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¿Traición sojera?: aun sin retenciones, el campo "encanuta" y espera un dólar más alto

¿Traición sojera?: aun con devaluación y sin retenciones, el campo "encanuta" y espera un dólar más alto
12/02/2016 - 09:24hs
¿Traición sojera?: aun sin retenciones, el campo "encanuta" y  espera un dólar más alto
Tras la devaluación y el desarme del cepo, el Gobierno se jugaba una carta fundamental: debía ganarse la confianza del mercado financiero. Para ello, era vital garantizarse una fuerte inyección de liquidez.
En pleno entusiasmo post electoral, la administración macrista soñaba con hacerse de manera rápida de más de u$s20.000 millones
La "vaquita" iba a lograrse recolectando unos u$s10.000 millones a través de préstamos de bancos internacionales; otros u$s5.000 millones llegarían mediante una emisión de deuda y cerca de u$s6.000 millones los arrimarían las cerealeras, vía liquidación de la cosecha. 
Sin embargo, la lluvia verde estuvo lejos de colmar las expectativas que tenía el Ejecutivo: la banca internacional aprobó créditos pero por u$s5.000 millones, la licitación de títulos fue declarada desierta y los exportadores de granos acordaron ingresar bastante menos que la cifra que se manejaba en una primera instancia a nivel oficial.
 
