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Duda sciolista tras el giro de De Narváez: ¿empujón para llegar al 40% o fuga de votos?

Duda sciolista tras el giro de De Narváez: ¿el empujón que falta para el 40% o puede significar una fuga de votos?
21/10/2015 - 10:09hs
Duda sciolista tras el giro de De Narváez: ¿empujón para llegar al 40% o fuga de votos?

Luego de varios meses de ausencia, reapareció Francisco de Narváez y con sólo una frase pateó el tablero político. "Voy a votar a Scioli", dijo "el Colorado", que hasta hace un par de meses se autodefinía como "el único opositor" al gobierno kirchnerista.

El gesto de De Narváez llega en momentos en que el sciolismo necesita captar el voto de indecisos que pueden ser determinantes para evitar el balotaje.

Pero, además, refleja cómo el peronismo comienza a reordenarse. Puede inferirse que el diputado que abandonó abruptamente las filas massistas elige apegarse al candidato que cree que resultará ganador.

Pero lo que no queda tan claro es si esta expresión de apoyo explícita mueve el amperímetro para Daniel Scioli a tan sólo cuatro días de la elección.

En otras palabras, si puertas adentro del comité de campaña sciolista, la declaración fue celebrada o si, por el contrario, genera dudas sobre si puede ser un significar una fuga de votos.

A fin de cuentas, no poco esfuerzo y apelaciones a la disciplina partidaria les ha costado a los kirchneristas convencer a "la tropa" de que el actual gobernador es el hombre que encarnará la continuidad del "proyecto K" como para que, en el último minuto, se genere la duda sobre si De Narváez podrá llegar a formar parte de la nueva etapa.

Por lo pronto, en los medios de comunicación oficialistas optaron por el camino de la "chicana" a Sergio Massa, a raíz de la fuga de dirigentes y aliados que sufriera durante todo el año y que no lo deja en paz ni aun en el tramo final de la campaña.

No hubo análisis político alguno respecto de qué rol podría jugar "el Colorado". No obstante, la especulación resultó inevitable, pese a que él mismo se encargó de desmentir que exista un acuerdo que implique un cargo público.

Los analistas tienden a creer que, en términos electorales, el vuelco de De Narváez no resultará negativo para las aspiraciones presidenciales de Scioli.

En opinión del politólogo y encuestador Jorge Giacobbe, "a esta altura, todo apoyo suma". 

Aunque adelanta que es imposible medir el impacto en las urnas que pueden tener las palabras del legislador, asegura que "De Narváez es un hombre que tiene una relevancia numérica y que mueve algún votito, sobre todo en la Provincia".

"Algún público lo escucha y lo prefiere. Y todos los apoyos de figuras destacadas suman para cualquier candidato", asegura.

En tanto, el director del Departamento de Ciencias Políticas de UCEMA, Alejandro Corbacho, considera que el "visto bueno" de "el Colorado" a Scioli "no le agrega pero tampoco le resta votos".

Para el analista, el único rédito que puede sacar el ex-motonauta de este pase de bandos es que lo ayuda a "mostrarse como una persona que le abre las puertas a todos los que quieran sumarse".

Aceptar a alguien que le dio la espalda "muestra un cambio y deja ver que se van a acabar las rispideces de la política actual", afirma Corbacho.

El politólogo Roberto Starke es otro de los que afirma que el efecto será más bien neutro, ya que "no resulta un factor significativo para Scioli en lo que hace al voto de la gente".

Agrega que el pronunciamiento de "el Colorado" puede tener alguna vinculación con la noticia de que su ladero histórico, Gustavo Ferrari,- devenido en sciolista- suena para comandar la estratégica Agencia Federal de Inteligencia (ex SIDE).El cálculo de De Narváez

Resulta cuanto menos curioso que las palabras del ex precandidato a gobernador bonaerense por UNA lleguen en este momento, con las elecciones a la vuelta de la esquina.

Como en política nada es casual, los analistas creen que la movida de De Narváez no fue improvisada sino que esconde algún tipo de intencionalidad.

Starke, por caso, cree que "está buscando un lugar dónde ir a guarecerse, algún paraguas que lo proteja".

"El único que le quedaba accesible era Scioli. Con Macri tiene una relación muy tirante y Massa se convirtió en un enemigo político importante", explica.

Corbacho va más allá en su análisis y aventura que De Narváez puede haber comenzado una especie de proyecto de construcción de poder con la mira puesta a largo plazo.

"Tiene apetencias de convertirse en gobernador bonaerense y en su momento no le fue tan mal", reflexiona.

Agrega que "teniendo en cuenta que Aníbal Fernández y Scioli es una mezcla explosiva, es posible que lo quiera es reemplazarlo en el cargo dentro de cuatro años.¿Un adelanto de lo que viene?

Si bien la sensación generalizada es de un "efecto neutro" con vistas al próximo domingo, la cosa cambia si se analiza cómo el giro de De Narváez podría incidir si ocurriera la instancia de una segunda vuelta en noviembre.

De hecho, no es el primero que ha dejado a Massa para enlistarse detrás del candidato del kirchnerismo y algunos creen que tampoco será el último.

Para Corbacho, es probable que, de haber balotaje sean varios los massistas que le den su apoyo a Scioli.

Starke, considera que en una eventual segunda vuelta los candidatos que queden afuera y los dirigentes políticos "estarían arriesgando demasiado" si se vuelcan por Macri o por Scioli, ya que "de no ganar el postulante que elijan quedarían doblemente desgastados".

De todos modos, en el caso de De Narváez, el giro no resulta sorpresivo para quien se tome la molestia de analizar los vaivenes de su carrera política. En definitiva, ha realizado alianzas con Macri, con la Unión Cívica Radical y con sectores del peronismo disidente.

Pero, sobre todo, el dato a recordar es que, tras la reelección de Scioli como gobernador en 2011, fue él quien le dio su apoyo en la legislatura cuando el gobernador sufrió las trabas dirigidas por Gabriel Mariotto, en medio de la abierta hostilidad que Cristina Kirchner le profesaba a quien ahora aspira a ser su sucesor.

En otras palabras, Scioli ha visto a "el Colorado" en el pasado reciente como un aliado que ayuda a crear gobernabilidad.

Por cierto, un aspecto que en el sciolismo, con vistas al futuro, no se menosprecia en absoluto.

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