iProfesional

El Gobierno teme por la corrida cambiaria y ya no habla de las bondades del dólar flotante
03/03/2016 - 08:32hs

Tras abandonar los gestos distendidos y las declaraciones sobre las bondades de la libre flotación del tipo de cambio, el Gobierno salió a desplegar artillería pesada.

De pronto se prendieron todas las luces de alarma. Los sucesivos cambios de estrategia venían siendo inútiles para contener la suba del dólar, que ya pisaba firme en el terreno de los $16. 

Y, para colmo, se incurría en un constante sacrificio de reservas con un resultado no muy satisfactorio.

En este contexto, empezaron a correr con insistencia versiones sobre desavenencias entre el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, y el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay.

Y, como saben todos los veteranos del mercado, una vez que esos rumores se instalan, ya deja de ser importante si la noticia es verdadera o no, sino cómo impacta sobre las expectativas de un mercado que -hasta ahora- percibía al equipo económico como un grupo homogéneo y con solidez profesional.

Por lo pronto, la sucesión de medidas confusas y cierta sensación de improvisación empezaron a esmerilar la credibilidad.

A punto tal que las críticas empezaron a llegar desde todos los ángulos: desde los ex funcionarios K hasta los ortodoxos partidarios del shock, pasando por las diferentes gamas de los gradualistas.

De manera que Sturzenegger decidió jugar fuerte. Este miércoles pudo festejar una victoria al hacer retroceder al dólar mayorista hasta los $15,66 luego de haber tocado los $15,95. En tanto, el minorista se estacionó en $15,95 después de alcanzar el registro de $16,10.

Lo mejor de todo es que esa baja se consiguió sin que haya sido necesaria una venta masiva de dólares, dado que el Banco Central se abstuvo de intervenir en el mercado.

Pero claro, es un festejo agridulce, porque en la jornada del martes había tenido que vender u$s237 millones, tras haber salido a golpear la mesa con una postura de u$s500 millones.

Desde que empezó con la estrategia de desprenderse de sus tenencias para frenar el precio, el sacrificio de reservas ya lleva u$s750 millones, tal como se encargó de recordar el ex ministro Kicillof, que no desperdició la oportunidad para la chicana política.

La hora de las críticasQueda por verse en los próximos días si el Banco Central logró disciplinar definitivamente al mercado y si logrará paz cambiaria hasta que llegue el ansiado ingreso de dólares proveniente de las exportaciones de soja, sumado a la llegada de algunos capitales externos.

O si, por el contrario, lo que se está observando en estas horas es apenas una tregua y ese clima "ochentoso" -generado por inversores que desconfían de la voluntad gubernamental por atacar el déficit fiscal- se vuelve a traducir en una carrera cambiaria.

Para Sturzenegger y equipo, seguramente son momentos de alivio luego de varios intentos frustrados y de muchos dólares gastados de una billetera escasa. Pero también es cierto que el Gobierno está pagando un alto costo político en términos de imagen.

Hoy parecen lejanísimos aquellos días en los que el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, hacía gala de su gusto liberal por la flotación y defendía la abstinencia del Banco Central.

Su credo rezaba que el único tema del que se tenía que ocupar alguien en su cargo era llevar a cabo, de manera exitosa, una política monetaria anti-inflacionaria y que el precio del dólar lo tenía sin cuidado.

Una premisa que contrasta bastante con su actitud de los últimos días, cuando se lo vio interviniendo fuerte en la plaza cambiaria.

Tampoco quedó bien parado Prat Gay quien, en sus primeros días como ministro -todavía bajo el efecto eufórico del levantamiento del cepo- había festejado cómo el dólar había caído desde $15 hasta casi $13.

La opinión mayoritaria del mercado era que el Gobierno corría el riesgo de haber "quedado corto" con la devaluación y que con esa cifra no se corregirían los problemas de competitividad.

Sin embargo, el funcionario no dudaba respecto de cuál era la interpretación que había que hacer: el Gobierno generaba una confianza tal que hacía que la demanda por dólares se deprimiera.

La situación de estos días no sólo desmintió esa calma, sino que proliferan todo el tiempo elementos que apuntan en el sentido opuesto: hay críticas tanto a temas de fondo como a las estrategias de intervención diaria en el mercado.

Economistas influyentes, con puntos de vista de los más variados, están haciendo oír sus cuestionamientos y sus dudas sobre cómo se está manejando el tipo de cambio.

Para Javier González Fraga, a quien le tocó lidiar con el mercado post hiperinflacionario de 1990, Sturzenegger tiene la culpa de haber permitido que se llegue a la actual situación, que es producto de una política errática y de la "falta de coraje".

"Yo no hubiera ofrecido u$s500 millones sino u$s1.000 millones", dijo el economista, quien recordó que en su momento no dudó en vender la mitad de las reservas con tal de disciplinar al mercado.

"Fue un error dejar subir el dólar de a unos centavos por día. El Banco Central tendría que haber generado intervenciones esporádicas. Vos tenés que hacerles perder dinero a los especuladores porque los hacés más racionales, saben que pueden perder", argumentó González Fraga.

No es el único que opina así. Incluso desde el propio Gobierno hay funcionarios que deslizan visiones similares y hasta advierten que "Sturzenegger cayó en la trampa al salir a vender de a poco y sin lograr frenar al mercado".

