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Del dólar de $3 y el BCRA superpoderoso a la evaporación de reservas: crónica de la sinuosa gestión K

Del dólar de $3 y el BCRA superpoderoso a la evaporación de las reservas: crónica de la sinuosa gestión financiera K
10/12/2015 - 10:25hs
Del dólar de $3 y el BCRA superpoderoso a la evaporación de reservas: crónica de la sinuosa gestión K

Quién efectúe una mirada retrospectiva sobre cómo evolucionaron las principales variables financieras a lo largo de los últimos años, como inflación, tipo de cambio, tasa de interés, entre otros, seguramente se sorprenderá con los resultados de la gestión de la mandataria saliente. Período 2007 a 2011

El Gobierno inició su mandato con un tipo de cambio libre y único que cotizaba a $3,184 y lo culminó con un precio superior a los $4,30, pero ya no era el único, ya que desde octubre de 2011 comenzó a regir el cepo cambiario y con él, resurgió el dólar marginal o blue, que cotizaba por entonces a $4,60, es decir, con una brecha del orden del 7,5%, mientras que el por aquel entonces ignoto contado con liquidación lo hacía a $4.70.

En cuanto a la inflación, mientras que en 2007 rondó el 22%, al término del primer mandato se había incrementado levemente, acumulando en dicho lapso un total del 120%.

En ese contexto, la tasa de interés para los depósitos bancarios fueron claramente negativas, ya que para el segmento mayorista rondaba el 13%, mientras que para el pequeño ahorrista apenas superaba el 10% anual.

Siguiendo con el sector bancario, los depósitos del sector privados sumaban unos $130.500 millones y los préstamos otros $104.000 millones.

En el orden bursátil, la capitalización de las empresas que cotizaban en el mercado porteño sumaba unos $1.715 millones, que equivalían al 27% del PBI.

En igual sentido, el volumen promedio operado en acciones rondaba los $150 millones, mientras que en bonos superaba los $556 millones.

En cuanto a la base monetaria, alcanzaba los $94.800 millones y las reservas ascendían a los u$s45.500 millones.

Al término de ese primer mandato, los precios al consumidor se incrementaron muy por encima del resto del resto de las variables, tanto económicas como financieras, excepto algunas de las consideradas clave, como lo es la base monetaria, que se incrementó prácticamente en la misma proporción.

El dólar oficial, por su parte, apenas aumentó un 35%, pues comenzó a ser utilizado como un ancla para tratar de frenar las tensiones inflacionarias, con escaso éxito, al tiempo que las tasas de interés de depósitos rindieron en igual período un 62%.

Al ser claramente negativas, afectaron la evolución de los depósitos a plazo fijo y como contrapartida, alentaron la colocación de préstamos al sector privado.

Además, limitaron sustancialmente la colocación de Letras del Banco Central (Lebacs) cuyo stock apenas aumentó un 25%.

En cuanto al mercado de capitales, el Merval mostró una variación de apenas el 9%, afectado por la tensa situación financiera internacional, mientras que el índice que sigue la evolución de los bonos soberanos marca un crecimiento del orden del 90%.

Entre estos últimos, los más rendidores fueron los títulos cortos en pesos, que subieron más del 300%, siendo la contracara los largos en la misma moneda, que apenas subieron un 60%.

Como consecuencia de ambas situaciones, la capitalización bursátil se redujo en un 4%, cayendo a solo el 10% del PBI, mientras que el volumen negociado en acciones cayó un dramático 73% y el de bonos otro 10%. Período 2011 a 2015A lo largo del segundo mandato presidencial, los precios se incrementaron más del 180%, en tanto que el dólar oficial apenas subió un 120%, por lo que se continuó con la política de clara apreciación de la moneda nacional, más allá del ajuste dispuesto en enero de 2014.

En la cumbre, tanto el blue como el contado con liquidación, que para muchos analistas es el verdadero indicador del precio de la divisa estadounidense, treparon por encima del 210%. Otro indicador que superó la variación de los precios fue, y no es casual, la base monetaria, pues en estos años creció muy por encima del 200%.

En cuanto a las Lebacs, pasaron de tener un escaso atractivo para los bancos a ser una de las principales fuentes de regulación monetaria, ya que su stock creció nada menos que un 332%.

Parte de ese crecimiento se explica por el acercamiento que registraron las tasas de interés a la inflación, ya que según los últimos datos disponibles superan holgadamente el 25% anual.

Esta mejora repercutió favorablemente en la captación de los depósitos a plazo, pues avanzaron un 290% en estos años, en tanto que como es obvio, repercutió negativamente en los préstamos al sector privado, que incluso cayeron en términos reales.

En cuanto a las reservas, su abrupta caída del orden del 45% la posiciona entre los indicadores de peor desempeño del período.

Por el lado del mercado de capitales, lo más destacado es el avance del Merval, que trepó un 400%, superando por poco al promedio de bonos soberanos. No obstante, dentro de estos, los grandes ganadores fueron los bonos largos en dólares, que ganaron más del 510% en cuatro años. Todo ello en un contexto de fuerte crecimiento de los volúmenes operados, tanto en renta fija como en variable.

El saldo de los últimos ocho años

A lo largo de los dos períodos presidenciales de Cristina Kirchner, los precios al consumidor treparon por encima del 520%, prácticamente en línea con el aumento de la base monetaria, por lo que prácticamente redujeron a una mínima expresión el avance del dólar oficial, que en igual lapso trepó un módico 206%.

En cuanto a las tasas de interés bancarias, si bien durante mucho tiempo su rendimiento fue claramente negativo, la suba experimentada en la última parte de la gestión, a la que se sumó la manifiesta escasez de alternativas de inversión, llevó a una recuperación de los saldos de plazos fijos, que incluso subieron muy por encima de los préstamos.

En este contexto, el mercado de capitales merece un párrafo aparte, en particular en lo que referido a los bonos, ya que resultan ser los grandes ganadores de todo el período, pues su cotización se duplicó en términos reales.

Sobre el particular, los más beneficiados fueron los títulos largos en dólares, que ganaron más del 1.000%, seguidos de cerca por los denominados en pesos y dólares de corto plazo (990%).

Diferente fue el resultado de las acciones, pues en promedio quedaron bastante rezagadas con respecto a los precios, pero si se las mide en términos de dólares, los resultados varían sustancialmente, debido a que las acciones ganaron un 27%, mientras que los bonos treparon hasta un 160%, como es el caso de los largos en moneda extranjera, en tanto que la mala noticia es que la capitalización bursátil se derrumbó nada menos que un 50%.