iProfesionaliProfesional

Si no hay una alteración drástica de la demanda, los ingresos totales de las distribuidoras seguirán siendo muy similares a los anteriores
11/02/2016 - 10:30hs

Haciendo una cuenta gruesa, Edenor tiene deudas por unos $5.000 millones por la compra de energía, por fondos que recibió de la Nación para obra y multas impagas, situación similar a la que enfrenta Edesur con este tipo de compromisos.

Pero el reciente aumento de tarifas no da oxígeno a la caja de las distribuidoras para honrar esas obligaciones y sólo podrán acudir al mercado de crédito cuando su ecuación esté reformulada, gracias a la revisión tarifaria integral (RTI).

De aquel monto, unos $3.000 millones son a favor de Cammesa, la administradora del mercado eléctrico mayorista, por una diferencia entre lo que pagó por la electricidad y lo que ésta realmente costó ser producida.

Aunque los andariveles no se cruzan, la cuenta resulta particularmente compleja porque el Estado nacional es socio de Edenor a través de la ANSES. Porción que, al menos por ahora, no parece estar dispuesta a resignar.

Si no hay una alteración drástica de la demanda, los ingresos totales de las distribuidoras seguirán siendo muy similares a los anteriores, sólo que provendrán de distinta fuente.

Hasta el nuevo esquema tarifario, que implicó aumentos importantes para mejorar el pago a las generadoras de electricidad, el usuario abonaba una porción muy menor de la tarifa y el resto se completaba con fondos públicos, en una virtual estatización de hecho. El Estado, a través del Ministerio de Planificación, cubría gastos operativos básicos e inversiones, decidiendo, en este caso, qué obras y cuándo debían ejecutarse.

Las distribuidoras lideradas por Pampa Energía y la italiana Enel acaban de recuperar la capacidad de gestión: tendrán que asegurarse el cobro, ya que más del 80% de sus recursos provendrá de lo que paguen los usuarios y no de la subvención estatal.

La administración de Mauricio Macri acaba de eliminar un fondo fiduciario que se integraba con un aporte de los usuarios para costear inversiones. Este concepto de la tarifa no sólo se mantendrá sino que se acaba de triplicar, pero irá directo a nutrir la caja de las privatizadas, desde ahora únicas responsables de mejorar la infraestructura.

Así, recuperaron la soberanía sobre las obras que resolverán y ejecutarán, a un ritmo que juzgan intenso.

“El 2005 fue un año de inversiones récord y vamos a seguir invirtiendo mucho”, promete Ricardo Torres, presidente de Edenor en diálogo con BAE Negocios. Inversiones que no permitieron evitar los cortes.

“Cuando la demanda es loca, porque no tiene un freno, no hay respuesta física en obra que pueda acompañarla”, explica el directivo, quien hace más de dos décadas se reconoce socio y amigo de Marcelo Mindlin, dueño de Pampa.

Torres, salió a la palestra tiempo atrás cuando repartió una carta entre los funcionarios kirchneristas advirtiendo que el sistema de distribución colapsaría si no se modificaban algunas condiciones.

Según las empresas y funcionarios ligados al tema, el único recurso para disciplinar el consumo es un precio más alto. El camino para conseguirlo comenzó a transitarse con la reciente modificación de tarifas y culminará definitivamente al fin del actual mandato macrista.

Mientras, se avanzará con la RTI, que la Nación se comprometió a hacer en 2006. Esto implica desmenuzar el negocio para barajar y dar de nuevo. En esa revisión será clave definir qué calidad de servicio se aspira, para buscar el precio que sea suficiente para garantizarla.

Por ahora el Estado sí seguirá subvencionando el valor de la energía que se distribuye, ya que los $320 Mw/hora están lejos de lo que cuesta producir electricidad en el país.

La deuda generada por este concepto es un tema aún en discusión. De ahora en más, las compañías tendrán que cancelar al contado el valor de la electricidad que compren, so pena de perder algunas prerrogativas. Entre ellas, pagar $30 en lugar de $320 el megawatt que se destine a los que tienen la tarifa social (el Estado subvenciona la diferencia).

Sólo cuando esté lista la RTI, con un nuevo diseño del negocio, podrán buscar en la banca comercial fondos para apuntalar lo que parece ser un nuevo y prometedor negocio. Valga de ejemplo que el valor de la acción de Edenor se multiplicó por 8 desde que se fueron los franceses de Électricité de France. Pampa compró en u$s100 millones una compañía que hoy tiene un valor bursátil de 800.

Los nuevos cuadros tarifarios vigentes desde este mes implicarán una modificación importante para los clientes de las distribuidoras capitalinas, con el consiguiente impacto en la economía doméstica y comercial. El ajuste es proporcionalmente mayor para las categorías más bajas de usuarios, aunque éstos, en términos absolutos, paguen menos.

Aproximadamente un quinto del universo estará beneficiado con la tarifa social, que podrá, a su vez, ser más baja si el usuario en cuestión reduce su consumo. Aún en este segmento, quienes ahorren respecto de la factura del año anterior tendrán una tarifa más económica. En el caso de la distribuidora Edenor, el 80% de los clientes pagarán $300 por mes o menos. Una vivienda a la que le corresponda una “tarifa plena” de ese monto presumiblemente tiene heladera con freezer, aire acondicionado, lavarropas, dos televisores, microondas, plancha y computadora.

Temas relacionados