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El Gobierno, ahora con tinte "Nac&Pop": abre más la billetera para el gasto y reorienta su plan económico
26/09/2016 - 05:04hs

La estrategia de inyectar optimismo organizando foros de negocios, intercalando giras internacionales y realizando anuncios sobre proyectos de inversión en carpeta muestra sólo una cara de la moneda. 

Por detrás de esta actitud proactiva subyace la ansiedad del Gobierno por ver una reversión del panorama recesivo. Esto mantiene nerviosos a los funcionarios y hasta llega a generar escenas de tensión.

Esto al menos fue lo que sucedió recientemente, cuando se originó un contrapunto entre dos miembros del Gabinete y en presencia del propio Presidente.

En un momento, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, sacó de una carpeta un informe de la consultora del economista Orlando Ferreres. 

Cabrera daba por ciertos los números y los comentarios sobre la marcha de la economía que se desplegaban en ese reporte.

Macri escuchaba atentamente. Hasta que intercedió Alfonso Prat Gay. El ministro de Hacienda cortó en seco el relato de Cabrera. Lo retó delante de los demás ministros por dar por válidos los datos de una consultora privada.

Cabrera entendió que Prat Gay le faltaba el respeto en presencia del Presidente y de los demás pares del gabinete. El resto de la reunión se realizó en un clima de extrema tensión. 

Cada uno de los funcionarios expuso lo suyo y ahí concluyó el encuentro. 

"Quedó un muy mal clima. El aire se cortaba con una tijera", comentó a iProfesional uno de los presentes que pidió no ser mencionado. 

La anécdota refleja el estado de ánimo de una administración a la que las cosas no le están saliendo con el ritmo que pretende. 

Incluso, pese a los esfuerzos oficiales por demostrar que el “mini Davos” había ayudado a impulsar un fuerte optimismo inversor, la realidad es que los proyectos a gran escala todavía se hacen desear. 

A sabiendas de que los números son menos promisorios que los que sus propios ministros le prometían meses atrás, Macri considera  estos cortocircuitos para tomar decisiones.

Plan "Nac&Pop"

Los tiempos apremian porque el jefe de Estado quiere llegar al 2017 con chances de hacer una gran elección y consolidar sus iniciativas con una mayor presencia de hombres y mujeres de Cambiemos en el Congreso.

Algunos lo llaman "reorientación". Otros, con un grado mayor de suspicacia, ven en el "Plan Macri" una maniobra con fines electorales. 

En el equipo económico prefieren hablar de una "adecuación de los objetivos". 

Las urgencias quedaron en evidencia en la presentación del Presupuesto para 2017

Allí, Prat Gay admitió que el agujero fiscal será superior al previsto originalmente –podría superar el 4%-, como consecuencia del mayor gasto originado por la reparación histórica a los jubilados y por el freno a las subas de tarifas.

Pero, además, tanto por determinación del propio Ejecutivo como por presión de los gobernadores provinciales, se prevé un fuerte impulso a la obra pública, mientras el alivio impositivo es puesto en el "freezer".

Es decir que, en este contexto, no hay muchas chances de que en el corto plazo se avance con la prometida quita de 5 puntos a las retenciones a la soja, ni con la eliminación del impuesto al cheque o la modificación integral de Ganancias

En definitiva, mientras la concreción de las inversiones anunciadas se sigue haciendo esperar, el Gobierno ya tiene en claro que, para un 2017 que tendrá como fondo el paisaje de las elecciones legislativas, no queda otro camino que ir a un plan "Nac&Pop". 

Los componentes son: 

● Más gasto en obras públicas.

● Una recuperación salarial vía control monetario de la inflación.

Además, hay un dato innegable. En los últimos meses, el Ejecutivo propuso distintas medidas asociadas a un generoso costo fiscal:

● Cambios en Ganancias: $50.200 millones

● Exención IVA Canasta Básica: $8.300 millones

● Reparación Histórica Jubilados: $7.100 millones

● Otras mejoras impositivas (AUH): $10.300 millones

Entre estas últimas cuatro iniciativas se contabiliza un costo para el fisco -todas para este año- por casi $76.000 millones.

Según una estimación de la consultora LCG, del embajador argentino en Estados Unidos, Martín Lousteau, el esfuerzo fiscal total (incluyendo la eliminación de retenciones) alcanzará a $130.000 millones en 2016.

Frente a este escenario, los profesionales más ortodoxos aseguran que no hay espacio para ensanchar aun más el bache en las cuentas públicas. Incluso si se toma en cuenta que el Ejecutivo debió dejar parcialmente de lado el shock en las tarifas.

Sin embargo, en las últimas semanas fue ganando espacio la idea de que es necesario un esfuerzoadicional para levantar la economía, a poco de ingresar en el año electoral.

La obra pública, entonces, quedó como la herramienta preferida para enfocar esos recursos.

La encrucijada

En diálogo con iProfesional, un alto funcionario se ataja: "No quiero entrar en el debate de los precios. Claro que es un caballo difícil de domar, pero la verdad es que nos vemos en la obligación de ir por más: la meta urgente es lograr la reactivación".

En la última parte del año, ya se observa a un Gobierno muy decidido a darle prioridad a las políticas que aceleren el crecimiento de la economía.

Hay un convencimiento de que esa es la agenda pública impuesta por la realidad

Allegados al equipo económico aseguran que el propio Macri se convenció de esa estrategia luego de conocido el aumento de la tasa de desempleo, que trepó al 9,3%.

