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El debate sobre el "precio ideal" del dólar abre una nueva interna en el equipo económico del Gobierno
13/07/2016 - 08:32hs

La historia económica argentina parece ser circular. Al menos en lo que respecta al precio del dólar.

Durante una etapa se mantiene planchado y, transcurrido cierto tiempo, se vuelve a generar el mismo interrogante: ¿se atrasó? ¿Sigue en su "punto justo"?

Estos cuestionamientos recobran protagonismo en estos días, a raíz de un contexto particularmente confuso.

Mientras que algunos centran sus temores en la repetición del atraso cambiario, otros consideran que se puede estar en la antesala de una nueva escapada del billete verde.

Ambas visiones, por cierto, tienen su justificación. 

Hasta hace apenas un mes, el Banco Central tenia que intervenir para comprar divisas y así evitar el desplome de la cotización, que tendía a acercarse más a los $13 que a los $14. 

Luego, súbitamente, el movimiento se dio a la inversa, con un dólar que amenazaba con volver a los $16, a raíz de un contexto internacional de marcado nerviosismo por el "Brexit".

Lo cierto es que ahora -producto de una estabilidad de la que aún no hay certeza si es temporal o será duradera- se reinstala el clásico debate.

¿Está en su valor de equilibrio? Y, de no ser así, ¿el Gobierno debería moverlo hacia arriba o hacia abajo? Como ya ocurrió con otros temas, es una discusión en la que se está lejos de lograr un consenso, incluso dentro del propio equipo económico.

Los principales exponentes de las visiones contrapuestas vuelven a ser Alfonso Prat Gay y Federico Sturzenegger

El ministro de Hacienda y el titular del Banco Central -que ya se habían enfrentado públicamente respecto del nivel adecuado para las tasas de interés- ahora discrepan respecto de cuál sería el valor ideal del dólar para la economía.

Para Sturzenegger, el mercado debe ponerle un precio y el BCRA, dotar de volatilidad a la cotización. 

Claro que se trataría de una volatilidad con sesgo alcista, dado que en sus declaraciones y comunicados ya dio a entender que a él le gustaría un tipo de cambio más alto.

Prueba de ese favoritismo ha sido su persistencia en ir bajando las tasas de referencia de las Lebacs, incluso cuando el temor generalizado era el de una escapada de la cotización. 

Según fuentes cercanas al equipo económico, Sturzenegger es partidario de que se ubique por encima de los $15.

El titular del Banco Central cree que si se favorece el atraso cambiario, existen riesgos concretos de que se alargue la recesión. Y considera, además, que el sector privado requiere de señales concretas para favorecer las inversiones.

En el otro rincón, Prat Gay tiene una mirada diferente. Quiere un dólar tranquilo, sin sobresaltos, que ayude a "pinchar" las expectativas inflacionarias. 

¿Por qué? Porque considera que, bajo ese contexto, se dará una mejora del poder de compra de los asalariados, que servirá para darle impulso al consumo -motor de la economía- mientras se concreten y vayan madurando los planes de inversión.

El ministro -acaso confirmando el viejo dicho que señala que quien se quemó con leche ve una vaca y llora- teme por el eventual contagio inflacionario ante un posible repunte de la divisa estadounidense. 

Tiende entonces a pensar que en un escenario con tipo de cambio estable se acelerará la predisposición de la población a consumir

Una inflación más baja, que termine 2016 con una suba interanual del 25%, le permitiría ganar credibilidad al equipo económico y evitaría un hundimiento de las expectativas, de cara al 2017.

El gremio, con miradas opuestas
La misma contraposición de visiones que hoy existe en el Gobierno se está constatando en el gremio de los economistas.
Algunos se espantan ante la eventual tentación de volver a usar al dólar como "ancla" de los precios. Otros, en cambio, sostienen que no hay que pensar en la devaluación como única forma de recuperar competitividad cambiaria.
Consultado por iProfesional, el economista jefe de la consultora Elypsis, Luciano Cohan, considera que el Gobierno no tiene demasiado margen para elevar el tipo de cambio actual.
Esto, más allá de algún salto puntual producto de un agitado escenario internacional, tal como sucedió días atrás tras el "Brexit".
"Una economía abierta -como la de ahora- no ofrece demasiada capacidad para subirlo", apunta Cohan, al tiempo que añade que "no hay forma de ganar competitividad por ese lado".
A modo de referencia, vale un dato clave: en el mercado de futuros, los inversores están pactando acuerdos a una cotización de $16,80 para diciembre
En este sentido, ninguno de los economistas consultados por iProfesional le asigna chances de que se produzca una suba mayor. Más aun, el reciente relevamiento del Banco Central entre 50 consultoras (REM) dio una cotización más baja, en torno a los $16,10 para fin de año.
En este marco, cobra relevancia un trabajo elaborado por Elypsis que da cuenta de la evolución del tipo de cambio real multilateral (TCRM) de los últimos 15 años.

Es decir, el precio del dólar frente a una canasta de monedas conformada por aquellos países con los que más comercia la Argentina

Algunos datos a tener muy en cuenta:
-El precio actual de $15 resulta ser muy inferior al nivel que regía cuando asumió por primera vez Néstor Kirchner, allá por 2003. El valor del billete verde -bajo esa comparación de divisas- equivaldría hoy a $21,50
-También, es más desventajoso que el que de 2007, año en el que CFK llegó a la Rosada. Se observaba un TCRM equivalente a $21,70. Es decir, 45% más competitivo que el de estas jornadas. 
-El nivel vigente de $15 también se ubica por debajo de los $15,95 (en términos reales y traídos a cifras de hoy) de cuando Cristina impusiera el cepo, a fines de octubre de 2011. 
-Respecto de enero de 2014, cuando crecían los rumores de una devaluación, el tipo de cambio respecto a esa canasta de monedas era de $14,10. Es decir, el valor de hoy día es apenas $1 más ventajoso. 
-Si la comparación se realiza con el nivel alcanzado tras el salto devaluatorio propiciado por Kicillof, entonces el indicador actual ($15) luce peor que los $16,05 (esta última cifra surge de traer a valor presente el TCRM de aquel entonces). 
El único consuelo para el Gobierno es que el TRCM en la actualidad resulta más ventajoso que el del último tramo del mandato de CFK.
¿Debería generar preocupación los $15 a los que cotiza hoy día?

