La industria de la ciberseguridad prevé mover casi 200.000 millones de dólares en 2020, dadas las crecientes amenazas cada vez más sofisticadas y peligrosas en internet, según recoge un informe con aportaciones de una treintena de expertos internacionales publicado por la Fundación Innovación Bankinter.

La industria de la ciberseguridad moviliza al año entre 61.000 y casi 80.000 millones de dólares, y para el final de esta década las previsiones apuntan a que la cifra podría ser 2,5 veces mayor, tal como se recoge en el documento, fruto de dos días de intensos debates a puerta cerrada, en Madrid, con expertos mundiales en ciberseguridad.

El informe, disponible en la página “web” de la Fundación Innovación Bankinter, que se presentará en un acto público, incluye aportaciones de ex dirigentes de Interpol, de entidades como la Alianza Internacional de Protección de Seguridad Cibernética (ICSPA) o de españolas como el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), entre otras muchas.

Además, opiniones de expertos legales, responsables de la industria, empresas y demás sectores involucrados en la seguridad de Internet.

Las pérdidas por ciberataques ascendieron sólo el año pasado al entorno de los casi 400.000 millones de dólares, de acuerdo a estimaciones del sector, aunque el volumen podría ser mucho mayor, dado que las víctimas no suelen revelar datos, según la publicación.

La ciberguerra, el ciberespionaje, la vigilancia masiva son sólo algunas de las amenazas actuales a las que se sumarán otras más allá de la ciberdelincuencia y cibercrimen, destacan los expertos en el informe, que recopila sus debates, en el marco de la vigésimoquinta edición del Future Trends Forum (FTF), un “laboratorio de ideas” o “think tank”  de la Fundación Innovación Bankinter para debatir sobre innovación, que se reúne semestralmente.

Se destacan en el informe las muchas las ventajas económicas y sociales vinculadas a la revolución que supuso Internet.

No obstante, se insiste en los nuevos escenarios que emergen de esta realidad digital, que hacen prever posibles conflictos bélicos con armas autónomas o entre máquinas y hombres, así como grandes sabotajes contra infraestructuras críticas de los países.

Los expertos proponen un decálogo de medidas para luchar contra el cibercrimen; entre otras, trabajar conjuntamente los países bajo el paraguas de entidades internacionales, promover la seguridad y la privacidad en las soluciones tecnológicas desde el inicio, o educar a nivel global en temas de ciberseguridad.

Exigir responsabilidades penales por el software inseguro, proteger los datos nacionales o estandarizar los requisitos de seguridad exigidos a los fabricantes, entre otros.