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Se trata de Brian Jones y Mick Taylor. El bajista Bill Wyman dijo que "si alguna vez un hombre vivió genuinamente la vida del rock, ese fue Brian Jones"
12/02/2016 - 11:33hs

Su background blusero alimentó el repertorio de los primeros Rolling Stones, que allá lejos y hace tiempo, hacían base en el Crawdaddy, un reducto de los suburbios de Londres, ganándose fama de "chicos malos". Con el tiempo y la banda que crecía en dirección de la autosuficiencia autoral hegemonizada por el tándem Jagger/Richards, su aporte viró hacia la polifuncionalidad instrumental. Era capaz de dominar en poco tiempo un instrumento desconocido y exótico como el sítar, que marca el riff de Paint it black.

Sin embargo, los conflictos derivados de adicciones lo comenzaron a marginar del escenario, que obligaron a la banda a postergar las giras. Según Brian Jones, fue el comienzo del fin, en el grupo que había contribuido a fundar y bautizar. De su protagonismo inicial se entiende que propocionaran el debut en los boletines musicales de la época como Mick Jagger, Brian Jones y the Rolling Stones.

En su libro Stone Alone, el bajista Bill Wyman, dijo que "si alguna vez un hombre vivió genuinamente la vida del rock and roll y caracterizó a los Rolling Stones en todos sus aspectos, mucho antes de que los cinco asumiéramos un estilo, ese fue Brian Jones".

Con un toque glamuroso en el vestir, también destacó por la cantidad y variedad de sus novias. Una de ellas, Anita Pallenberg, le jugó la mala pasada de abandonarlo por su compañero Keith Richards, en un viaje a Marruecos del que debió desistir a último momento por un problema de salud.

Otros aspectos de la personalidad de Jones, derivados de su interés por las músicas y los instrumentos del mundo, incluyen la producción de un álbum étnico, Brian Jones Presents the Pipes of Pan at Joujouka, de una formación de vientos del magreb, lanzado a título póstumo en 1971, en edición limitada y hoy es joya de coleccionistas, según publica el diario BAE.

Cuando se produjo su oscura muerte por asfixia en la pileta de la residencia que ocupaba , había sido apartado de la banda y su lugar como guitarrista, ocupado por el núbil Mick Taylor.

Forjado en la escuela de los Bluesbreakers de John Mayall por la que pasó Eric Clapton en sus comienzos, Taylor contaba apenas 20 años cuando recibió la invitación que ningún músico podía rechazar: pasar a ser miembro de "la banda más grande del mundo", aunque todavía estaban lejos de serlo.

Su debut se produjo en el concierto gratuito que los Stones ofrecieron en homenaje de su ex compañero recientemente fallecido. El evento llevado a cabo en el Hyde Park ante unos 250.000 espectadores mostró a unos Stones fuera de forma luego de la larga ausencia de los escenarios. 

"Pienso que hizo una gran contribución. Era un guitarrista muy fuido y melódico, como no habíamos tenido antes y no volvimos a tener después. Ni Keith (Richards) ni Ron ((Wood) tocan con ese estilo" reconoció Mick Jagger.

Pero cuatro años en la vida de los Rolling Stones pueden desquiciar a cualquiera que no haya nacido para serlo.

"Pasó de ser un tranquilo, callado y y amable muchacho a convertirse en un egomaníaco adicto", revela el ingeniero de sonido de aquella época, que llegó a plantearle a Jagger que si Taylor no lo dejaba trabajar tranquilo, no seguiría. En todo caso, el guitarrista, que abandonó a los Stones antes de entrar a grabar Black & blue, no guarda mucha memoria de los motivos puntuales de su alejamiento, si bien siempre se especuló con un instinto de auto preservación de los excesos en los que estaba sumida la banda.

"No recuerdo precisamente por qué lo hice. Suelo tener muy buena memoria, excepto de esa época", dijo en alguna ocasión.

Pero el tiempo cauterizó heridas y los conciertos por el medio siglo stone en Londres y Nueva York lo vieron colgarse la guitarra como invitado.

"Mick únicamente me pidió que saliera y me divirtiera, y eso hice", resumió. Viejito piola.

Andrew Oldham, un tipo audaz

En el poco tiempo que trabajó con ellos -fueron apenas tres años- Andrew Oldham no sólo definió estética y sonido de los Rolling Stones. Su gran acierto inicial fue captar la posibilidad que abrían los Beatles como contrapartida de "chicos buenos" a sus pupilos identificados con la rebeldía y los malos modales. Se le atribuyen frases célebres: "Dejaría que su hija se casara con un Rolling Stone?" para dejar en claro la actitud desafiante. Antes que nada, fue el responsable de borrar a un miembro fundador, Stu Stucliff, originalmente a cargo de los teclados, a quien las escasísimas fotos promocionales que sobrevivieron, muestran como demasiado "normal" para el look que pretendía infundirle a la bisoña banda.

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