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El "estilo Macri" llega al Estado: los efectos colaterales de un Gabinete manejado con un criterio empresarial
30/11/2015 - 10:08hs

Imprimirle a la gestión pública los principios de eficiencia y gestión descentralizada -propios de una empresa privada- es uno de los objetivos centrales de Mauricio Macri.

No sólo lo ha proclamado en sus declaraciones sino que lo ha reflejado en la selección de su equipo de ministros y colaboradores.

Pero el pasaje de la cultura kirchnerista de gestión -caracterizada por el verticalismo y por la sumisión de lo técnico a lo político- puede resultar más complicado de lo que parece.

Los primeros motivos de desconfianza no sólo han provenido de Cristina Kirchner -con su ya famosa advertencia "gobernar el país no es gestionar una empresa"- sino que en el sector privado también se han registrado algunos chispazos.

Por lo pronto, ya hay desavenencias entre el nombrado para ocupar el Ministerio de Energía -Juan José Aranguren- y la poderosa empresa Techint.

¿El eje del conflicto?: el precio del petróleo.

Desde hace ya varios años, el barril de crudo dentro de la Argentina se compra y se vende a u$s77 (precio interno).

Esa referencia permanece congelada desde aquellos tiempos en los que en el mundo cotizaba a cifras muy altas, del orden de los u$s150.¿Por qué? Porque el kirchnerismo había intervenido para que dentro este país -por el sólo hecho de ser productor- se pactara más barato que en el extranjero.

La cuestión es que el mercado se dio vuelta y en los últimos tres años la cotización del barril a nivel global se desplomó. Por cierto, a un valor muy por debajo de ese parámetro de u$s77. A punto tal que hoy día ronda los u$s43

Esa reversión no fue replicada en el mercado local.

De modo tal que las empresas que extraen petróleo le siguen vendiendo a las otras que lo refinan (para obtener naftas y derivados) a un precio interno "caro", de u$s77.

En otras palabras, a un 80% por encima de lo que vale en el mundo. Esta es la razón del porqué no bajaron los combustibles en las estaciones de servicio.

Una de las afectadas por este freezer ha sido Shell, ya que en el país no extrae crudo sino que lo compra para su procesamiento.

Y así como se dio vuelta el precio, también cambió de mostrador quien fuera el CEO de esta compañía, que dejó de estar en el sector privado para ser ministro de Energía del gobierno de de Macri.

Ahora Aranguren - con el poder que le confiere la función pública- ya "avisó" que una de sus metas será la unificación de los valores y (tal como era de esperar) en su nivel más bajo.

En otras palabras, que internamente dejará de tomarse como referencia los "caros" u$s77 y que pasará a considerarse los u$s43 que rige en el mercado internacional.

Al igual que Aranguren, buena parte de la industria festeja el cambio, ya que implica un abaratamiento de los costos.

Pero no es el caso de quienes extraen crudo ni del Grupo Techint, principal conglomerado industrial de la Argentina, que se encarga de proveer de tubos a las empresas que perforan.

La compañía ya hizo saber que esta modificación abrupta en la referencia perjudicará sus inversiones. Y alertó que la industria petrolera perderá rentabilidad.

No hace falta demasiada audacia para analizar que detrás de esta advertencia subyace la idea de que Techint recortará empleos si pasa a tener menor actividad o ve que sus márgenes de ganancia se deterioran.

Es por eso que algunos en el sector ya están temiendo que el afán de eficiencia y el típico estilo de gestionar de los nuevos "ministros-ex empresarios" les pueda hacer perder la visión política que también necesita tener un funcionario. Del superministerio a la constelación de oficinasEl "dream team" de Macri incluirá a muchos nombres destacados que vienen de ocupar cargos de alta responsabilidad en importantes corporaciones: JP Morgan, Telecom, Shell, Monsanto, Lan, Farmacity son algunas de ellas.

Lo que se está empezando a percibir es que un Gabinete con impronta empresarial no sólo traerá grandes alteraciones en el funcionamiento del Gobierno sino también en la relación con las compañías.

