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Dime si devalúas y te diré si te vendo la soja "encanutada": el cí­rculo vicioso que pondrá presión al nuevo Gobierno
20/10/2015 - 10:00hs

En las últimas semanas, conforme se fueron acortando los plazos de cara a las próximas elecciones presidenciales, se hizo más evidente el cambio de expectativas por parte de empresarios, industriales y parte del sector rural. 

La última encuesta difundida en el marco del Coloquio de IDEA marcó un poco el pulso que hoy reina en el sector privado, dado que arrojó los mejores resultados desde el año 2010, de la mano de casi 8 de cada 10 encuestados que aseguran que la situación económica se mantendrá igual o mejorará el próximo semestre. 

Paralelamente, papers y análisis de algunas consultoras también se hicieron eco de un súbito cambio de expectativas y, como consecuencia de ello, anticipan un flujo positivo de fondos tras las elecciones

Según estos pronósticos, hay un gran volumen de dólares que está “esperando” que finalmente se produzca el recambio político para volcarse en el mercado interno para potenciar la producción y la inversión en "fierros". Y parte de ese caudal no está en billetes verdes, sino que todavía permanece guardado en forma de soja en los silobolsas

Según la definición elegida por la propia presidenta Cristina Kirchner, se trata de una importante suma de divisas que está "encanutada" por los productores

Algunos reportes que se están publicando por estos días apuntan a que, ante las primeras señales “market friendly” que envíe el próximo Gobierno, será relativamente fácil que los productores liquiden sus tenencias de soja hasta el punto de que el Banco Central pueda recibir un oxígeno de más de u$s4.000 millones en un lapso relativamente breve.

En concreto, desde consultoras especializadas como AgriTrend afirman que todavía hay unas 15 millones de toneladas de la oleaginosa que continúan "guardadas" por decisión de los ruralistas. Y agregan el campo no liquidará un solo grano hasta tanto haya concluido el mandato de CFK.

Con un precio internacional que promedio los u$s330 la tonelada, el saldo que resta comercializar arroja la friolera de u$s4.950 millones, los cuales se mantendrán en "stand by" hasta el año próximo.

Ahora bien, ¿el sólo cambio de administración alcanzará para que los chacareros muevan la soja para generar divisas y aliviar la situación del BCRA?

Aquí está el punto en el que las expectativas positivas chocan contra el escepticismo de quienes conocen a fondo la dinámica de los agronegocios. 

Según los referentes de la actividad, los informes que anuncian una probable "lluvia" de sojadólares pueden estar afectados por el exceso de optimismo típico de los momentos preelectorales.

Y argumentan que las posibilidades de que los productores corran a sacar la cosecha de los silobolsas están totalmente atadas a que se produzca un salto del dólar de magnitud, una medida que los candidatos dijeron que no convalidarán pero que el mercado da por descontado que terminará ocurriendo.

El consenso es que el próximo Gobierno, más temprano que tarde, más rápido o más despacio, se verá obligado a devaluar.

De una u otra manera, el atraso cambiario ya fue admitido por los referentes de los principales partidos en carrera por la Presidencia. La duda, en todo caso, pasa por la forma en que el dólar recuperará el terreno perdido frente a la inflación

El "número mágico"

Fernando Vilella, ex subsecretario de Asuntos Agrarios bonaerense y director del programa de Agronegocios de la Universidad de Buenos Aires (UBA), sostuvo en diálogo con iProfesional que "la decisión de desprenderse de la producción está atada, más que nada, a la expectativa que hay sobre el tipo de cambio. Ni siquiera una variable sensible como el precio internacional hoy pesa tanto". 

"En la Argentina hay un sólo sector que genera dólares 'genuinos' y en cantidad: el agro. Y que los productores liquiden los granos guardados depende del valor del dólar y de las posibilidades de resguardo del capital tras la operación. El problema es que hoy la ecuación no cierra. Por eso la opción del silobolsa como ´caja de ahorro´se impone en el campo", agregó. 

Vilella coincidió con otros expertos en que "el agro, para recuperar parte de la rentabilidad, espera un tipo de cambio oficial que esté más cerca de los $13", dado que el "dólar soja" -que mide el poder de compra de los chacareros- actualmente se ubica en niveles similares a los del 2001, cuando la oleaginosa valía exactamente la mitad

El economista Jorge Todesca, titular de Finsoport, coincidió en que los ruralistas esperan un billete verde más alto de cara a 2016 para desprenderse de la producción. 

"Los precios de la soja no variarán mucho en los próximos meses. Por eso el valor del dólar es lo único que les puede mejorar la caja", dijo a iProfesional.

Ernesto Ambrosetti, economista jefe de la Sociedad Rural Argentina, reconoció que “un tipo de cambio oficial en el orden de los $13 mejoraría mucho la situación de los productores”.

