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Los préstamos en divisas crecieron 150% en lo que va del año; la diferencia de tasas y la estabilidad del tipo de cambio son las principales razones 
29/08/2016 - 13:55hs

Alentada por el fuerte diferencial de precios y un tipo de cambio que se mantiene estable y se prevé seguirá así, la demanda de créditos en dólares se disparó en los últimos meses mientras la de créditos en moneda local se mantiene en estado vegetativo.

Los números son elocuentes al respecto. Mientras el stock de préstamos al sector privado en moneda extranjera acumula un incremento del 150% en lo que va del año (creció de u$s2.970 millones a u$s7.425 millones), el de financiamiento en pesos apenas se expandió un 3,6% (pasó de $776.200 millones a $796.500 millones).

El fuerte despegue obedece tanto a los muy reducidos niveles que tenían los créditos en divisas tras las restricciones impuestas por el cepo desde fines de 2011 y hasta diciembre pasado, como a la liquidez que ganaron los bancos (los depósitos en dólares treparon en unos u$s6.000 millones desde entonces) una vez que esa estructura comenzó a desmontarse.

A esa creciente disponibilidad se sumó el desaliento que generó, vía tasas, el Banco Central (BCRA) para evitar que esa liquidez se invierta en los títulos que emite la entidad. Ocurre que las tasas de las Letras en dólares, que habían promediado el 4% anual durante 2015 para tratar de sumar reservas, cayeron al 0,9% en 2016, e incluso la oferta de estos instrumentos se discontinuó desde fines de abril para inducir que esos fondos se vuelquen al crédito.

Dichos estímulos, sumado a una flexibilización normativa que amplió el potencial de tomadores de las empresas exportadoras (por la capacidad que tienen de generar repago en la misma moneda) a sus proveedoras lanzaron a los bancos a competir por producto (se lanzaron nueve líneas de créditos en dólares en los últimos cuatro meses) y precio, lo que hizo caer las tasas ofertadas a "niveles nunca vistos en la Argentina", describió recientemente a La Nación el economista Nicolás Dujovne.

Lo que siguió fue algo así como un proceso natural. La demanda empresaria no tardó en descubrir estas diferencias y tratar de aprovecharlas, en momentos en que las tasas en pesos para ese tipo de financiaciones se habían vuelto prohibitivas.

"La demanda de préstamos en dólares tiene que ver con dos elementos: el calce natural de muchas empresas, sobre todo las de agronegocios y otros sectores exportadores que se mueven en dicha divisa, y el incentivo que dieron las tasas. El costo del interés en pesos es insostenible para las empresas, lo que incrementa la tendencia recesiva de la economía", describe el consultor de empresas Miguel Arrigoni, líder de FIRST Corporate Finance Advisors.

"Los que pueden pasarse de moneda bajan las tasas de un rango efectivo final que va del 40 al 100% anual, según la actividad y tipo de empresa, a otras del orden del 4 al 15% en dólares. Esa diferencia implica en muchos casos poder seguir en la actividad o no", agrega.

A este factor que estimula la demanda hay que sumar el componente minorista. La financiación de consumos realizados en el exterior vuelve a mostrar una tendencia alcista, que hace que el stock de este tipo de préstamos vuelva a estar cerca de los máximos que alcanzó durante el último trimestre de 2015, cuando el atraso cambiario había alcanzado niveles récord. Todo porque vuelven a ser furor los tours de compras para aprovechar precios más accesibles o las vacaciones en el exterior.

"Con una cotización relativamente estable, la gente volvió a perder el temor a endeudarse en dólares y trata de aprovechar el fuerte diferencial de precios que, en algunos sectores, tenemos con el exterior. Y esto seguramente crecerá con el regreso de los envíos puerta a puerta", comentaron en un banco líder.

Del lado de los pesos, la demanda de crédito bancario se encuentra en estado vegetativo desde que la economía dejó atrás el esquema de tasas negativas o neutras y pasó a otro de tasas positivas frente a la inflación, para frenar la dolarización (primero) y tratar de estimular el ahorro para bajar el nivel de circulante y tratar de apagar el fuego inflacionario (después).

El stock ya lo refleja: está virtualmente congelado en lo que va del año, incluso mostrando caídas en algunos casos, como el descuento de cheques (2015 había cerrado con $192.200 millones en créditos dados contra la cesión de documentos y ahora sólo hay $175.500 millones financiados por esta vía).

Hasta ahora, en línea con la actual recesión, en los bancos coinciden en describir que esta demanda no reacciona pese a la baja promedio de 5 puntos que tuvieron las tasas desde que el BCRA recordó en casi 10 puntos (del 38 al 28,75%) lo que paga por las inversiones en letras.

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