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¿El cepo no se va?: todos coinciden en levantarlo pero le tienen miedo a un desarme mal planificado

¿El cepo no se va?: todos coinciden en que debe ser levantado pero le tienen miedo a un desarme mal planificado
21/11/2015 - 10:04hs
¿El cepo no se va?: todos coinciden en levantarlo pero le tienen miedo a un desarme mal planificado

Más allá de las preferencias por Daniel Scioli o por Mauricio Macri, irrumpió otro protagonista en esta campaña electoral. Concretamente, el cepo cambiario. 

Paradójicamente fue una medida tomada para cuidar los dólares. Sin embargo, lejos de haber cumplido tal función, contribuyó a un desplome de las reservas.

En efecto, desde su instrumentación cayeron nada menos que de u$s20.000 millones (de u$s46.400 millones a los u$s25.800 millones actuales).

Así, el país fue entrando en un "círculo vicioso": la creciente escasez de divisas fue complicando a las industrias (al no poder importar los insumos que requieren para su normal funcionamiento), viéndose así afectado el crecimiento y el empleo.

Además, disparó la cotización del blue, que pasó a tener gran influencia en la formación de los precios. Favoreció la especulación y alentó las expectativas devaluatorias que, a su vez, indujo a particulares y a empresas a un mayor "encanutamiento" de aquellos activos en su poder que siguen a la divisa estadounidense. 

Es por eso que los analistas afirman que el cepo cambiario se convirtió en un verdadero protagonista de esta campaña.

No hubo una sola discusión, un solo debate ni un acto proselitista en el que no se hiciera mención al control de cambios que rige desde fines de octubre de 2011 y que abarca tanto al atesoramiento, como a la autorización y pago de importaciones, la remesa de utilidades de las empresas y el turismo de argentinos en el exterior. Efecto opuesto al buscado y contraindicaciones

La historia empezó, justamente, en una campaña electoral. Cuando Cristina Kirchner fue reelecta, el nivel de fuga de capitales alcanzaba una cifra récord, con meses de salida superiores a los u$s3.000 millones.

En aquel momento, el objetivo inicial era frenar la venta de dólares a los particulares, habida cuenta de que en los períodos previos a los comicios presidenciales de ese año, la demanda había crecido en forma exponencial.

Se oficializó mediante una resolución de la AFIP y formalmente fue presentado por Amado Boudou junto con Ricardo Echegaray en conferencia de prensa.

El por entonces ministro de Economía decía, a modo de justificativo, que a partir de ese momento iban a poder seguir comprando billetes verdes todos aquellos que contaran con "capacidad contributiva".

Más allá de los anuncios, lo que buscaban los funcionarios era que el Banco Central estuviera en condiciones de frenar las ventas y, de ese modo, poder engrosar el nivel de reservas de cara a al pago de los vencimientos de deuda pública.

Transcurridos cuatro años desde su implementación, es evidente que no solo no cumplió con este objetivo en términos económicos, sino que además generó grandes complicaciones de índole políticas.

Las reservas descendieron a su peor nivel en diez años y el gran dilema que deberá enfrentar quien gane las elecciones es cómo desactivar aquello que fue pensado para reducir la salida de dólares y terminó estrangulando la entrada.

La cuestión de fondo es, entonces, encontrar la salida de un laberinto en el que las restricciones llevaron a que el ingreso de divisas se redujera a la mínima expresión y, principalmente, que el desarme del cepo no desate un clima de mayores tensión no sólo cambiarias, sino también sociales.

medidas implementadas fracasaron:

  

1. Lo que el Gobierno "ahorró" en los últimos cuatro años se perdió por el derrumbe de la oferta comercial y de los ingresos financieros netos.

2. Lo que se "ahorró" al restringir el giro de utilidades y dividendos fue mucho menos que las divisas que se le fueron por la ventanilla del turismo.

