender su empresa: "Está a punto de ser aplastado por la competencia o de caer en el olvido; está cansado y sólo quiere el dinero; o el potencial de su empresa, si se une a otra compañía, es inmensamente superior al que tendría por sí sola", explica Biz Stone, uno de los fundadores de Twitter, en su libro Things a little bird told me, según publicó Expansión.

Nadie puede negar que el caso de la plataforma creada por Evan Williams, Biz Stone y Jack Dorsey no sea paradigmático. Tiene su origen en 2006 y aunque ya lleva casi diez años en funcionamiento, todavía no encontró un modelo de negocio que justifique su valor en Bolsa. No en vano, la acción perdió casi un 24% desde su salida al mercado en noviembre de 2014, y los motivos pueden atribuirse a distintos factores: "Un cambio de tendencia entre los usuarios que comienzan a no tener en consideración a Twitter como una red de moda; no trataron a la publicidad como fuente de ingresos", entiende Javier Megias, CEO y cofundador de Startupxplore, "no crece todo lo rápido que debería y la monetización de sus usuarios no está clara", agrega Iñaki Arrola, CEO de Coches.com, business angel y fundador del fondo de capital riesgo Vitamina K. Todo esto, sumado a los conflictos internos en su cúpula directiva que comenzaron cuando la empresa recién surgía. En cualquier caso, lo cierto es que esta red social ha fue una de las que logró entrar en la exclusiva lista de las billion dollar startup, mucho antes de su salida a Bolsa. ¿Por qué?

Valorar la compañíaLas maneras para valorar una empresa son varias y dependerán de la fase en la que se encuentre la compañía. Javier Capapé, manager de Start Up Spain, dice: "Es difícil valorar un prototipo o una firma sin apenas clientes, por lo que normalmente se establece un acuerdo tácito con fuerte influencia geográfica. Si la firma ya cuenta con métricas (número de usuarios, recurrencia, pagos, etcétera) se podrá comparar con otras startup parecidas. Otro modelo se fija en función de los gastos a los que tiene que hacer frente una compañía para llegar al siguiente nivel de valor". En síntesis, los emprendedores valoran sus empresas sobre la base de métricas de comparación y proyecciones financieras.

El problema, según advierte Rodolfo Carpintier, fundador de DaD, "es que no existe un método suficientemente probado que sirva para valorar empresas de rápido crecimiento y millones de clientes -reales o potenciales- como sucede en el entorno de Internet, sobre todo en casos que no tienen todavía un modelo de ingresos probado".

Aun así, a menudo existen startup sin fuente de ingresos que valen miles de millones de dólares. Esto se atribuye a su capacidad para generar seguidores, un público fiel que permite dibujar un futuro propicio para esa compañía cuando coincide con el modelo de negocio apropiado. "En estos casos el valor está sujeto al tráfico que generan. El inversor cree importante que haya una gran masa de gente que conozca la plataforma en cuestión y que se convierta, para el público, en un bien necesario", afirma Alfonso de León, managing partner de Axon Partners Group, gestora de fondos de venture capital. Algo similar a lo que podría ocurrir con los equipos de fútbol que deberían ser deficitarios, ya que los ingresos obtenidos a través de la venta de entradas no serían suficientes para pagar las nóminas millonarias de muchos jugadores, y sin embargo, gracias al fenómeno fan y a los millones de seguidores, viven de otros negocios paralelos nacidos al calor del interés del público. En definitiva, se trata de apostar por compañías que logren captar a millones de usuarios y encuentren la manera de cobrar a esos usuarios.

Valorar una compañía de reciente creación no es tarea fácil y "muchos utilizan esta medida como una métrica de ego", advierte Javier Megias, algo muy peligroso que puede pasar factura. Si uno se emociona con la valoración de la empresa, se encontrará con dos problemas: deja de ser atractivo para nuevos inversores, y comienza a engordar un valor del que luego habrá que rendir cuentas con los quienes financiaron el proyecto en rondas anteriores. Si  la compañía es sobrevalorada con suposiciones erróneas puede lograrse el cierre cosa que, en la mayoría de los casos, sólo perjudicará a uno mismo ya que los inversores aseguran su negocio a través de las firmas de cláusulas de protección, como la de liquidación preferente, para garantizarse de esta manera el retorno de su inversión y, si es posible, también una plusvalía a pesar del lamentable destino de la compañía.

En el fondo, no es una cuestión de que la valoración sea la correcta como de que sea la que esté dentro de los parámetros de los inversores. Los empresarios, financiarán la compañía en función de extrapolaciones que encontrarán gracias al potencial a futuro de la compañía, el número de usuarios, su fidelidad y la capacidad que tenga esa firma para generar negocios aledaños y, por supuesto, para convertirse en el referente de su sector. Algo que le pasó en su día a Facebook, que es la piedra angular del entorno 2.0 y del que los usuarios tan sólo conocemos la punta del iceberg, "ya que su negocio no se basa únicamente en la publicidad, también ha adquirido empresas y cuenta con una de las mayores bases de datos del mundo", asegura Megias. "Se podría decir que ahora es competencia de Google, pues ha sabido dar en la diana de la monetización", añade Arrola. Y sus primeros inversores también dieron con la gallina de los huevos de oro.

DistorsiónUno de los lugares al que aspiran muchos financiadores que ahora apuestan por las empresas tecnológicas. La mayoría cuenta con un bagaje que les permite analizar y medir el potencial que tienen las startup cuando acuden a una ronda de financiación;pero también "los hay no profesionales que, al rebufo de la moda del mundo startup, invierten en empresas de reciente creación con valoraciones desproporcionadas y sin condiciones. Algo que distorsiona el mercado", advierte Alfonso de León. Por eso, lo que aconseja De León es tener conocimiento del fundador de la startup e informarse sobre el modelo de negocio potencial y sobre el capital levantado hasta el momento para decidir qué movimiento es el adecuado. Es decir, algo parecido a una due diligence. Sin este ejercicio previo, se puede llegar a perder mucho dinero, pues cualquier inversión reporta un riesgo a pesar de las cláusulas que decidas imponerle al emprendedor. Invertir en una startup sin modelo de negocio es invertir a futuro.

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