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Cuesta 40% más adquirir billetes estadounidenses del otro lado de la orilla con pesos argentinos en la sucursal que tiene la entidad financiera estatal
11/04/2016 - 13:56hs

Nuevo Gobierno, fin del cepo y el paso sin escalas de un régimen de tipo de cambio administrado a otro conocido como de flotación sucia.

Bajo este precepto, el equipo económico define de forma implícita un rango de precio máximo y mínimo del dólar, y no interviene mientras se mueva dentro de esa banda.

Sólo toma participación activa -comprando o vendiendo- cuando el billete verde se aleja de esos valores predeterminados. En el mientras tanto, deja que el mercado defina la cotización en base a oferta y demanda.

Con el cambio de régimen, la divisa estadounidense de los "ficticios" $9,84 que marcaba al final del mandato kirchnerista a moverse en una franja que actualmente va desde los $14 a los $15.

Todo llevaría a pensar que el levantamiento del cepo y la normalización del mercado cambiario no sólo redujeron las distorsiones en la plaza local, sino las que se observaban al cruzar las fronteras.

Sucede que, hasta el año pasado, cuando un argentino visitaba otro país (como Uruguay, Chile o Brasil) y pretendía cambiar sus pesos, en las casas de cambio "castigaban" fuertemente la cotización de la moneda y le daban apenas una fracción de lo que realmente valía en el circuito local. 

Se podría pensar que, tras el fin de las trabas y devaluación mediante, el tipo de cambio vigente para el peso en el exterior hoy debería estar alineado con lo que sucede en el mercado local. 

Sin embargo, esto no es lo que está ocurriendo. Por el contrario, apenas se cruza la frontera se comprueba que en el exterior siguen viendo a la moneda local como muy riesgosa y como una "víctima" del efecto corrosión que genera la inflación.

Y esto se refleja en las pizarras de las casas de cambio, en las que se observa al peso argentino mucho más devaluado respecto del precio que se maneja en el ámbito doméstico.

Curiosamente, un claro ejemplo de esto lo da el propio Banco de la Nación Argentina.

Mientras que en la Ciudad de Buenos Aires se tienen que desembolsar $14,60 para comprar u$s1, en la sucursal que posee en Montevideo, la entidad exige casi 40% más para adquirir esa misma cantidad. 

Es decir, si se viaja a Uruguay con pesos argentinos y se pretende cambiarla por divisas estadounidenses, habrá que convalidar un valor que supera los $20

No es el único caso. Lo mismo ocurre en otros bancos y casas de cambio de nacionalidad uruguaya, donde llegan a solicitarse hasta $21 por cada billete de u$s1. 

De este modo, la diferencia respecto con los valores observados en bancos de Buenos Aires trepa al 44% (ver cuadro).

Estas cifras que se convalidan en el vecino país reflejan, en gran medida, el efecto de la inflación y la continua pérdida de valor de la moneda, en un contexto en el que se va atrasando el tipo de cambio. 

Un dato clave es que el valor que le atribuyen al peso argentino resulta cercano a una de las referencias que varios analistas toman en cuenta: el llamado "dólar de convertibilidad" o "de equilibrio".

Esto equivale a la relación entre la cantidad de pesos que circula en la economía ($588.500 millones) y los dólares que están en manos del Banco Central (u$s29.500 M).

Al hacer esta "cuentita" se desprende que cada u$s1 que hay en las reservas le "dan respaldo" a $19,97.

Esta referencia tiende a bajar cuanto menos moneda local haya en circulación o bien cuanto más billetes verdes estén en manos del BCRA.

Para algunos analistas, este tipo de cambio tan elevado que se observa apenas se cruza la frontera es fiel reflejo de que en los países limítrofes están prestándole más atención a la inflación y al paulatino atraso cambiario que a las promesas de mejora que viene pregonando el Gobierno.

"Más allá de los pasos positivos que está generando Macri para insertar al país en el mundo, luego de cinco años de cepo cambiario y aislamiento internacional, por el momento hay temor de quedarse con pesos argentinos en los bolsillos", afirma un experimentado cambista uruguayo que pidió no ser mencionado.

La alta inflación es un elemento determinante para explicar el poco apego que genera la moneda local en el exterior. Un índice de precios que puede superar el 35% anual genera, inevitablemente, que las entidades del exterior tomen sus recaudos a la hora de cambiar moneda extranjera y quedarse con pesos argentinos.