Si bien han sido varios los factores que le jugaron en contra, se destaca el hecho de que la dolarización de portafolios se vio alimentada por los desequilibrios económicos, que no hicieron más que profundizarse desde su puesta en marcha.

Entre 2012 y 2015, la salida de fondos para particulares disminuyó en forma abrupta con respecto a los cuatro años anteriores al cepo. Pero esta "receta" pensada para aliviar las arcas del Estado estuvo acompañada de "contraindicaciones".

Entre ellas el derrumbe del superávit comercial cambiario y del resto de ingresos netos, que cayeron en una magnitud del orden de los u$s60.000 millones.

Por otra parte, la remisión de utilidades y dividendos se contrajo en una cifra que M&S estima en unos u$s12.000 millones.

En igual lapso, el déficit por turismo aumentó casi u$s30.000 millones.

Pero lo más llamativo es que entre 2008 y 2011 -sin cepo - las reservas prácticamente no habían caído.

Como contrapartida, a lo largo de su vigencia se contrajeron en la friolera de u$s20.000 millones.

En resumen, a lo largo de todos estos años, el saldo que surge tras la implementación del cepo es el siguiente:

- Lo que el Gobierno se "ahorró" (en términos de billetes verdes entregados para atesoramiento) lo perdió por el derrumbe de la oferta comercial y de los ingresos de capitales.

- El "ahorro" proveniente de haber restringido el giro de utilidades y dividendos fue sustancialmente menor a lo que se "fugó" por turismo. La salida del cepo, cómo, cuándo y con quéPor estos días una de las preguntas que más escuchan los analistas es: "¿qué significa levantar el cepo? 

Desde M&S consideran que "en el sentido más amplio de la definición, requiere ponerle fin fundamentalmente las restricciones a la demanda de dólares, aunque también hay limitaciones que rigen sobre la oferta.

"En la práctica, existen trabas formales e informales, totales o parciales, directamente relacionadas con los cobros y pagos en el mercado cambiario y también regulaciones para importar (DJAI) y exportar (ROE)", agregan.

Por lo pronto, algo que sí está claro es que el próximo Gobierno tendrá que definir qué hará con el cepo. En tal sentido, las opciones que se le presentan son:

- Levantarlo totalmente desde el "primer día".

- Hacerlo parcialmente desde "el primer día".

- Dejar las cosas así como están ahora.

- Desarticularlo luego de un tiempo.

En realidad, la decisión que adopte formará parte de una discusión mucho más amplia, vinculada con el régimen cambiario que quiera adoptar para la Argentina para los próximos cuatro años.

De lo que no cabe duda es que se requiere de un levantamiento inteligente del cepo o, dicho con otras palabras, a las restricciones a la demanda de dólares bajo cualquiera de sus formas.

Cabe recordar que hoy su vigencia afecta, además de lo referido al ahorro de las personas, a los pagos o giros al exterior de:

- Importaciones

- Deudas comerciales.

- Deudas financieras.

- Viajes y turismo.

- Dividendos y utilidades.

La coincidencia de los economistas: hay que levantarlo, pero...Los analistas, en general, consideran que en algún momento de la próxima gestión el cepo deberá quedar en el olvido.

En tal sentido, Miguel Kiguel afirma que esta decisión es necesaria para volver a crecer, si bien aclara que "lo fundamental es hacerlo en etapas, lo más rápido que se pueda pero poniendo el foco en mostrar que hay un camino".

Eduardo Levy Yeyati, director de la consultora Elypsis, destaca que "si se prioriza conseguir dólares a muy corto plazo, debe ser eliminado. En particular, el capítulo del pago de dividendos, porque para crecer hay que invertir".

Según el analista Agustín Cramo, "desarmarlo no es tan inmediato, ya que para ello resulta necesario primero haber implementado un plan económico integral y creíble, que muestre resultados favorables y, además, que se vaya achicando el déficit fiscal, y mejorando el frente externo".

