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Se cierra la "canilla" de divisas: el saldo comercial apenas alcanza para cubrir dos dí­as de dólar ahorro
22/10/2015 - 10:32hs

Faltando pocos días para las elecciones, el nivel de reservas en poder del Banco Central (BCRA) se convirtió en una verdadera “olla a presión” para el Gobierno. 

No es para menos: cuando se hila fino y se analizan las tenencias de la entidad que conduce Alejandro Vanoli, pero en términos netos, hay motivos de sobra para preocuparse

Según el econnomista Miguel Kiguel, a los u$s27.700 millones informados por el BCRA, si se restan conceptos como el intercambio de monedas con China, los encajes por depósitos en dólares y el monto bloqueado por Griesa que se le deben pagar a bonistas, entonces las tenencias netas están por debajo de los u$s6.000 millones

Sin embargo, hay analistas que dan cuenta de una cifra más baja. Como el ex secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, quien afirmó a iProfesional que "las reservas líquidas no superan los u$s3.000 millones".

Para agregar más tensión, este miércoles, el INDEC dio a conocer un dato que causó preocupación en un mercado  convulsionado: el superávit comercial –es decir, la diferencia entre exportaciones e importaciones- arrojó una cifra crítica de apenas u$s65 millones, lo que implicó un desplome interanual del orden del 90 por ciento. 

Este resultado marginal puede leerse de múltiples maneras. 

En primer lugar, es una cifra que inquieta porque significa que se está a un paso de caer -por primera vez en mucho tiempo-, en un déficit

En segundo término, este saldo confirma el estado anémico en el que se encuentra el comercio exterior argentino y el fracaso del ambicioso plan de sustitución de importaciones que pretendió imponer el kirchnerismo en los últimos trece años pero que nunca terminó de concretarse. 

Además, revela el debilitamiento de la estructura productiva argentina, en medio de un feroz proceso de atraso cambiario que aniquiló la competitividad y que derivó en que se hayan acumulado 23 meses consecutivos de caída de las exportaciones

Una referencia para sintetizar todos estos conceptos es que el saldo comercial en todo septiembre dejó “limpios” en la economía local el equivalente a dos días de operaciones en concepto de “dólar ahorro”. 

En efecto, los u$s65 millones que resultaron del comercio exterior hoy sólo alcanzan para "bancar" dos jornadas hábiles de ventas a través de las ventanillas habilitadas por la AFIP, que en septiembre arrojó un promedio de u$s30 millones.  

Para ponerlo en perspectiva, en lo que va del año, el superávit comercial siempre se ubicó por debajo del “dólar ahorro”.

En septiembre, por ejemplo, el monto demandado por particulares representó una cifra diez veces mayor que el balance que terminó arrojando el saldo entre compras y ventas al mundo.  

Cabe destacar que en septiembre de 2014, la relación superávit-"dólar ahorro" equivalía a 30 días hábiles de operaciones, es decir, casi un mes y medio. 

Según datos oficiales, en los primeros nueve meses del año, el BCRA resignó casi u$s4.900 millones por la venta de divisas para atesoramiento, mientras que el saldo entre exportaciones e importaciones apenas sumó unos u$s1.550 millones

Para Sica, “en términos económicos, el efecto más dañino del atraso cambiario es sobre la competitividad. Ha generado un desfasaje entre costos internos y precios internacionales que está amenazando con dejar fuera del juego no ya a las economías regionales y la industria sino, también, a una parte de la zona núcleo de la agricultura”.

“Las consecuencias operan a través del gasto en turismo y la venta subsidiada de dólares ahorro. Son básicamente los sectores medios y de altos ingresos los que hacen turismo en el exterior y los que compran los dólares subsidiados que vende el Banco Central”, agregó el experto, que consideró que este año por esos dos conceptos la entidad resignará más de u$s14.000 millones. 

Más tensión cambiaria

A la hora de trazar perspectivas, los economistas del Estudio Ledesma alertaron que el saldo podría cerrar el año en apenas u$s2.000 millones, constituyéndose en “el peor resultado en cerca de 15 años”.

En tanto, desde Abeceb estiman que se llegará tan sólo a u$s1.900 millones, de la mano de un derrumbe de las exportaciones del orden de los u$s10.000 millones. 

Jorge Todesca, director de Finsoport advirtió que “incluso, el superávit comercial podría haber presentado un resultado nulo de no haberse implementado diversas restricciones al ingreso de importaciones, que están orientadas a compensar la pérdida de competitividad de diversas ramas industriales”. 

"En un escenario en el cual el Gobierno debe administrar dos objetivos contrapuestos (cuidar las reservas y el nivel de actividad) la falta de contribución de divisas por el saldo comercial agrega presiones y dificulta aún más el manejo de la política cambiaria", advirtieron desde la consultora que dirige Dante Sica. 

En una línea similar, Gabriel Caamaño Gómez, economista del Estudio Ledesma, consideró que "las presiones en el mercado, el deterioro de las reservas y la volatilidad del precio de los activos locales se profundizará aun más durante lo que resta de 2015". 

