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Se trata de Gioiosa Ionica, en Calabria, que tiene una población de 7.000 habitantes y es actualmente el hogar de varios asilados
20/07/2016 - 17:57hs

En un rincón del sur de Italia, las transacciones en moneda falsa no solo son aceptadas por los comerciantes locales, sino que son incentivadas por el gobierno.

La pequeña localidad calabresa Gioiosa Ionica, de 7.000 habitantes, es actualmente el hogar de un grupo de solicitantes de asilo. Estos reciben billetes falsos, o "tickets" como se les conoce, como parte de un sistema de vales.

Los refugiados pueden gastar el dinero en lo que quieran, pero solo dentro de la ciudad, para que las empresas locales se beneficien.

En lugar de joyas arquitectónicas europeas, los billetes muestran retratos de una colección de líderes comunistas e izquierdistas: Che Guevara en el falso billete de €10, Hugo Chávez en el de €20 y Karl Marx en el de €50.

El reverso muestra la firma de Giovanni Maiolo, el coordinador de los servicios de refugiados de la ciudad.

En Gioiosa Ionica ven esta situación como beneficiosa para todos. Los refugiados pueden comprar comida y tener un poco de dinero, mientras que los comerciantes consiguen nuevos clientes, lo que ayuda a calmar las tensiones sobre los recién llegados.

Y los beneficios van más allá.

El ayuntamiento recibe €35 al día por cada solicitante de asilo de parte del gobierno en Roma. Esta suma debe cubrirlo todo: desde alojamiento, alimentación y atención medicada, hasta clases de italiano, ayudas para conseguir trabajo y asistencia con la burocracia del asilo. También incluye un par de euros como dinero de bolsillo.

En este pueblo, más acostumbrado a la emigración que a la inmigración, estas sumas están marcando la diferencia. Casas que antiguamente se encontraban vacías encuentran inquilinos mientras más personas gastan dinero en las tiendas locales.

El dinero falso asegura que los solicitantes de asilo puedan comprar alimentos regularmente, incluso cuando los fondos de Roma se atrasan.

Los servicios de refugiados les pagan a los comerciantes en euros reales cuando llega el dinero en efectivo. De esta manera, el peso de la demora es asumido por el dueño de la tienda, quien por ende les da crédito a los servicios de refugiados y no a los inmigrantes.

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