En este contexto, bastó que la demanda de los importadores comenzara a presionar un poco en el mercado cambiario para que el dólar quede a centavos de cruzar la línea de los $15, por encima del valor que economistas como Miguel Bein pronosticaban como promedio para todo 2016. 
Si bien desde el Gobierno han apostado desde el día uno por un régimen de "flotación sucia" y que sea el propio mercado el que establezca el valor de la divisa -dentro de un piso y un techo determinados-, la realidad es que este avance del billete verde incomoda la estrategia oficial, justo en momentos en que se está en la antesala de las paritarias y en el que el equipo que comanda el ministro Alfonso Prat Gay intenta combatir las crecientes expectativas inflacionarias
Además, conforme se vayan reactivando los programas de producción de sectores clave de la economía -como el automotriz, que viene de un largo período con plantas paradas-, la presión cambiaria no hará más que intensificarse.  
Por eso, en el Gobierno actualmente hay un creciente malestar con un rubro que no está ayudando a propiciar la tan esperada lluvia de dólares: el campo.
Más precisamente, con los productores rurales que, a ojos del equipo económico, todavía están reteniendo un importante volumen de la cosecha vieja, pese a todas las mejores que les concedió Macri. 
Del enojo oficial están exceptuadas las cerealeras, que no son las dueñas de la mercadería. En el negocio, funcionan como traders, dado que compran la soja en el mercado interno y se encargan de colocarla en el exterior.
La realidad es que cumplieron con su parte del trato: a cambio de la mejora del tipo de cambio, las compañías llevan ingresados en las últimas seis semanas unos u$s4.500 millones. 
Se trata de una cifra aceptable, pero que no se condice con la explosión de "sojadólares" con la que soñaba la administración macrista. Y esto, bajo la óptica oficial, tiene una causa: las grandes multinacionales no cuentan con grandes saldos de la cosecha vieja para exportar, en momentos en que se espera la llegada de la nueva campaña. 
Esta reedición del “canuto sojero”, que supo padecer la ex presidenta Cristina Kirchner, es considerada por una parte del macrismo como una suerte de “traición”. 
Básicamente porque luego de ponerle fin a las políticas "anti campo" y tras haberle servido “todo en bandeja”, los productores siguen cautos y renuentes a desprenderse de gran parte de la cosecha, a la espera de un dólar más alto. 
De hecho, días atrás la Sociedad Rural Argentina, denunció que unos siete silobolsas fueron atacados en General Madariaga. Si bien la entidad no señaló a los posibles culpables, los dirigentes advierten que estas prácticas eran propias de la época kirchnerista, cuando los ruralistas estaban en la mira por no vender granos. 
El Gobierno, ¿víctima de un "canuto sojero"? 
El equipo de Prat Gay está atravesando un período de "desencantamiento" con el campo, sobre todo luego del combo de mejoras con las que avanzó el Gobierno. 
De acuerdo con cálculos de la consultora Economía & Regiones, el agro venía de una situación crítica. A comienzos de diciembre, en el ocaso de la gestión K, la competitividad de la soja era un 13% menor que en 2001, mientras que en el caso del trigo, la situación era todavía más desfavorable, con un nivel de deterioro del 27%. 
Frente a este cuadro, y para propiciar una lluvia de “agrodólares”, Macri no sólo avanzó con una mejora del tipo de cambio, sino que además cumplió con la quita o reducción de las retenciones
Este cóctel se tradujo en una mejora exponencial para el sector: en el caso del trigo y del maíz –que pasaron a tener derechos de exportación del 0%-, el salto en la competitividad fue del 86% y del 79%, respectivamente. Para la soja, como sólo hubo una reducción de la alícuota de 5 puntos, llegó al 54%. 
Sin embargo, más allá de lo liquidado por las cerealeras, se estuvo lejos de un boom de "agrodólares". 
¿Se puede hablar acaso de una “traición” por parte de los productores ? ¿Hay un frente sojero bien articulado con el firme propósito de “encanutar” la cosecha que resta del año pasado, perjudicando así los planes del Gobierno? 
Frente a este interrogante, los números de la Secretaría de Agricultura revelan que el ritmo de ventas de granos desde los ruralistas a las cerealeras está en niveles que en el sector son considerados "normales": 
• De las 60 millones de toneladas de soja que se generaron en la última campaña, se llevan comercializadas (con precio fijado) unas 51,5 millones de toneladas. 
• Esto implica que los productores rurales se desprendieron del 86% de la cosecha. 
• Así las cosas, todavía resta fijar cotización y comercializar unas 8,5 millones de toneladas. 
• Para la misma fecha del año pasado, sobre una campaña menor, de 52 millones, los productores se habían desprendido de 43 millones de toneladas.
• Es decir, que para esta misma fecha de 2015, los ruralistas habían vendido el equivalente al 83% del total producido, es decir, tres puntos por debajo del nivel actual. 
El consenso entre los analistas del sector es que el equipo de Prat Gay esperaba que, tras el "shock" de competitividad que se le dio al campo, esas existencias guardadas como reserva salieran en tiempo récord a través de los puertos
Por eso coinciden en señalar que el macrismo vive como una suerte de traición el hecho de que el volumen de soja "encanutada" actualmente sea prácticamente el mismo que sufría Axel Kicillof Cristina Kirchner, que estaban abiertamene enfrentados con el campo.  
“Había muchísima expectativa. Se hablaba de que los puertos iban a colapsar de soja para exportación. Pero los productores fueron cautos. La realidad es que hay actividad y se están comercializando granos a buen ritmo para lo que es la época del año, pero no a los niveles que esperaba el macrismo", Gobierno”, graficó Guillermo Rossi, economista de la Bolsa de Comercio de Rosario. 
“El productor cayó en la cuenta de que la suba de costos no se detuvo y por eso está desprendiéndose de la soja sólo en función de sus necesidades”, agregó.  
Para Gustavo López, director de la consultora Agritrend, “los productores, por más que les hayan mejorado el tipo de cambio y bajado las retenciones, siguen a la expectativa de ver qué cómo evoluciona el dólar”.  
La realidad es que el precio que están recibiendo los productores por parte de las cerealeras y las plantas aceiteras hoy luce muy positivo: cerca de $3.300 por tonelada de soja. Esto representa un salto del 40% respecto a los $2.350 que les ofrecían a mediados de noviembre, antes de la llegada del macrismo al poder. 
Sin embargo, para el economista Gabriel Caamaño Gómez, del Estudio Ledesma, eso no es suficiente para quebrar una costumbre histórica que tiene el campo: guardar granos como reserva de valor. 
"Los productores no están boicoteando. Sucede que cobran su cosecha en pesos y después tienen que salir a comprar divisas al precio minorista. No quieren sufrir un descalce y por eso sienten que si se quedan con los porotos, están posicionados en dólares", agregó. 
Bajo la óptica de Javier Buján, de la consultora Kimei Cereales, por más que haya mejorado el ingreso en término de pesos, muchos productores “prefieren quedarse con el cultivo como moneda de reserva de valor antes que con el dinero en efectivo”. 
Así las cosas, pese al “shock de competitividad” con el que avanzó a favor del agro, Prat Gay no pudo vencer a los ruralistas en la “pulseada psicológica” y romper con una costumbre ya considerada histórica: encanutar parte de la cosecha hasta que llegue la nueva campaña. 
“Hay una cuestión estructural y es que el hombre de campo primero vende el trigo y el maíz y luego se queda con una porción de la cosecha de soja. Aun con el diferencial de precios que existe a favor del sector rural, se mantuvo esa costumbre”, señaló Rossi. 
Entre los analistas hay consenso de que el “efecto canuto” se irá debilitando en la medida en que se acerque el nuevo ciclo o que el precio del yuyito perfore el techo de los $3.500 por tonelada, un 10% más que el valor actual. 
Esto se lograría a través de una mejora de la cotización internacional (se toma como referencia el mercado de Chicago) o vía un mayor deslizamiento del tipo de cambio, tal como ha venido ocurriendo en las últimas jornadas. 
A la espera de la nueva cosechaLa apuesta del macrismo por hacerse de los "sojadólares" está puesta ahora en la nueva campaña, cuya “temporada alta” se iniciará entre la última semana de marzo y la primera de abril. Es decir, restan cerca de seis semanas hasta que llegue la esperada lluvia verde.  
El problema es que el macrismo enfrenta en este 2016 un menor volumen y precios más deprimidos
En la previa a las elecciones se palpitaba una mejora de las expectativas, dado que los dos candidatos en pugna proponían –con sus diferencias- una recuperación de la competitividad del campo. Sin embargo, el cambio de humor no llegó a plasmarse en un salto en el nivel de superficie sembrada, que se ubicó por debajo de la última campaña. 
Esto repercutirá en el valor final de la cosecha. Para López, “se está esperando una disminución tanto en los volúmenes como en los precios. Consideramos que el ingreso de divisas será cerca de un 10% menor”. 
Según un trabajo de Agritrend, la cosecha 2015 estuvo valuada en casi u$s24.200 millones. Como contrapartida, la nueva campaña está cifrada en cerca de u$s22.450 millones. 
De acuerdo con las proyecciones de Agritrend, las exportaciones de aceites dejarán el mismo nivel de divisas que en el último ciclo (u$s3.900 millones) pero habrá bajas en granos enteros (-u$s1.000 millones) y en pellets y harinas (-u$s800 millones), tal como se observa en el siguiente cuadro: 

