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A un costo un millar de veces menor que los que desarrollan las agencias espaciales estatales, coronan el ciclo de desarrollo de la compañía Satellogic
30/05/2016 - 11:11hs

En las primeras horas de este lunes, dos equipos de sólo 80 cm de alto, 40 de ancho y 40 de profundidad se convirtieron en los primeros nano satélites argentinos en surcar el espacio completamente funcionales y aptos para ofrecer servicios comerciales.

A un costo un millar de veces menor que los que desarrollan las agencias espaciales estatales, Fresco y Batata, como los llamaron sus creadores, en alusión al típico postre local, coronan el ciclo de desarrollo de la compañía tecnológica Satellogic.

La firma fue creada por Emiliano Kargieman con apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, y de la empresa estatal Invap, durante la administración Fernández de Kirchner.

Fresco y Batata fueron precedidos por tres aparatos de ensayo puestos en órbita en dos años: Capitán Beto, el 26 de abril de 2013; Manolito, el 21 de noviembre de ese mismo año, y Tita, el 20 de junio de 2014.

Los dos satélites transportan tres cámaras de un metro de resolución: una multiespectral, otra hiperespectral y otra térmica.

La multiespectral toma imágenes en rojo, verde, azul e infrarrojo cercano, y es útil para aplicaciones en agricultura, porque permite conocer distintos parámetros biofísicos de los cultivos.

La hiperespectral saca fotos en 600 bandas y ofrece información, por ejemplo sobre composición química de los vertidos de una fábrica, variedades específicas de ciertos cultivos, absorción de clorofila y otros aspectos, como la evapotranspiración. La cámara térmica obtiene imágenes en el infrarrojo. 

Satellogic ya firmó cartas de intención con 10 clientes que comprarán estos servicios para monitoreo diario de campos y cultivos, y de infraestructura crítica para gobiernos. También, para control de seguridad en la industria petrolera y en el medio ambiente. 

Otras 45 compañías, en el país y en el mundo, se aprestan a recibirlos una vez que ambos satélites estén activos.

Los aparatos pesan unos 35 kg y se desplazarán uno detrás del otro a lo largo de una órbita polar, es decir, que rodean la Tierra pasando por los polos, a 500 km de altura. Completan una vuelta cada 93 minutos.

"El tiempo de desarrollo de estos satélites fue de un año –detalló  Kargieman ante el diario porteño La Nación-, aunque, por supuesto, estamos avanzando de manera incremental sobre todo lo que veníamos haciendo con los satélites anteriores”. 

El 26 de abril de 2013 presentó su primer equipo, Capitán Beto, lanzado a bordo de un cohete chino. 

Era un cubo de 20 cm por 10 cm por 10 cm, de sólo dos kilos y medio de peso, que giró a 450 km de altura por sobre la superficie terrestre y se armó con materiales de ferretería y de teléfonos celulares. 

Unos meses más tarde, desde la base rusa de Yasni, puso en órbita Manolito, de similares proporciones, diseñado y ensamblado en una casa del barrio porteño de Colegiales.

En 2014 despegó Tita, que pesó 25 kilos y que se produjo con las mismas estrategias de diseño y fabricación con componentes de uso comercial, como resortes de ferretería, electrónica de teléfonos celulares y computadoras personales.

Tita permitió tomar imágenes y videos de dos metros de resolución, más o menos lo mismo que hace un satélite tradicional.

En estos tres años, Satellogic creció y hoy emplea a 63 personas que trabajan en seis países. Son físicos, ingenieros y especialistas en ciencias de la computación cuyo promedio de edad ronda los treinta años.

Todos los nano satélites se diseñaron con tecnología totalmente made in Argentina y sin emplear dispositivos espaciales, solamente electrónica de consumo.

Los datos que envíen se recibirán en una estación terrena de la Argentina, diseñada y operada por los científicos e ingenieros de la compañía, y otra en Svalbaard, Noruega, cerca del Polo Norte.

En noviembre lanzará otro pequeño satélite y dos más en marzo próximo. Los seis conformarán la constelación Aleph, como el cuento de Jorge Luis Borges.