Jorge Brito, presidente del Macro, considera que para desarticularlo lo importante es "establecer una hoja de ruta, a partir de un cronograma concreto". Considera que, de hacerlo así, la cuestión de "si se levanta en 1 o en 180 días pasa a ser irrelevante".

"Lo importante no es el plazo sino que efectivamente se desarticule", enfatiza.

En cuanto a la posibilidad de hacerlo en forma inmediata, el ex ministro de Economía y asesor del Frente Renovador, Roberto Lavagna, exprea que ve como algo "imposible su desarme en un día", tal como afirmara Macri en un principio.

En tanto, el economista Rodrigo Álvarez considera que hacerlo "en el corto plazo puede generar mucha incertidumbre".

Lavagna agrega que sólo se podría ponerle fin de manera rápida si el país sale al exterior y logra captar muchos dólares,  o bien si aplica "una gran devaluación" o "una combinación de ambas cosas".

Considera que el cepo es "uno de los elementos más negativos" para la la economía y advierte que si bien no se lo puede desactivar en un día hay que levantarlo "lo más rápido posible".

¿Shock, gradualismo o quizá una solución intermedia?Para los analistas, levantarlo no será gratuito en materia inflacionaria. 

Sustentan tal afirmación a raíz de que, en caso de hacerlo de manera incorrecta, se producirá un traslado del tipo de cambio a los precios de los bienes y servicios. 

Como contrapartida, algunos economistas consideran que buena parte de los mismos ya están calculados a una cotización muy por encima de la fijada por el BCRA. 

En especial, los vinculados con la importación, a raíz de las dificultades para acceder al dólar oficial.

Sobre este punto, Alvarez espera que Macri tome en cuenta que "abrir el cepo indiscriminadamente y pasar de un extremo al otro" puede resultar  perjudicial, porque el Banco Central "hoy no está en condiciones de absorber el shock de demanda que se puede generar".

En igual dirección, el economista Ricardo Delgado asegura que hacerlo tipo shock tendrá un claro impacto sobre el precio del dólar y la inflación".

Fausto Spotorno, economista jefe de Orlando Ferreres y Asociados, considera que de no tomarse los recaudos suficientes, "levantarlo tendrá impacto inflacionario, por la corrección que el tipo de cambio generará sobre el valor de los productos vinculados al comercio internacional, ya sean bienes importados o exportables".

Tal como ya diera cuenta iProfesional, el economista Mario Blejer afirma que para hacer un diagnóstico serio había que tratar en forma diferenciada los "stocks" (lo viejo) de los "flujos" (lo nuevo).

Los primeros incluyen:

- Las utilidades de empresas no giradas al extranjero (u$s15.000 millones).

- La deuda a importadores por operaciones ya realizadas (u$s9.000 millones).

Estos compromisos chocan de frente con la escasez de divisas.

Sucede que de los u$s25.800 millones que el BCRA contabiliza en sus balances como reservas brutas, menos de u$s2.000 millones son "líquidas" o de libre disponibilidad, según estimaciones de la consultora Ledesma.

Ante una oferta insuficiente para abastecer la demanda, una alternativa que viene manejándose entre los equipos económicos de los candidatos presidenciales es:

- Liberar el cepo para todos los "dólares nuevos", es decir los flujos que ingresen con la nueva administración.

- Negociar una solución para las deudas ya acumuladas, que puede tomar la forma de un bono soberano dirigido al sector privado.

Analistas consultados por iProfesional coinciden en que lo más conveniente sería ir acelerando la normalización cambiaria pero sólo a medida que entren más dólares por el canal financiero y comercial.

Así las cosas, sugieren aplicar una "receta combinada". Es decir:

- Un shock para "lo nuevo" que vaya a ingresar.

 

- El gradualismo para ir resolviendo lo que ya se adeuda.

Más allá de las formas, de la modalidad y de los tiempos para atacar este problema, lo que queda en claro es que -así como es un gran protagonista de la campaña- el cepo cambiario será tema central en la agenda del próximo Gobierno.

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