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Autogestión del aprendizaje, que ahora es continuo y a lo largo de toda la vida, son las propuestas que llegan desde la "Meca" de la tecnología
09/11/2015 - 12:30hs

Con cada cambio importante de paradigma social, las nuevas necesidades de la sociedad requieren formas diferentes de aprender. 

En este marco, desde las más altas esferas de la "Meca tecnológica", Silicon Valley, hace tiempo que se cuestiona fuertemente el formato estandarizado y verticalista de la enseñanza occidental. 

Si bien las mayores propuestas de cambio que llegan desde ese polo norteamericano tienen que ver con la educación inicial -a partir de escuelas conectadas, aprendizaje autogestionado, etc.- también existen ideas para que las universidades cambien su arcáico modelo. 

Multinacionales tecnológicas como Google, IBM, Microsoft, Samsung o Apple, no dudaron en meterse ya en el campo de la educación, por un lado para generar un "pool" de talento del cual alimentar sus plantillas de personal en el futuro, y por el otro por el millonario negocio que supone esta área de la sociedad. 

Para muchos, la vanguardia de la educación se encuentra en Silicon Valley. "La zona de la bahía es el destino para todos los educadores que quieran ver los primeros signos de lo que estos nuevos modelos educativos pueden ser", explicó en un artículo de la revista "Wired" Brian Greenberg, el CEO de la Silicon Schools Fund, organización que apoya las nuevas propuestas.

Desde esas altas esferas, ya no quieren aprendizaje por repetición ni fórmulas preconcebidas que no sirven para nada más que para sacar una buena nota en el examen, aseguró el diario El Confidencial. 

¿Qué proponen estas organizaciones? Que los estudiantes aprendan más y exploren sus propios intereses con un apoyo individualizado a través de la tecnología y nuevos métodos educativos. Un buen ejemplo es el que dio Elon Musk -cofundador de PayPal, SpaceX y Tesla Motors- cuando abrió su propia escuela, a la que asisten sus hijos, llamada Ad Astra. Este proyecto se centra, ante todo, en el aprendizaje a través de la resolución de problemas.

La mayoría de estas nuevas propuestas pasan por la máxima del constructivismo, en la que el alumno debe ser el protagonista de su proceso de aprendizaje.

Musk lo tenía claro: si queremos ofrecer una nueva educación debemos deshacernos sin miedo de gran parte de las cosas que conocíamos, como las clases divididas por edades o los currículos cerrados. "Tiene más sentido dar forma a la educación para que encaje con sus aptitudes y habilidades", afirmó.

Otro ejemplo es la Khan Lab School, fundada por el inversor Salman Khan, como una prolongación de sus populares cursos "online" que siguen 26 millones de alumnos de todo el mundo. La escuela, abrió sus puertas el curso 2014/2015 con el objetivo de situarse a la vanguardia de la educación estadounidense basándose en el libro de Khan 'The One World Schoolhouse' (Twelve).

Allí los estudiantes eligen su propio ritmo de aprendizaje, los contenidos que más les llaman la atención y fijan sus metas. Cada semana deben sleccionar aquello que van a aprender durante los días siguientes y el tiempo que les va a llevar. Todos los días los alumnos reflexionan sobre la jornada que está a punto de empezar y se encuentran con sus tutores en reuniones privadas.

El profesor y el ciclo lectivo

En este marco, la tendencia se cuestiona también la función tradicional del maestro, que dejaría de ser el emisor del conocimiento a convertirse en un acompañante. El objetivo es, como en otros aspectos, eliminar la homogeneidad de los procesos de aprendizaje e individualizarlos, apuntó el mencionado periódico.

Como contraparte, cobra relevancia el "software" que pueden utilizar los estudiantes para aprender. Khan lo tenía claro cuando decidió dar el paso de sus vídeos educativos de la Khan Academy a la apertura de sus escuelas: se trataba de un suplemento necesario, pero no un cambio de paradigma.

Aunque el auge de los MOOC (cursos masivos, abiertos y gratuitos que se toman en línea) sugiere un futuro en el que el profesor desaparecerá, lo más probable es que este ocupe el lugar de mentor, como en una universidad a distancia.

Es lo que también sucede en Knowledge Academy, un proyecto internacional fundado por Dilshad y Barinder Hothi, considerado el "Amazon del mundo educativo". Aunque su sistema se basa en cursos en línea, también ofrece "consultorios de atención sin cita previa" en los que el alumno puede acudir a un centro para que un profesor le resuelva sus dudas. Esta particular academia ya funciona en 210 países, con más de 5.000 cursos, una facturación anual de casi 30 millones de euros y clientes como Disney o PriceWaterHouse, apuntó El Confidencial.

Otra de las premisas que subyace en proyectos como el de Knowledge Academy es que la educación ya no se da solo en la primera etapa de la vida sino a lo largo de toda la etapa activa del ser humano, y en cualquier momento del año en lugar de dentro de un ciclo lectivo.

En la Khan Lab School, no hay vacaciones de verano, ni lecciones de 50 minutos, ni clases organizadas por edad. Lo que sí hay son momentos dedicados al bienestar interior -una media hora en la que los alumnos practican "mindfulness"- y al exterior (ejercicio físico), así como un par de horas por la tarde en las que deben solucionar algún problema del mundo real, como rediseñar la biblioteca del centro o realizar investigaciones en profundidad sobre un tema determinado. También hay exámenes: tres al año.

A partir de estos resultados, combinados con otras variables, se definen políticas del Instituto. Es un lugar de experimentación en constante desarrollo, que pone a prueba diferentes medidas que deben valorar los profesores aseguró El Confidencial. Para ello, el relevamiento de datos es clave: los alumnos deben tomar nota constantemente de sus intervenciones para llevar un registro del desarrollo de su carácter personal.

Al final del primer curso, por ejemplo, la escuela llegó a la conclusión de que los estudiantes no se habían centrado demasiado en las materias sociales y que los alumnos debían organizarse según su nivel de independencia, no por su rendimiento académico.

El objetivo último de la Khan Lab School es crear tácticas educativas que puedan ser implementadas en otros centros y a un nivel global. No se trata únicamente de educar a los hijos de los más privilegiados, sino también, de descubrir en entornos plenamente controlados y de élite aquello que puede funcionar en otros rincones del mundo. 

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