En este contexto se conoció que este miércoles, el BCRA volvió a sacrificar más tenencias para intentar contener al dólar paralelo faltando pocos días para las elecciones. 

En concreto, la autoridad monetaria aumentó a u$s150 millones las ventas netas –el valor más alto en lo que va del mes- para abastecer a un mercado con muy poca oferta por parte del sector privado. Así las cosas, en lo que va de octubre, el BCRA ya se desprendió de casi u$s1.200 millones. 

Las razones del ocaso

A la hora de buscar las razones por las cuales el comercio exterior ya prácticamente no genera divisas, desde la consultora Economía & Regiones identificaron una serie de factores: 

Avance inflacionario de los costos de producción en un contexto de tipo de cambio casi quieto

Elevada presión tributaria

Política de cupos para importar insumos y exportar

Cepo cambiario

Reducción de las líneas de prefinanciación de exportaciones  

Atraso de AFIP en el pago de reintegros a la exportación

A estas variables internas se suma la caída de la demanda de los principales socios comerciales, con Brasil a la cabeza, y el desplome de los precios de las materias primas, con una soja que ya vale exactamente la mitad que durante el récord de 2012. 

Sin embargo, en la actualidad, todas las miradas del sector empresario están enfocadas en la problemática del atraso cambiario, que está minando la competitividad del “Made in Argentina”. 

“La continua reducción del tipo de cambio real generó una sistemática disminución en la competitividad de numerosos sectores, entre los que se destacan diversas actividades agroindustriales características del interior de nuestro país, como las economías regionales”, afirmó Todesca. 

Desde la consultora Ledesma advirtieron que el tipo de cambio en términos reales  “muestra una tendencia marcadamente negativa, dado que buena parte de ellos –tanto a nivel bilateral con respecto al dólar o al real brasileña como en función de una canasta de monedas- se encuentra en niveles críticos”. 

“El principal factor detrás del encarecimiento de la Argentina respecto de sus socios comerciales fue y es la alta tasa de inflación local. La cual a la larga no pudo ni puede ser compensada por ninguna tasa de devaluación nominal. Además, en el contexto económico actual, la devaluación termina retroalimentando el proceso inflacionario”, señalaron.

Esta coyuntura castiga por igual a las exportaciones de productos de alto valor agregado como también a las de alimentos

En el caso de la industria, el costo laboral unitario se encuentra un 51% por encima de los niveles de fines de 2011, dado que la que la productividad del trabajo crece muy poco en términos de promedio anual (2%) en relación a los costos laborales (17%), según E&R. 

En lo que respecta al agro, la competitividad real de este sector está 4 puntos por debajo de la de 2001, aun con una soja casi u$s200 más cara que en aquel momento. 

En este este contexto, Marcelo Elizondo, ex director de la Fundación ExportAr, aseguró que “desde el pico de 2011, cuando se exportaron bienes por u$s84.000 millones, se pasó ahora a menos de u$s60.000 millones”, con el agravante de que “en los últimos cuatro años unas 2.000 empresas argentinas dejaron de venderle al mundo”. 

¿Es suficiente con sacar retenciones?

economías regionales ligadas al agro arrojan pérdidas. 

“Esto quiere decir que ya no es rentable producir gran parte de los alimentos en el interior del país”, dispararon. 

Entre 2011 y 2015, el 80% de los productos de economías regionales perdieron competitividad precio. Entre ellos se destacan los casos del azúcar (-51%), trigo (-51%), algodón (-47%), cuero (-40%), soja (-35%), naranjas (-34%), girasol (-31%), peras (-15%), maní (-15%), aceite de soja (-14%) y manzanas (-10%). 

Así las cosas, según cálculos de la consultora, “el 75% de estas producciones regionales tienen hoy una competitividad inferior a la del año 2001”. 

Frente a este cuadro, una de las principales soluciones que están planteando los equipos técnicos de los principales candidatos que buscan suceder a CFK es la de una revisión de todo el esquema de retenciones, exceptuando a la soja. 

Desde E&R destacaron que “la quita de retenciones es un mecanismo que mejora la competitividad-precio del sector sin devaluar. Incluso, esta medida sería mucho más sustentable para mejorar la situación del sector dado que los costos no subirían posteriormente como en el caso de una devaluación”. 

Y agregaron que para algunos productos, la eliminación completa de los derechos de exportación implicaría un incremento importante en términos de competitividad. Para el girasol, trigo y maíz, por ejemplo, representaría una mejora del 43%, 30% y 25%, respectivamente. 

Sin embargo, muchos otros alimentos tienen derechos de exportación muy bajos. De modo que la ecuación para productos clave de las economías regionales, como manzanas, naranjas o azúcar –por citar algunos casos-, la mejora sería de apenas 5%. 

Así las cosas, desde E&R concluyeron que “incluso una quita total de las retenciones sería insuficiente para mantener a flote a los productos que exportan muchas provincias, dado que igualmente la competitividad para estos alimentos se seguiría manteniendo por debajo del promedio de 2001”.