Por lo pronto, no necesariamente todos serán positivos.

Por un lado, es cierto que los hombres de negocios se encontrarán con interlocutores que "hablan el mismo idioma", pero también es verdad que se darán situaciones poco conocidas para la cultura argentina.

Los doce años de kirchnerismo acostumbraron a todo el mercado a un estilo marcado por la centralización de todas las decisiones en una mesa chica en la que participaba muy poca gente.

Ese modo de conducir de Cristina Kirchner - definido como "radial"- implicaba que todo pasaba por ella, con prescindencia de reuniones de Gabinete que posibilitaran la comunicación horizontal.

En ese marco, hubo un ministerio que se transformó en todo un emblema de esa "rara avis" de gestionar: el de Planificación, a cargo del "legendario" Julio De Vido.

Fue ideado por Néstor Kirchner en 2003 para lograr dos objetivos.

- El primero: compensar el poder de Roberto Lavagna, que el ex presidente había heredado de la gestión Duhalde, no sin cierto disgusto.

- El segundo: para ejercer un control personal y directo sobre aquellos temas vinculados con la economía.

De Vido, un hombre de su máxima confianza, se convirtió así en un superministro.

En su extensa carpeta de temas entraban cuestiones tan diversas como las tarifas de los servicios públicos, la inversión en energía, en telecomunicaciones, en rutas, en puentes, etc, etc, etc.

No sólo eso. Todas las licitaciones de obras públicas, todos los contratos, todas las regulaciones del transporte y, muy especialmente, el espinoso capítulo de los subsidios estatales, tenían que pasar por sus manos.

A partir de la asunción de Macri, las tareas de ese superministerio quedarán descentralizadas.

Y no será el único caso. Hay una larga lista de administraciones y de nuevos organismos que seguirán ese mismo camino.

Por lo pronto, los nuevos ministerios de Producción, Transporte, Interior y Energía tomarán parte de todas esas tareas que vienen de estar "all in one". Posiblemente, hasta el de Modernización tenga que captar algunas de ellas.

También es factible que la jefatura de Gabinete -donde habrá gente de perfil ejecutivo- tome funciones de inversión.

En este contexto, surge una pregunta clave: el hecho de tener múltiples interlocutores en vez de uno, ¿le hará las cosas más fáciles a las empresas privadas que trabajen con obra pública?

Es un punto que está por verse, pero por lo pronto implicará todo un cambio en el estilo de trabajo y de gestión de los contratistas. También puede dar lugar al pase de algunas facturas que quedaron sin saldar de relaciones pasadas.

Zonas de conflictoEl pasaje a este nuevo esquema de trabajo implica, además, un gran desafío de coordinación.

Es que la existencia de zonas grises o de límites difusos respecto de quién debe ocuparse de qué proyecto o de cuál otro puede ser materia de disputas y de eventuales conflictos.

¿Por qué? Como se dice en la jerga empresaria, hasta por "deformación profesional".

En primer lugar, los distintos ministerios tendrán que pelear por su tajada de presupuesto, en un contexto en el que la suerte de cada iniciativa y el "brillo" de cada "funcionario-empresario" dependerá de los fondos que obtenga.

En segundo, porque la vida política de cada uno de ellos está atada a la confianza del Presidente y esta, a su vez, se retroalimenta con el éxito de la gestión, algo que es muy común en el ámbito corporativo.

En este contexto, hay varias zonas que se presentan como potenciales centros de esas tensiones.

Ejemplos abundan, pero sólo por citar uno de ellos: ¿cómo se nutrirá el proclamado Plan Belgrano?

Se destinarán nada menos que u$s16.000 millones para erigir el plan de infraestructura más ambicioso de la Argentina para favorecer a diez provincias del Norte.

Contempla:

- La construcción de 250.000 viviendas- Mejoras en los trenes de carga Belgrano Norte, Mitre y Urquiza (en los ramales Tucumán-Rosario y Tucumán-La Plata).