Sin embargo, advirtió que una devaluación por sí sola no alcanzará para cambiar la compleja realidad que atraviesa el sector. 

"Va a ayudar a mejorar la competitividad pero no es la solución definitiva. Sin una política de equilibrio que incluya una lucha contra la inflación y una política comercial que elimine las trabas a la exportación, el mejoramiento será pasajero”, aclaró.

Consultado por iProfesional, Héctor Huergo, ex director del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), también dio por sentado que el precio de la oleaginosa se "mantendrá" y que no habrá incentivos por ese lado. 

"Si hay ruralistas que hoy liquidan parte de sus granos es sólo porque tienen necesidades financieras. No porque se vean impulsados por el simple hecho de un cambio de Gobierno. Pero los productores con espaldas se están cubriendo de la devaluación con el dólar del futuro", o sea, liquidando recién en 2016.

La fórmula Kicillof, sin resultados

Si hay alguien que sabe sobre las motivaciones de los productores es este Gobierno.

Hace un año, anunciaba con pompa la firma de un acuerdo por el cual los productores adelantarían exportaciones, de manera de alivianar la situación de reservas del Banco Central.

La "pipa de la paz" llegaba luego de varios meses de tensión, en los cuales se había especulado que la nueva ley de Abastecimiento le daría al Gobierno las herramientas para intervenir los silobolsas, bajo el argumento de que la retención de stock violentaba el bienestar general.

También iban en ese sentido los reclamos sobre la reinstauración de una Junta Nacional de Granos, surgidos desde usinas de pensamiento filo-kirchneristas, como los intelectuales de Carta Abierta o la agrupación de economistas La Gran Makro.

Para terminar de enrarecer el clima, la AFIP solicitó la ubicación georeferenciada de silobolsas, de manera de poder ser detectados por los inspectores con un GPS. Cuando, semanas más tarde, en campos de La Pampa aparecieron varios de estos "gusanos blancos" cortados y su contenido desparramado, la paranoia alcanzó su grado máximo.

Pero finalmente Axel Kicillof intentó por la vía pacífica. Y presentó el acuerdo como una victoria política: lo planteó como si los productores hubiesen entendido el argumento oficial de que no les convenía seguir “encanutando” su cosecha, dado que no iba a haber devaluación y que, además, el precio de la soja tendía a la baja en el mercado internacional.

Pero lo cierto es que, si algo convenció a los exportadores de liquidar las divisas no era, precisamente, una charla "esperanzadora" con el ministro respecto del futuro de la economía. El punto clave fue la promesa de un nuevo bono dólar-linked, que les permitiría dormir tranquilos a los productores sin tener que seguir diariamente la evolución del mercado. 

De todas maneras, un año después los resultados están a la vista. Es cierto que Kicillof logró atravesar el verano con relativa paz cambiaria. Pero los motivos de fondo que habían llevado a los productores a acopiar la soja en las silobolsas no sólo no desaparecieron sino que se agravaron.

Golpe para la caja verdeEl problema que enfrenta la próxima administración no está limitada únicamente a la soja ya producida y "encanutada". Sino que también hay dudas sobre la nueva cosecha. 

Como se mencionara, las expectativas a nivel precio no son alentadoras: el futuro Presidente deberá hacer frente a una oleaginosa con una cotización estimada de u$s325 por tonelada, el nivel más bajo en casi una década y un 40% menor al récord de 2012 -del que pudo gozar Cristina-, cuando promedió los u$s540 (ver cuadro), con picos de u$s650. 

A esto se suma que se espera una leve contracción del área sembrada para la siguiente campaña. 

Así las cosas, desde la consultora Economía & Regiones advirtieron que "la soja seguirá perdiendo peso relativo dentro de la economía argentina".

"Una tonelada de soja exportada cada vez alcanza para menos", agregaron. Sobre este punto, un dato clave es que para este 2015 se proyecta que el complejo genere apenas el 76% de las divisas que aportó en un año récord como 2012, lo que equivale a una baja del orden de los u$s5.400 millones

La advertencia de la consultora es que cada tonelada exportada de soja “alcanzará menos” para “bancar” el gasto público, que incluye a los sueldos estatales. Así, la relación entre el valor de la cosecha y el PBI pasaría de un 3,6% al 2,6% en 2016 (ver cuadro). 

Desde E&R advirtieron que “todo está dado para que los precios de la soja desciendan”, lo que enfrentará a la nueva administración con “una oleaginosa que tendrá menos capacidad para movilizar el PBI, financiar los desequilibrios de la balanza de pagos o costear el gasto público”. 

Justamente, un movimiento que va en sentido opuesto a la "ola de optimismo" que hoy los principales candidatos tratan de instalar a pocos días de las elecciones. 

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