Por eso mismo, le dará impulso a los planes de obras públicas que vienen demorados en su implementación. 

Además, se mostrará más flexible en las pautas fiscales, aun a costa de las críticas que ello pueda levantar entre algunos economistas. 

Tal es el caso de Miguel Angel Broda, quien admite sentir "desazón" por el rumbo del modelo económico.

Un "modelo" que, según prometían los propios funcionarios a comienzos de año, pretendía atraer capitales hacia la economía real e impulsar las exportaciones. Esto es algo que todavía no está ocurriendo. 

La inflación es la piedra en el camino para llegar a la tan necesaria reactivación. Pero el Gobierno, que había confiado en un descenso rápido, se vio superado por la realidad de un índice de precios que este año se elevará en torno al 42%.

En un duro informe, la consultora Economía & Regiones –antes comandada por Rogelio Frigerio-, advirtió que “hay que bajar el déficit fiscal en serio para reducir la inflación en forma creíble y tener chances de volver a crecer impulsados por la inversión privada, que es el único driver para mejorar la productividad, generar de empleo y crecer sustentablemente en el largo plazo”.  

Existe una llave que el Ejecutivo tiene para abrir la puerta hacia una expectativa distinta: la ejecución de obras públicas en las provincias.

En este sentido, E&R advirtió sobre una subejecución de partidas del Presupuesto.

En el renglón "Inversión Real Directa", la transferencia de fondos resultó de tan sólo el 41% del total en los primeros ocho meses del año. 

Claramente, allí la administración central dispone de un motor para la actividad económica. Claro, siempre y cuando se decida a encender el motor...

En caso de hacerlo, generará una nueva controversia con quienes, desde la city, vienen reclamando más ajuste de las cuentas públicas

Ese argumento se abastece de un axioma: que si el rojo fiscal se eleva, los inversores le querrán cobrar más caro al país. Una película que la Argentina ya vio en el pasado.

Sin ir más lejos, la consultora E&R postuló en su informe que “no bajar el déficit y financiarlo con deuda termina castigando indefectiblemente la inversión y el crecimiento en el mediano y largo plazo, porque aumenta el riesgo país encareciendo el costo de capital".

¿Como en el fin del kirchnerismo?Las proyecciones oficiales para 2017 lucen optimistas bajo el actual escenario, donde todavía mandan los números rojos. 

Una situación que se presta para que algunos funcionarios crean que es mejor ser flexible antes que insistir con una fórmula que hasta ahora chocó contra la realidad.

Por eso mismo hay quienes comparan la situación actual con lo que hizo la administración kirchnerista en el último año de gestión.

En aquel momento, después de la devaluación que llevó el dólar de $6 a $8, optó por clavar el tipo de cambio en ese valor.

La jugada se completó con una suba promedio del 30% en los salarios; un mayor gasto público y un incremento en la emisión de Lebac para atemperar las presiones cambiarias.

Ese planteo le permitió a Cristina Kirchner despedirse con un crecimiento anual del 2,4%. ¿Irá el Gobierno en ese mismo sendero?

Por lo pronto, el mes de septiembre se inició con una suba del gasto público por $148.000 millones. 

Mediante un decreto de necesidad y urgencia, el Ejecutivo se aseguró contar con las partidas necesarias para hacer frente a subsidios, pero también para garantizarse la realización de obras públicas que, de otra forma, quedarían en el olvido.

Conviene prestar atención a los detalles de estas medidas para tener el pulso de las últimas decisiones: 

● Casi la mitad de esta ampliación presupuestaria servirá para que el ministro Juan José Aranguren atienda los subsidios energéticos, golpeados por la sentencia de la Corte Suprema.

● Otros $30.000 millones se destinarán a las petroleras, como incentivos a la producción de hidrocarburos.

● Unos $14.000 millones adicionales se irán para las empresas transportistas, que perciben subsidios para mantener el valor de los boletos de trenes, colectivos y subtes.

● Como contrapartida, el Ministerio de Interior, a cargo de Rogelio Frigerio, percibió apenas $5.200 millones, que servirán para avanzar con obras públicas a finalizar de acá hasta fin de año. 

En su mayoría, se trata de proyectos de infraestructura (redes cloacales, agua y planes para levantar o refaccionar viviendas sociales).

Por ahora, los consultores de la city coinciden con el Gobierno en que 2017 será el año de la vuelta del crecimiento y que la inflación no debería superar el 20% anual.

Sin embargo, hay analistas que observan una inconsistencia en ese presagio. Advierten que si fuera cierto que el PBI se expandirá más del 3% el próximo año, entonces la inflación debería estar más cerca del 30% que del 20% promocionado.

La incógnita es qué camino terminará eligiendo Macri. Es decir:

● si opta por la resignación de algunos puntos de inflación en favor de un mayor despegue en el nivel de actividad

● O, en cambio, si prefiere un índice de precios más controlado pero a costa de un crecimiento más pobre.

En la reunión de Gabinete en la que se cruzó con Cabrera, Prat Gay dejó en claro que quiere maximizar el crecimiento.

En cambio, Federico Sturzenegger es de los que tienen una visión contraria y privilegia una inflación más baja.

Las diferentes opiniones en el Gabinete se multiplican pero la última palabra la tiene Macri.

A juzgar por las recientes medidas en materia de política económica, los analistas preocupados por la ampliación del gasto ven algunos indicios de que 2017 podría ser un año teñido de “Nac & Pop”.

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