Marina Dal Poggetto, directora del Estudio Bein, le quita dramatismo: "La situación no es para nada alarmante", apunta en dialogo con iProfesional.

Así lo justifica: "Desde la última devaluación, el tipo de cambio real mejoró cerca del 40% respecto de Brasil y un 28% frente a nuestros principales socios comerciales".
No obstante, asume la existencia de varios sectores que vienen reclamando –y con razón- un mayor grado de protección, vía un tipo de cambio más elevado. Algunas economías regionales y la industria se anotan en este pedido.
"Acá la cuestión pasa por decidir qué modelo se necesita de cara al futuro”, afirma Dal Poggetto. En este sentido, observa que el Gobierno optó por amortiguar el ajuste que recae en la sociedad vía un mayor endeudamiento
"La presión, en este marco, es la de una caída del tipo de cambio. Y mi sensación es que lo veremos más retrasado", cuenta Dal Poggetto.
En línea con el pensamiento de Prat Gay, sugiere que en el actual contexto mundial "un dólar más alto no va a significar necesariamente un mayor crecimiento".
Lo cierto es que, tras un semestre muy frío, el equipo económico necesita mostrar datos positivos de la economía lo antes posible. Y, ante esa urgencia, el atraso cambiario hace que aumenten las chances de que mejoren los niveles de consumo.
Maximiliano Castillo, economista jefe de la consultora ACM, se muestra convencido de que se viene un período de dólar débil, algo que implicará "una dificultad adicional para el Gobierno".

"Para algunos sectores, este escenario significará un inconveniente. Pienso en la industria y también en el turismo", advierte.

Como otros colegas suyos, opina que el beneficio de tener un dólar por debajo del requerido tiene una faz positiva: "La reducción de la inflación, que es por cierto una de las prioridades del Gobierno".
La gran duda entre los analistas es si resulta sostenible este escenario. Por lo pronto, muchos de ellos creen que no y que sólo podrá mantenerse un tiempo.

Además, expresan que un alza del billete verde traería un plus adicional de inflación y un incremento en los subsidios.

No así una reducción del nivel de gasto público en relación con el PBI, ya que la economía argentina tiene una alta dosis de costos dolarizados. Entre ellos, las importaciones de energía, que incrementarían el agujero fiscal en vez de disminuirlo (tal como ocurría en otros tiempos).

Por cierto, siguen siendo numerosos los sectores que verían con agrado una corrección alcista. Sobre todo pensando en que es una forma de "licuación" del gasto público e implica una recuperación de la competitividad. 
Entre ellos se destaca el ex asesor de Daniel Scioli, el economista Miguel Bein, cuya opinión siempre es escuchada con atención en el city porteña.

Considera que el Gobierno debería aprovechar la actual coyuntura para llevarlo a una zona más cercana a los $16: "Yo pienso que ese precio sería todavía mejor para la industria, para la exportación y para las economías regionales". 

"Además no sería inflacionario, porque la recesión es tan grande que las empresas hoy no tienen ninguna capacidad de mover precios", expresa.
El eterno retorno
Más allá de los factores circunstanciales, caben otras observaciones. Entre ellas, la posibilidad (cierta) de que, dado el actual escenario internacional, la moneda se deprecie en los próximos meses. 
Algunos bancos de Wall Street ya sugirieron que el fortalecimiento del dólar a nivel mundial traerá impacto sobre las monedas de aquellos países en desarrollo, entre ellos la Argentina.
O bien, que termine corrigiéndose por el salto en el gasto público decidido por el Gobierno a partir de mayo, cuando se hizo notorio que la actividad se hundía cada vez más.
De todas maneras, Cohan rescata varios puntos que podrían ayudar a la economía a volver a la senda del crecimiento, más allá de la situación en el plano cambiario.
1. La expansión del gasto público, que ya se nota en obras y en el pago a jubilados.
2. El hecho de que los salarios puedan crecer por encima de la inflación en el segundo semestre.
3. La incipiente recuperación de las inversiones del sector privado.
4. Tasas de interés más bajas que las de la primera parte del año.
5. Un precio de la soja que sigue siendo elevado, pese al desplome de las últimas jornadas.
6. Un Brasil que podría comenzar a mejorar, tras estar cerca del piso en su caída.
Desde la escuela ortodoxa, Daniel Artana asegura que este cambio de estrategia, en favor de una expansión fiscal, "es una medida imprudente que deberá ser corregida a mediano plazo".
Distinta es la visión de Maximiliano Castillo: "Es cierto que la dinámica fiscal genera incertidumbre. Pero sólo a mediano término. Acá hubo un cambio de estrategia para intentar una mejora de la economía", afirma en diálogo con iProfesional.
Como tantas otras veces en la historia reciente, el valor del dólar en la Argentina vuelve a instalarse como el principal debate económico.
La cuestión ya forma parte de las discusiones diarias en los despachos oficiales. De fondo, perdura la urgente necesidad de una economía que precisa volver a crecer.

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