El próximo gobierno -sea el del oficialista Daniel Scioli o el del opositor Mauricio Macri- deberá enfrentar otra "herencia", además de la inflación, el cepo al dólar, el déficit fiscal y comercial y la caída de las reservas del Banco Central. También tendrá que acarrear el gasto en el empleo público que, durante la gestión de Cristina Kirchner, creció  695 por ciento.

El aumento fue superior a la inflación que miden las consultoras privadas, de más del 500% en el mismo período.

Según cifras oficiales, el Gobierno desembolsó el año pasado $118.671,9 millones en pagar los salarios de los estatales. Un número que representa, por ejemplo, 93% de los casi $128.000 millones que en el mismo período se destinaron a cubrir los subsidios energéticos.

La cifra incluye a toda la administración pública: la central (Presidencia, ministerios y el resto de los poderes), los organismos descentralizados (los más importantes son la Dirección de Vialidad y el Instituto de la Vivienda) y las instituciones de Seguridad Social, donde sobresale la ANSES.

Si se le suman los gastos por el mismo rubro en el manejo de fondos fiduciarios y el PAMI, el número de 2014 alcanza los $143.180 millones. Y la proyección para este año orilla los $198.650 millones, informó el diario La Nación. Es decir, un 40% más.

El fuerte incremento no se debió sólo a mejoras en los sueldos.

Hasta el cuarto trimestre de 2007, el sueldo promedio de la administración pública era de $3.014, mientras que en el mismo período de 2014 alcanzó los $15.317, con un 408% de aumento. 

De todos los ítems que integran el rubro denominado "gastos en personal", el que más creció en términos porcentuales en la administración central es el de los contratados, que se encuentran en un estado de precariedad laboral.

La contratación de personal aumentó 38%, hasta 480.582 personas. Y este año la plantilla se incrementará en otro 3,2 por ciento.

El gasto pasó de $542 millones en 2007 a $6.179 millones el año pasado. Curiosidades de la inflación y las paritarias: más modesto fue el incremento de las autoridades superiores, que treparon 465% en el período.

NepotismoMacri o Scioli, además, deberán afrontar la presencia de familiares de funcionarios ultrakirchneristas en las oficinas estatales, algunos de ellos en puestos clave.

Es el caso de Delfina Rossi, la hija del ministro de Defensa, Agustín Rossi, quien fue nombrada en agosto directora del Banco Nación. Su designación despertó polémica porque llegó al cargo con 27 años.

El candidato a vicepresidente de Scioli, Carlos Zannini, también tiene a sus cuatro hijos en el Estado. Ocupan cargos en Cancillería, Lotería Nacional, el Ministerio de Justicia e YPF, que en la práctica es una empresa privada cuyo principal accionista es el Estado. Su segundo en la Secretaría Legal y Técnica, Carlos Liuzzi, nombró a 22 familiares y amigos, con sueldos de entre 6.000 y 35.000 pesos.

El Banco Central es otro destino apetecible. Su presidente, Alejandro Vanoli, contrató a su pareja y a su hijo para desarrollar el área de educación financiera de la entidad.