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El fantasma que recorre la economí­a: temen que un "neo-atraso cambiario" sea la hoja de ruta de Prat Gay
05/02/2016 - 09:31hs

Un fantasma recorre las oficinas de los economistas y los despachos de los gerentes de empresas que defienden la política del "dólar alto".

Créase o no, apenas algunas semanas después de la devaluación, la discusión sobre un eventual atraso cambiario vuelve a tener vigencia.

El 17 de diciembre, la cotización saltó de $9,80 a $14. Con altibajos, durante enero el valor se mantuvo en una banda que fue de los $13,30 a los $14,10, para tocar un pico este jueves de $14,30

Pese a esta suba del 45%, llamativamente, el debate sobre la baja competitividad cambiaria de la economía local se mantiene completamente vigente.

Esto, en un contexto en el que la alta inflación que ostenta la Argentina (la segunda más alta del mundo luego de la de Venezuela) se va "comiendo" el salto devaluatorio y en el que el resto de las monedas -como el real- se vienen debilitando rápidamente frente a la divisa estadounidense.   

Las protestas y quejas de algunos sectores productivos parecieran darle la razón a quienes sospechan que el Gobierno "se quedó corto" con la devaluación

Por lo pronto, aparecen algunas pruebas en este sentido:

- La indignación de los productores frutihortícolas que se ven obligados a tirar a la ruta parte de la cosecha.

- Los textiles, que no pueden salir a colocar sus productos a otros mercados porque están caros en dólares

- Los empresarios turísticos, que observan impávidos cómo miles y miles de argentinos invaden las playas brasileñas o siguen comprando paquetes a Europa, México o los Estados Unidos

Todos estos son síntomas de una país con atraso cambiario o, dicho de otro modo, y no se condicen con la de uno que acaba de devaluar.

No sólo las economías regionales o las empresas lo perciben. También los particulares dan muestra de ello.

Los saldos por gastos con tarjetas de crédito en moneda extranjera arrancaron febrero en niveles récord, por encima de los u$s420 millones.

¿Había acaso mucho margen para subir aún más el dólar? muchos analistas creen que no. 

El Gobierno -apenas asumió- temía que el desarme del cepo y el salto de la divisa estadounidense tengan como correlato una espiralización de la ya de por sí elevada inflación.

Además, de que se licuara su poder político y la confianza de la población ante la caída de los salarios y poder de compra en esa moneda. 

Por lo pronto, la tentación de utilizar al dólar como ancla inflacionaria sigue latente.Más aun cuando acaba de darse el primer paso del plan que representa el mayor desafío de la administración macrista: el ajuste de las tarifas de los servicios públicos.

Para ponerlo en perspectiva, el escenario actual guarda peligrosas semejanzas con el que montara Cristina Kirchner para su segundo mandato.

En aquel momento (entre fines de 2011 y principios de 2012) con el cepo recién instrumentado pero con tarifas atrasadas y con una inflación que presionaba, la anunciada iniciativa de quitar subsidios de manera gradual terminó siendo cajoneada

Vuelve el fantasma del atrasoHoy día existe consenso en el mercado financiero respecto de que el dólar tendría un recorrido contenido, por debajo de la inflación a lo largo de este año, que se ubicaría en torno del 25% a 30%. 

En otras palabras, los analistas creen que el tipo de cambio real va a ir perdiendo gran parte de la competitividad ganada:

Consideran que lo que viene en los próximos meses -de la mano de las paritarias e importantes subas salariales- será un lento pero inexorable regreso al "dólar barato".

Más aun, en un contexto en el que las tarifas de los servicios públicos ya no podrán oficiar de ancla de los precios.

Esta sensación está reforzada por los pronósticos más escuchados en de consultoras locales e internacionales.

El último reporte de LatinFocus -prestigiosa entidad que reúne la opinión de los principales bancos y analistas financieros del mundo- indica que, para fin de año, el dólar se ubicará en torno de los $15,70.

Si ese fuera el escenario, cerraría 2016 con un alza del orden de del 17% (desde los $13,40 a los que cotizaba a comienzos de año). 

La contracara de esa suba es la inflación proyectada, que se movería entre un 20% a 25% -según el ministro Alfonso Prat Gay- y en un rango del 30% al 35% según analistas privados.

Para los expertos, bajo estas condiciones, la economía argentina se encamina a un "neo" atraso cambiario pese a la devaluación de mediados de diciembre. 

¿Otra vez sopa?El Gobierno busca convencer al mercado de que el precio actual del dólar es el indicado. 

En su momento también decían lo mismo Axel Kicillof, desde el ministerio de Economía, o Mercedes Marcó del Pont o Alejandro Vanoli en el Banco Central.

No obstante, la actual gestión refuerza su postura bajo un argumento más convincente: la cotización surge de las fuerzas del mercado. Es decir, de la oferta y la demanda. Sólo los funcionarios intervienen si se desvía de un rango preestablecido.

En el Palacio de Hacienda, incluso, se esperanzan por lo que pueda ocurrir con el paso de los meses,

Afirman que con la llegada de los ansiados dólares en concepto de inversiones, de préstamos bancarios pendientes y de la cosecha, habrá que hacer un esfuerzo para evitar una caída del billete verde.

