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El documento se hallaba en una computadora en desuso en el Ministerio del Interior y demuestra que el kirchnerismo usó dinero público para la construcción
14/07/2016 - 13:16hs

Un documento encontrado en una computadora casi en desuso del Ministerio del Interior prueba que el gobierno de Néstor Kirchner aportó dinero público para la construcción de obras en el monasterio donde José López intentó esconder casi u$s9 millones.

La nota, que tiene el membrete del viejo Ministerio de Planificación, tenía previsto financiar algo más de medio millón de pesos para una obra cuyo objeto era la "construcción de vivienda para el capellán, pintura y refacciones varias en el monasterio de las monjas orantes y penitentes de Nuestra Señora del Rosario de Fátima".

Con esta prueba, quedaría demostrado que el ex ministro de Planificación, Julio De Vido, financió con dinero público las obras del monasterio. En total, medido en dólares según la cotización del 8 de octubre de 2007, el presupuesto del proyecto fue de 160.553 dólares.

El documento está dirigido al ex subsecretario de Obras Públicas Hugo Rodríguez, antecesor de Abel Fatala, donde le solicita que considere el expediente por el que se tramita el "pago del Certificado Final de Obra N° 2", correspondiente al edificio que habitó el entonces arzobispo.

De esta manera, se confirma que el kirchnerismo financió obras en las que vivió un religioso afín y en la que se encontraron bóvedas que podrían ser utilizadas para esconder dinero, como el que López llevó esa madrugada del 14 de junio.

Desde hace semanas empleados del Ministerio del Interior buscaban sin éxito una corroboración. Sin embargo, no encontraron el expediente completo de la obra. Es una rareza más que se suma a las extrañas situaciones que rodean al monasterio.

El certificado al que hace mención fue presentado por el Arzobispado de Mercedes-Luján y supervisado por los arquitectos Anahí Zapata y Victor Yajima, de la Dirección Nacional de Arquitectura.

El segundo certificado pedía el pago de $153.167,60, "según se desprende de la Planilla de Rendición Final", indica la nota membretada.

El actual arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani, confirmó a La Nación lo que se desprende del documento interno. Sostuvo que la Casa del Capellán fue financiada con fondos aportados por De Vido.

"Es la vivienda donde fue a vivir monseñor Di Monte después de su retiro. Tiene dos o tres dormitorios, un comedor, una cocina y un oratorio. El capellán era Di Monte", explicó el prelado.

Ahora vive allí la hermana Alba, superiora del monasterio. Se trata de una edificación contigua a la casa de las religiosas contemplativas, donde habitan la hermana Inés y otras dos laicas consagradas.

"La tercera construcción es la Casa de Oración, que no está terminada. Sólo se levantaron las paredes y el techo y faltan las ventanas, las puertas, las instalaciones de gas y de electricidad. Si verdaderamente se hubieran recibido aportes millonarios del Estado, esa obra habría estado terminada", estimó Radrizzani.

La nota sostiene que "la erogación propiciada se enmarca en lo dispuesto por el Convenio de Colaboración y Transferencia de Fondos firmado por la Secretaria de Obras Públicas, la Subsecretaría de Obras Públicas y el Arzobispado de Mercedes-Luján con fecha 21 de diciembre de 2006".

Es un punto crucial: como se trata de un convenio, no se llamó a licitación. Además, los aportes para la casa de Di Monte no están registrados en otros documentos públicos de mayor visibilidad.

El documento también dice que para seguir con el trámite, después del visto bueno de la Dirección de Arquitectura y luego de corroborar "la existencia de crédito presupuestario", le eleva a Rodríguez un "proyecto de nota" para presentar a la Subsecretaría de Coordinación y Control de Gestión de Planificación, que debía firmarla para facilitar el pago.

Esa cartera estuvo en manos de Roberto Baratta, un licenciado en Comercio Exterior que adquirió un poder notorio en el manejo de Planificación, más conocido como el "coordinador" del ministerio de De Vido y famoso en el mundo privado por presionar a empresas con la intención de alcanzar su cometido.