En términos de ingresos por retenciones, dado que el Gobierno avanzó con una eliminación de los derechos de exportación para el trigo, el maíz y otros cultivos y convalidó una baja de cinco puntos para la soja y derivados, la merma en dólares ascendería al 37 por ciento. 

• Por las ventas al mundo de granos, la administración macrista dejaría de recaudar u$s1.500 millones. 
• Por envíos de aceite de soja y girasol y de biodiesel, dejaría de recibir casi u$s400 millones respecto del ciclo anterior. 
• Por exportaciones de derivados (harinas y pellets) terminará cediendo otros u$s740 millones.
• Así las cosas, en total, serían u$s2.600 millones menos en concepto de retenciones (ver cuadro).

Claro que el salto del dólar con el que avanzó Macri ni bien asumió el Gobierno permitirá que esos ingresos por retenciones rindan más en términos de moneda local. 

Como piso, la cosecha podría dejar un ingreso cercano a los $67.200 millones, una cifra superior a la del 2015 en términos nominales. Sin embargo, descontando inflación, la recaudación terminaría siendo casi 20% más baja. 
"El aporte del agro este año va a ser menor y esto va a terminar repercutiendo en el valor total de las exportaciones de la Argentina, dado que el complejo sojero es el más importante, con una participación del 25%, por encima del automotriz, el metalúrgico y el petroquímico", afirmó Caamaño Gómez. 
Sin que se espere un año crítico en materia de "agrodólares", los funcionarios macristas sí deben prepararse para transitar un 2016 sin boom sojero. Y, para peor, deben masticar la bronca de que los productores reediten el clásico "canuto", tal como lo padeció Cristina, a pesar de el Ejecutivo siento que les dejó todos los beneficios servidos en bandeja.  

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