Pesos "livianos"A las cuestiones políticas y económicas que empujan la cotización hacia arriba al cruzar las fronteras se le suman aspectos coyunturales y operativos propios de cada país.

La sede del Banco Nación que está en Uruguay, por ejemplo, debe adecuarse al mercado en el que opera, debiendo actuar con la "lógica uruguaya", por más que sea una entidad estatal de Argentina.

De hecho, las pizarras en esa plaza reflejan un tipo de cambio similar al que existía hacia finales del cepo.

En ese entonces se tenían que desembolsar unos $21,50 para adquirir un dólar, mientras que el precio promedio que manejaban bancos y casas de cambio charrúas rondaba los $20.

Julio de Brun, consultor y ex director ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados de Uruguay, sostuvo en díálogo con iProfesional que el sobreprecio para hacerse de dólares se vincula también con el "factor disponibilidad".

"Depende mucho de la cantidad de billetes físicos de moneda argentina que hay en el sistema", apuntó, para luego agregar que a ello hay que sumar el costo de traslado -que es elevado-, lo que termina encareciendo más las operaciones.

Por otro lado, influye el flujo de personas que van y vienen de un lado y del otro y que le dan forma al juego entre la oferta y la demanda

El responsable de una casa de cambios radicada en Fray Bentos fue claro al afirmar que "el problema al que nos enfrentamos es que luego no sabemos qué hacer con los pesos que recibimos de los argentinos y esto por supuesto que repercute en la cotización".

"No es fácil volver a venderlos, porque no tenemos mucha demanda de uruguayos que quieran comprar esos pesos para cruzar el charco", agregaron.

En consecuencia, esto genera un alto costo que es el que da lugar a la amplia brecha entre puntas y a la gran distancia respecto de la cotización del dólar en Argentina.

Este "poco apego" por los pesos también se observa en operaciones inversas.

Si un individuo quiere vender billetes verdes en Uruguay para hacerse de moneda argentina, la cotización será menor a la que se paga en Buenos Aires. Así, por ejemplo:

-En la sucursal del Banco Nación en Montevideo, por cada u$s1 entregado el comprador recibe $12,04.

-En cambio, en Buenos Aires, obtiene $14,20 en el mismo banco. Es decir, un 18% más.

La conclusión entre los analistas es que los países de la región no quieren pesos argentinos. Y añaden que esto seguirá ocurriendo hasta que el Gobierno pueda bajar la inflación, al menos, a un dígito.

Una situación que se repite en el vecindarioLo que se observa en Uruguay, si bien de manera no tan amplificada, se repite en otros países vecinos. 

La siguiente imagen de una pizarra ubicada en uno de los principales shoppings chilenos permite ver la gran brecha entre el valor al que se compra y se venden pesos argentinos con respecto al spread que exhiben otras monedas: 

Para adquirir un dólar con pesos argentinos en Chile, Paraguay o Brasil habrá que desembolsar hasta un 30% más que en la plaza local.

Incluso, hasta fines de marzo, el gap llegó al 80% en el país comandado por Dilma Rousseff, ya que en varias casas de cambio de Río de Janeiro debían destinarse $26,60 para comprar un dólar.  

Sin embargo, luego de la aprobación en el Congreso argentino de las leyes para que el país pueda salir a financiarse en el extranjero -para pagarle a los holdouts-, en Brasil retrocedió con fuerza el precio implícito de la divisa hasta los $17,14 (ver cuadro).

En Chile y Paraguay, en tanto, los precios están un poco más en línea con el valor que tiene el dólar en el plano local, ya que la conversión oscila entre los $16 y los casi $18,5.

En casas de cambio de esos países aseguran que esto obedece a un tema de flujo comercial, lo que hace que en esos mercados se demanden más pesos argentinos para transacciones cotidianas

Esto se observa en Asunción del Paraguay ($16), donde el valor que se convalida está un 10% por encima de las cifras que se ven en las pizarras porteñas ($14,60).

Considerando estos casos, especialmente el que se da en Uruguay, está claro que el fin del cepo y la normalización del mercado cambiario es condición necesaria, pero no suficiente, para que el peso argentino tenga una mayor valorización al cruzar las fronteras.

Economistas afirman que, para que el precio de la moneda local sea más uniforme en el vecindario, entonces será fundamental bajar el ritmo inflacionario y no sumar ruidos en la plaza financiera local con medidas que cambien las reglas de juego. 

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