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Los bonos que han tenido más dificultades para encontrar compradores han sido los de emisiones pequeñas, de menor liquidez y de empresas menos conocidas 
23/08/2016 - 14:00hs

La búsqueda global por obtener mayores rendimientos tiene sus límites y para algunos inversionistas llega hasta Argentina.

El gobierno atrajo la atención mundial en abril, cuando colocó bonos por u$s16.500 millones, más del doble del máximo emitido anteriormente por una economía emergente.

La operación, la primera oferta global de deuda del gobierno argentino en 15 años, también volvió a abrir las puertas a la emisión de deuda empresarial. Aunque algunas compañías han vendido deuda a lo largo de la última década, la mayoría no tuvo acceso a los mercados mundiales de crédito debido a la amarga disputa entre el gobierno y los acreedores extranjeros, lo que redujo la solvencia del país entero.

Según un artículos de The Wall Street Journal, las empresas argentinas que desean aprovechar la misma base de entusiastas inversionistas han emitido este año alrededor de u$s4.000 millones en deuda internacional, según la proveedora de datos Dealogic.

"Hemos estado prácticamente al margen del mercado durante 10 años", dijo Juan Procaccini, presidente de la Agencia Nacional de Promoción de Inversiones y Comercio Internacional. "Estábamos totalmente aislados. Y ahora eso cambió totalmente".

Las compañías están regresando a los mercados de capitales cuando los inversionistas en bonos viajan por el mundo para encontrar altos rendimientos en un momento en que la deuda del Tesoro de Estados Unidos a 10 años ha estado pagando en torno a 1,5%, y los bonos en otras partes del mundo desarrollado ofrecen incluso menos.

Esta búsqueda ha llevado a los gestores de fondos a lugares como Indonesia, donde los bonos del gobierno han ofrecido rendimientos de alrededor de 7%, y Mongolia, que este año emitió deuda con un rendimiento de 10,875 por ciento.

Sin embargo, las ventas de bonos de empresas argentinas han sido dispares. De las nueve ofertas contempladas para este año, dos tuvieron que ser retiradas o reducidas. Mientras algunas compañías más conocidas se financiaron a cambio de rendimientos de alrededor de 6%, otras tuvieron que pagar más de 9% para generar atractivo.

Los bonos que han tenido más dificultades para encontrar compradores han sido los de emisiones pequeñas, de menor liquidez y de empresas menos conocidas.

Compañía Latinoamericana de Infraestructura & Servicios (Clisa), que obtiene la mayor parte de sus ingresos de la recolección de residuos, construcción y concesión de carreteras, recortó en un tercio el tamaño de su oferta a u$s200 millones luego de que los inversionistas mostraron poco interés a pesar de rendimientos por encima del 9%. Celulosa Argentina canceló en julio una venta de bonos por falta de demanda.

Numerosos inversionistas quieren tener la posibilidad de vender con rapidez conforme los mercados se preparan para un aumento en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, algo que podría provocar una fuga de capitales de los mercados emergentes.

"La gente tiene diferentes apetitos de riesgo, pero en este entorno le asigno una gran importancia a la liquidez", dijo Nishant Upadhyay, jefe de deuda global de mercados emergentes de HSBC Global Asset Management, que gestiona una cartera de u$s20.000 millones. Upadhyay divisa mejores oportunidades en países como Brasil y México.

De todos modos, el solo hecho de que las pequeñas empresas de Argentina emitan deuda es una prueba del progreso que el nuevo gobierno ha logrado en unos pocos meses.

Argentina comenzó este año como un paria en el mercado mundial de deuda debido a su cesación de pagos de más de u$s80.000 millones de deuda soberana en 2001. Pocos esperaban que la situación cambiara rápidamente tras un enfrentamiento de 15 años con los fondos de cobertura que no quisieron canjear la deuda incumplida por nueva deuda con descuentos.

No obstante, después de que el nuevo presidente, Mauricio Macri, llegó a un acuerdo en febrero con los fondos rebeldes, o holdouts, el país emitió un récord de u$s16.500 millones que atrajo órdenes por casi u$s70.000 millones, según fuentes cercanas.

Después de eso llegaron las ventas de bonos de los bancos, empresas de servicios públicos, energéticas y otras compañías. Albanesi S.A., un productor de gas natural, vendió en julio u$s250 millones en bonos con un rendimiento superior a 9%.

Las emisiones más exitosas corresponden a nombres conocidos como YPF S.A., la energética controlada por el Estado, que este año ha recaudado unos u$s1.750 millones.

Grupo Arcor S.A., una de las cinco principales empresas de golosinas de América Latina, levantó u$s350 millones con un rendimiento de 6% para refinanciar bonos con vencimiento en 2017 que pagaban un interés de 7,25%. Ha sido el menor rendimiento hasta ahora pagado por una empresa emisora argentina, lo que indica un alto interés en el mercado.

"Hay una demanda reprimida" para la deuda corporativa argentina, dijo Lisandro Miguens, jefe de mercados de deuda para América Latina de J.P. Morgan. El estratega prevé que las nuevas emisiones de bonos denominados en dólares de empresas argentinas ronden los u$s5.000 millones este año.

Kieran Curtis, director de inversiones en deuda de mercados emergentes de Standard Life Investments, que tiene un portafolio de aproximadamente u$s1.300 millones, compró parte de la emisión de u$s500 millones de Cablevisión, que colocó bonos a cinco años con rendimientos que ofrecían una prima de 3,76 puntos porcentuales sobre la deuda soberana a cinco años.

"Hay mucho sentimiento positivo y vemos bastantes empresas que llegan al mercado", dijo Marianna Waltz, directora gerente de Moody's Investors. Sin embargo, advirtió, "no creemos que los mercados de capitales se abrirán para todos los emisores".

La economía argentina sigue teniendo problemas, un inconveniente para empresas de productos de consumo orientadas al mercado interno.

Los gestores de fondos también dicen que algunas empresas tienen dificultades para comunicarse con los inversionistas y pueden no llegar a proporcionar toda la información que se les pide. Además, muchos bonos podría ser difíciles de transar en grandes cantidades o en un mercado a la baja, según los analistas.

"Es muy difícil transar esa deuda. Hay muy poca liquidez", aseveró Jason Trujillo, analista sénior de mercados emergentes de Invesco, en Atlanta, que tiene u$s779.600 millones bajo gestión. "Los inversionistas no están dispuestos a entrar en estas pequeñas operaciones riesgosas".

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