- La ampliación de los aeropuertos de Iguazú, Resistencia, Salta y Tucumán.

- Cerca de 500.000 nuevos accesos al agua.

¿Quién será el encargado de dirigir semejante iniciativa? En principio, el radical tucumano José Cano.

Sin embargo, no está todavía claro cuál será la participación de todas las provincias involucradas.Tampoco si se tratará de un ente autárquico que pueda "puentear" a los distinto ministerios involucrados, como el de Transporte, o el de Interior, por citar sólo algunos.

No sólo del Norte pueden llegar los conflictos. También del Sur, como por ejemplo a raíz del régimen industrial de Tierra del Fuego.

Los fabricantes de productos electrónicos le generan al país un gran agujero fiscal:

- El año pasado, $14.000 millones

- Este año, $23.000 millones

- En 2016, $30.000 millones (según presupuesto)

Este cálculo surge del propio Ministerio de Economía, a partir de estimar el monto que el Estado dejará de recaudar por todos los beneficios fiscales que reciben las compañías allí instaladas.

A eso se suma que gozan del beneficio de contar con una alícuota reducida en diferentes impuestos internos que recaen sobre los productos electrónicos.

El interrogante en este caso es: ¿quién en la administración macrista decidirá la suerte de este costosísimo polo industrial?. Desaparecido el Ministerio de Industria, ¿será el de Producción, en manos de Francisco "Pancho" Cabrera, el que gestionará este área tan sensible de la política económica?

¿Quién resolverá si deben abrirse o no las importaciones? ¿Aquel funcionario que querrá proteger a este sector o aquel otro que buscará que los productos de consumo lleguen más baratos a las góndolas?

Por cierto, ¿se aguantará Alfonso Prat Gay sin intentar influir en un régimen tan controvertido?

Son algunos de los tantos ejemplos que anticipan cómo en muchas áreas irán apareciendo conflictos de envergadura.

Un caso más: ¿cuál será la relación de la constructora Caputo, propiedad de "Nicki" Caputo -amigo personal de Macri- en los planes de obras públicas?

En la city porteña, los inversores ya fantasearon con negocios prósperos por venir. Por esta razón, las acciones de esta compañía vienen siendo de las que más se revalorizaron en este último tiempo.

Claro que los antecedentes no son tan lineales: el líder PRO dejó de lado a su amigo en las principales licitaciones de la ciudad de Buenos Aires.

De ejecutivos al Ejecutivo

Además de "Nicki", hay otro Caputo en el Gobierno, de alto perfil, que tiene antecedentes en cargos empresariales. Se trata de Luis "Toto" Caputo, que manejará la emblemática secretaría de Finanzas.

Es un ex ejecutivo del Deutsche Bank que en los últimos tiempos administró fondos de inversión y que, al igual que Prat Gay, pasó por el JP Morgan.

Es un amigo del nombrado ministro de Hacienda y Finanzas. En la city le asignan cercanía a los bancos y también es visto como un gran conocedor de los fondos "buitre" que litigan contra la Argentina.Otro ejecutivo destacado en el nuevo Gobierno es Gustavo Lopetegui, hasta el 10 de diciembre el número uno de LAN Argentina. Ya fue designado como integrante del área económica, que a su vez está conformada por seis ministros. Lopetegui, junto con Mario Quintana, coordinarán el trabajo de esos seis Ministerios. Ni más ni menos.Quintana es otro de los hombres que hoy en día siguen desarrollándose como ejecutivos de negocios. Es el titular del fondo de inversión Pegasus, dueño de la cadena Farmacity.

El tándem Lopetegui-Quintana se presenta como otra de las zonas grises del próximo gabinete nacional.

¿Habrá choque de intereses? ¿Estará bien definida la frontera entre el "hombre de negocios" y el "hombre funcionario"?

Con el correr de los días irán apareciendo las primeras respuestas a todos estos interrogantes.

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