El costo de la "prueba y error"En definitiva, por más que pueda haber domado a la "fiera" de manera momentánea, lo que el equipo económico no logrará borrar es cierta imagen de improvisación, acaso por el exceso de confianza mostrado en los primeros días.

Situaciones tales como primero haber dejado caer la tasa desde el 38% hasta el 29% para luego impulsar una suba abrupta al nivel inicial son percibidas por los analistas como el reconocimiento tácito de que hubo reacciones del mercado que tomaron por sorpresa a los funcionarios.

"En medio de todo este dilema para el Banco Central, el organismo está haciendo prueba y error para poder dar un dato más certero de cuáles son las reglas de juego", apunta Andrés Azicri, director de la consultora Elypsis.

Amílcar Collante, economista de CeSur, cree que lo que se ha evidenciado en estos días es que la "flotación sucia" no es un sistema que deba ser aplicado por el "que quiere" sino por el "que puede".

Su opinión es compartida por varios analistas, que advierten que el requisito para "ensuciar" es contar con una billetera muy gorda, de modo tal que se pueda hundir el precio del dólar un largo tiempo (no un día o una semana sino meses), para así poder "aleccionar" a los especuladores.

No es, por cierto, la situación actual del BCRA, que puede permitirse planchar la cotización pero sólo algunas jornadas.

En otras palabras, los inversores ya saben de antemano que no van a perder apostando por el billete verse. A lo sumo, deben esperar un poco más, ya que en este contexto -de alto déficit y poca entrada de divisas- el tipo de cambio parece "condenado" a la suba

Por lo pronto, la entidad se vio obligada a cambiar su estrategia.

"Ahora está siendo más agresiva subiendo las tasas e interviniendo activamente en el mercado cambiario. Hubo un error de cálculo y ahora lo está revisando", argumenta el economista de CeSur.

¿Por cuánto tiempo se mantendrá esta situación? Collante considera que el panorama actual, singado por los altos tipos de interés y una marcada vocación intervencionista en el mercado cambiario durará, al menos, durante marzo.

"El oxígeno recién llegará en abril con el acuerdo con holdouts y la entrada de la cosecha gruesa de la soja. Mientras, la música de fondo será la misma", sostiene.

Hoy día, el Gobierno debe lidiar en simultáneo tres cuestiones muy complejas por resolver: bajar la inflación, evitar la dolarización de carteras y evitar la recesión. Sturzenegger está bailando al compás de estas tres situaciones.

No faltan las acusaciones sobre la falta de comprensión de la realidad. Por caso, Salvador Di Stefano, consultor financiero de fuerte prédica en la zona agrícola de Santa Fe y Córdoba, afirma que los funcionarios "en Capital Federal desconocen lo que sucede en el mercado agropecuario".

En este sentido, sostiene que "vienen manejando mal los tiempos" y así lo explica:

- "Decían que en marzo ingresan los dólares de la soja pero recién se cosecha en abril y mayo.

- Afirman que habrá u$s25.000 millones pero esa cifra es menor: u$s21.000 millones (u$s18.000 millones de soja y el resto de maíz).

- De ese total, a lo largo del año sólo podrían ingresar u$s17.000 millones porque una parte ya se liquidó (u$s4.000 millones).

- Ese ingreso no se dará todo en el corto plazo, sólo u$s7.000 millones entrarán antes de junio".

Las dudas de fondo

Además de la necesidad de atravesar las semanas que restan de "sequía", hay otro tema que los analistas mencionan como factor de estrés cambiario: los bancos empezaron a cobrar los primeros contratos de dólar futuro.

Esto da lugar a que estén circulando en el mercado parte de los aproximadamente $50.000 millones que le costará al Central esta política heredada de la gestión kirchnerista.

Esa masa de pesos terminan presionando el valor del dólar. Con ese tema en mente el Central dispuso, además de la abrupta suba de tasas, un recorte de cinco puntos porcentuales en la cantidad de dólares líquidos que puede tener como patrimonio.

Pero acaso estos problemas del día a día no sean los más graves que tienen los funcionarios. Porque lo más difícil de resolver es el cuestionamiento de fondo, que tiene que ver con el valor de equilibrio del billete verde.

Por lo pronto, quien está quedando muy mal parado es Prat Gay, quien hasta hace unos meses enfatizaba que el dólar iba a llegar a $16 sólo si se hacían mal las cosas.

Esto mismo se encargó de recordar el mismísimo Alejandro Vanoli, en un irónico tuit con la frase: "A confesión de parte..."

Los economistas que ven la situación desde una óptica "ortodoxa" y son partidarios de un ajuste severo, creen que la devaluación quedó corta.

Uno de ellos es José Luis Espert, quien afirma que el mercado "tiene dudas" y que la gravedad de la situación fiscal no deja mucho margen para el gradualismo.

Otros analistas, en cambio, creen que la moneda estadounidense ya en torno de $16 está en un nivel satisfactorio para el mercado.

En este grupo se alista Claudio Zuchovicki, gerente de Desarrollo de Capitales de la Bolsa de Buenos Aires, quien afirma: "El valor de $13,30 no era un precio real para el dólar en diciembre, porque los importadores en ese momento no podían comprar. Ahora sí y es todo más que normal".

Sea cual fuere el final, el equipo económico ya está contabilizando varios "goles en contra".

Hoy ya pocos repiten elogios por lo bien manejado que estuvo el levantamiento del cepo, y en cambio está ocurriendo lo que todo Gobierno quiere evitar: que los argentinos estén hablando de la suba del dólar.

Temas relacionados