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Una foto de frente, sin accesorios, cálculos matemáticos y cruces de datos sobre hábitos, preferencias y cualidades físicas forman parte de la receta
11/02/2016 - 10:49hs

Las aplicaciones móviles y sitios web para buscar pareja, como la estadounidense Tinder y la suiza Blinq, buscan responder interrogantes sobre el atractivo físico de sus usuarios.

Para ello usan las matemáticas, con algoritmos que reúnen una cantidad determinada de datos y los entrecruzan hasta dar con una respuesta.

Para Tinder y su competidora Bumble, los algoritmos que utilizan son como la receta de la Coca-Cola: un secreto preciado.

Estas empresas, que cuentan con millones de usuarios alrededor del mundo, se reservan esa información porque, según dicen, es la fórmula de su éxito.

Es lo que hace que el perfil de una persona sea compatible con el de otra, para formar así una "potencial" pareja.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Zúrich, en Suiza, trabajó con los responsables de la aplicación de citas a ciegas Blinq para crear un "medidor" de belleza.

El usuario entra a una página web llamada "How Hot" ("cuán sexy" en español), sube una fotografía y espera el veredicto final, que puede ser tan bueno como tan malo.

"Nuestro algoritmo se basó en 100.000 imágenes y en 20 millones de calificaciones de belleza de la aplicación Blinq. O sea que los mismos usuarios definían quién les parecía atractivo y quién no", explicó al diario digital BBC Mundo uno de los creadores, el estudiante de doctorado Rasmus Rothe.

El problema, admite Rothe, es que todos los datos eran de usuarios suizos, mientras que la página web está disponible para uso global.

Para que sea realmente aplicable a nivel mundial habría que preguntarles a grupos de todas las regiones del mundo qué consideran atractivo en una persona y qué no, señala el investigador.

Para la compañía OKCupid, una de las que acumula una trayectoria más larga en el mercado de citas en línea, no basta solamente con procesar las fotografías de sus usuarios para dar con la pareja perfecta.

Estos deben llenar una amplio formulario con preguntas sobre hábitos, preferencias, gustos y cualidades físicas que luego se entrecruzan en una fórmula matemática, indicó en una conferencia uno de sus fundadores, Christian Rudder.

"Las fotografías son subjetivas. Para medir el atractivo científicamente, las imágenes deben cumplir con unos parámetros de postura, cercanía y ángulo, y eso no siempre sucede", advirtió a BBC Mundo Brian Wong, cirujano facial de la Universidad de California en Irvine (EE.UU.) que realizó estudios sobre la estética facial con el uso de la tecnología y algoritmos.

Lo que menos se ve en los perfiles de los usuarios de estas aplicaciones son fotografías como las del pasaporte. Al contrario, son más comunes las imágenes de hombres y mujeres con gafas de sol, cara de lado y plano de medio cuerpo.

Eso dificulta que los algoritmos puedan medir la belleza tan sólo en base a las fotografías.

"Estos servicios venden aspiraciones y estilos de vida, más que una noción concreta de cómo es una persona bella físicamente", señaló Brian Wong.

Sin embargo, el investigador considera como "valiosa" la información que las redes sociales y estas herramientas brindan a la ciencia.

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