Todos los candidatos presidenciales prevén una negociación con los holdouts. Lo novedoso del tema es que también contemplan una quita cercana al 30 o 40 por ciento.

Así lo analizan en el campamento macrista, pero además, la intención del equipo del PRO es otorgarles un bono con una duración de 10 años.

De este modo, hay mayores precisiones respecto de las declaraciones preliminares de Macri cuando hablaba de "cumplir con la sentencia" de la justicia norteamericana, lo cual llevó al kirchnerismo a cuestionarlo por interpretar que pretendía pagarles el 100% a los holdouts.

Luego, el jefe de gobierno porteño se cansó de repetir que será todo lo duro que tenga que ser a la hora de sentarse frente los fondos que no quisieron entrar a los canjes.

De cara a las elecciones y con la expectativa de ganarlas, una delegación de PRO participará en reuniones con inversores y funcionarios de los organismos multilaterales en Perú para convencerlos de las bondades del plan económico opositor y para tantear la posibilidad de obtener créditos del Banco Mundial, de la CAF y del BID.

En tanto, desde el sciolismo también ya uno de los asesores del candidato kirchnerista trabaja sobre un esquema con una quita de similar porcentaje como un rango sostenible para la Argentina para poder volver al mercado de capitales, según consigna La Nación.

Todos los asesores económicos del gobernador bonaerense han ratificado que se trata de una cuestión que hay que solucionar -un discurso al que se ha tenido que plegar hasta el ministro de Economía y primer candidato a diputado nacional en la ciudad, Axel Kicillof- en 2016.

Los sciolistas están convencidos de que, pese al contexto externo, hay muchos capitales dispuestos a invertir en la Argentina una vez que cambie el gobierno.

Recordaron que hace poco, en una conferencia en un hotel de Puerto Madero, fondos con u$s14.000 millones destinados potencialmente al país les dijeron a los tres candidatos, casi en forma unánime: "Una vez que pasen las elecciones, la oportunidad está".

Sin embargo, fuentes diplomáticas extranjeras aclararon que una clave para que ingrese este dinero fresco es que el nuevo gobierno le asegure una puerta de salida, es decir, el fin del cepo para las utilidades y las importaciones de las empresas.

Por otra parte, la voluntad de los principales fondos buitre de dialogar con el nuevo gobierno existe, pero no acordarían a cualquier precio. En particular, si se repitiera una propuesta con una quita como la de los canjes 2005-2010, no habría avances.

Pero un factor de riesgo clave pone al Gobierno y a estos fondos en el mismo barco: la posibilidad de que un tercero pida la "aceleración" de toda la deuda y, por lo tanto, haya un nuevo default generalizado. En ese caso, todos perderían, por lo que les conviene mantener la esperanza de reabrir el diálogo.

Lo que está claro, porque lo han dado a entender tanto los asesores de los candidatos como los ejecutivos de los acreedores, es que la negociación debe ser rápida y todo lo secreta que sea posible.

Si bien los asesores de los candidatos han afirmado que no hay que apurarse con los buitres, en reserva reconocen que sin nuevos fondos externos será muy difícil encarar la política económica que el nuevo gobierno debe llevar adelante luego de todas las cuentas pendientes del kirchnerismo. Y que ese dinero no puede venir solamente del lado de las exportaciones, por el contexto externo y por el atraso cambiario de los últimos años, según coincidieron en explicar desde ambas campañas.