Un escenario, dicen, perfectamente posible si la Argentina regresa finalmente a los mercados de crédito internacionales.

La idea de que el tipo de cambio se mantenga en un nivel cercano al actual tiene también una mirada política.

El hecho de que, en medio de la suba de tarifas y también de los salarios, el Gobierno querrá evitar una presión adicional sobre la dinámica inflacionaria.

Por lo pronto, varios economistas ven ese panorama con temor

"El tipo de cambio en términos reales va a ir viéndose impactado por la presión de los costos internos. No hay mucho más margen para seguir demorando la baja de la inflación. Cuanto más tarde el Gobierno, más rápido se perderá la mejora lograda tras la devaluación", es la lectura que traza Gabriel Caamaño Gómez, analista del Estudio Ledesma. 

"Hay aromaneo-convertibilidad que puede afectar al campo y a la industria", afirma Salvador Di Stefano, consultor especializado en el mercado de granos. 

De acuerdo con un informe de la consultora del economista Nicolás Dujovne, el actual tipo de cambio real multilateral (que se calcula en función de la canasta de monedas de países con los que comercia la Argentina, descontada la inflación) - es menos competitivo que el que existía, por ejemplo, en 2011 cuando, por la fuga de capitales se impuso el cepo.

Si se quisiera actualizar por suba de precios, entonces el billete verde debería estar por encima de los $15, calculan desde la consultora. 

Los economistas hacen cuentas y aportan otro dato: el llamado "dólar Néstor Kirchner" -es decir, aquel que le permitió a la Argentina ganar mercados- traído a valor presente, sería del orden de los $18 (considerando inflación y el comparativo con una canasta de monedas). 

Las urgencias de la economíaMás allá de las estadísticas y de cifras que hablan del futuro, un rápido repaso de la realidad que está pasando ahora remite más a la de una economía con atraso cambiario que a una que acaba de devaluar. 

Hace unos días, iProfesional reveló la grave crisis que aún padecen las economías regionales.

En concreto, miles de kilos de peras y las manzanas volvieron a quedar tirados al costado de las rutas, tal como sucedió hace un año, cuando los productores del Alto Valle de Río Negro se quejaban por el dólar barato y reclamaban medidas porque se les tornaba inviable exportar.

En la misma sintonía se encuentran algunas ramas industriales.

Con respecto a la relación cambiaria con Brasil, el mayor socio comercial, las últimas noticias no son para nada alentadoras.

El debilitamiento del real, que tuvo lugar durante los últimos meses, limó buena parte de la ganancia cambiaria lograda tras la devaluación en la Argentina

La relación actual entre monedas es de $0,85 por cada real descontando inflación.

¿Qué significa esta cifra? Implica que, pese al salto en la cotización propiciado por el gobierno de Macri, la competitividad frente a Brasil es:

- Un 50% más desventajosa que la de fines de 2011.

- Aún se ubica significativamente por debajo del promedio de la última década, según datos del Estudio Ledesma:  

Sin embargo, no todo se reduce a un tema cambiario.

La crisis que vive el país vecino es tan o más grave para el "Made in Argentina" que la cotización del billete. 

Diego Coatz, economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), es categórico al afirmar:" Si Brasil sigue en recesión y no se recupera, entonces va a ser muy difícil esperar un crecimiento de nuestras exportaciones".

De hecho, enero arrancó de la peor manera: los envíos a ese destino tocaron el peor nivel en once años para ese mismo mes (ver cuadro). 

En el caso de la industria automotriz, Brasil casi no le compró autos a la Argentina en enero: apenas 2.900, registro sólo comparable a la situación que imperaba en 2002 o 2003. 

Para darle competitividad a las exportaciones industriales -por afuera de la mejora de la devaluación- el Gobierno ya desmontó alícuotas retenciones que gravaban a la industria.

Desde textiles a calzados, pasando por químicos, plásticos y autos. Aún así, persisten las quejas.

El sector del turismo tampoco ha quedado ajeno a las preocupaciones. El boom de ventas al extranjero, en especial a Brasil en este verano, puso en jaque al rubro hotelero local, que extraña las temporadas récord y la llegada de visitantes desde el exterior.

La devaluación significó un esfuerzo notable para gran parte de la población, que ve perder su poder adquisitivo y es testigo de la transferencia de recursos a favor de algunos sectores beneficiados por esa medida.

Sin embargo, y contrariamente a lo esperado, el dólar a $14 no se tradujo en mejoras sustanciales para el entramado productivo.

Es por ello que la sensación que se va acrecentando es que la devaluación "quedó corta". 

Esto, en un contexto en el que las otras monedas también se debilitan pero, a diferencia de la Argentina, otros países tienen una menor inflación

Es, precisamente, este juego de variables - locales y externas- el que lleva a pensar en el regreso del atraso cambiario, por más que el Gobierno diga que el precio lo fija el mercado.  

De esto pueden dar fe los comerciantes de Mar del Plata y de toda la Costa Atlántica, que escuchan con resignación como miles de argentinos están reventando sus tarjetas en el exterior, aún con el "dolar Macri" a $14.

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