Lehman Brothers resucitó. Murió en Wall Street, donde protagonizó la mayor quiebra de los Estados Unidos y el proceso de bancarrota más complejo, pero revivirá desde ahora en un lugar que pocos adivinarían: la barra del bar.

La curiosa transformación llegó de la mano de James Green, un empresario londinense de 34 años que creó Lehman Brothers Scotch, un whisky con el logotipo de la entidad, informó The Wall Street Journal.

Los críticos afirmaron que no fue una buena idea, ya que el nombre evocará a desastre, a disgusto, al sabor de la quiebra, en definitiva. Y afirman que pocos querrán verse asociados con una bancarrota que arruinó a millones de personas.

Pero Green lo tiene claro: cree que es una "marca explosiva con gran valor intrínseco", que su whisky transmite "el gusto de la historia".

Y parece que su pensamiento está calando, pues asegura tener ya pedidos de bares de Londres y Nueva York, donde incluso busca inversores para abrir locales y lanzar su bebida. Como antecedentes, marcas de licores como Satanás y Titanic tienen éxito en el mercado.

Donde seguramente no se deguste el nuevo whisky es en Barclays, que compró en 2008 el negocio central de Lehman. El banco intentó bloquear el uso de la marca en la oficina de patentes norteamericana.

En 2013 le dieron la razón, bajo el argumento de que, pese a que la empresa de licores no tiene nada que ver con el mundo financiero, un nombre tan famoso se asociaría inevitablemente en la mente del consumidor.

Sin embargo, en 2014, Green apeló, asegurando que nadie podría pensar que un banco elabore un whisky. Y la oficina de patentes aprobó la solicitud para dar una nueva (y distinta) vida a Lehman Brothers.