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La compañía estatal debe llevar internet a todo el país. Gan parte ya es alcanzada por la pyme de telecomunicaciones. Los desafíos de la complementación
22/09/2016 - 11:07hs

El Gobierno de Mauricio Macri estableció, entre una de sus políticas para sus cuatro años de gestión, que el 90% del territorio argentino esté alcanzado con banda ancha de 10 MB de velocidad promedio. Esa premisa debería cumplirse a finales de 2019.

Para ello, instruyó a la empresa estatal Arsat a que logre el objetivo y ya le extendió $.1329 millones de los fondos provenientes del Servicio Universal para conectar a 891 localidades del país. Vista así, la tarea es indiscutible. Sólo que es más compleja de lo que se cree cuando cientos de esas poblaciones ya son alcanzadas por el servicio que brindan pequeñas proveedoras de internet, incluidas cableoperadoras.

¿La orden impartida por el Gobierno pondrá a Arsat a competir con las pyme de telecomunicaciones, en sus distintas formas? En principio no. No es el espíritu que quiere imprimirle a la compañía Rodrigo de Loredo, su presidente. Sin embargo, la cosa no es sencilla.

Arsat llega a más de 1.200 localidades dispersas del país, muchas de ellas ubicadas en lugares muy aislados. Las pyme de telecomunicaciones nucleadas en la Cámara de Empresas de Internet (CABASE) llegan a más de 1.500 pueblos del territorio nacional, según información a la que pudo acceder iProfesional.

Visto de otro modo. Arsat llega a 840 localidades a las que no llegan las empresas de CABASE. Entre ellas, Chascomús y San Miguel del Monte, en Buenos Aires; San José en Catamarca; El Desaguadero, tanto del lado de Mendoza como de San Luis; o Añatuya en Santiago del Estero.

Y, al revés, las pyme nucleadas en la cámara alcanzan a 988 poblaciones que no son tocadas por la empresa estatal de telecomunicaciones. A saber, Alberti, Berisso y del Viso en Buenos Aires; Charata en Chaco; Puerto Esperanza en Misiones y Bariloche en Río Negro, entre otras.

Hay, al mismo tiempo, 306 pueblos del país donde tanto Arsat como CABASE llegan en simultáneo, la mayoría en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, y Río Negro, aunque las coincidencias se dan en casi todas las provincias. Así, ambas tocan Comodoro Rivadavia, en Chubut; Perico en Jujuy, Tafí del Valle en Tucumán y Oncativo, en Córdoba.

El proyecto actual de Arsat destinado a conectar a todo el país con una red de fibra óptica toma cuestiones básicas del elaborado por la gestión anterior. Pero le suma cosas. Una de ellas, clave: actuar como proveedor de mayorista de internet a un costo que, en principio, resulta sumamente ventajoso para las pyme que deben interconectarse a su red para brindar servicios.

Dicho de otro modo: una pyme de telecomunicaciones tiene una red pequeña, acotada. Para dar el servicio debe interconectarse con una red más grande, con cobertura en todo el país o en la mayor parte del territorio, como pueden ser las de Telefónica o Telecom.

Hasta el advenimiento de Arsat, las alternativas para lograr el objetivo estaban limitadas a un grupo de empresas. Y pagaban altos costos por ello, que promedian, en donde no hay competencia, los u$s200 o más por MB.

Este año la compañía estatal comenzó a poner en servicio efectivo la Red Federal de Fibra Optica (REFEFO), a "iluminarla", tal como se dice en la jerga telco. Y lo hizo a u$s18 el MB, un precio mucho más atractivo que el existente en el mercado, básicamente en las zonas sin competencia.

"Esto a u$s18 está bárbaro para cualquier operador chico o cooperativa de telecomunicaciones. Pero tiene sentido para lo puntos no atendidos, donde no hay infraestructura en competencia, no en donde sí hay alternativas", dijo a iProfesional una fuente del sector de las telecomunicaciones.

El problema es en aquellos lugares donde sí hay infraestructura. Porque u$s18 el MB para tráfico y transporte pareciera ser caro para cubrir algunas zonas. O, dicho de otro modo, en un territorio tan vasto como la Argentina no es posible tener un esquema de mismo precio para todos por igual.

Esto, porque ocurren otras cosas en simultáneo.

CABASE y Arsat podrían complementarse sin dificultades. Pero hay un pero. Las redes de una y otra están planteadas de manera muy distinta.

Mientras la de CABASE cuenta con una red conformada por distintos puntos de interconexión distribuidos en todo el país que son utilizados por las empresas de internet de las distintas regiones para intercambiar su tráfico a costo 0, Arsat hace pasar todo su tráfico por el centro de datos de Benavídez, donde funciona el único nodo de la red.

CABASE cuenta con unos 25 nodos de interconexión en el territorio nacional. Ese esquema fue definido desde sus inicios con el objetivo de que el tráfico que se genera en una región se quede en ese lugar y no tenga que salir.

En otras palabras: si un productor agrario de Santa Fe busca por internet la información de la Bolsa de Cereales de Rosario ese tráfico circulará por las redes de esa zona; no tiene que viajar desde Santa Fe hasta Buenos Aires para, luego, volver a Rosario. Sería imitar el mismo centralismo que existe en cualquier otro servicio del país, como el de los servicios logísticos, o los aerocomerciales.

Arsat parece tener esa dificultad. No sólo cobra u$s18 para todas las regiones del país por igual sino que, además, todo el tráfico debe pasar sí o sí por Benavídez. Este fue uno de los principales errores que cometió la gestión kirchnerista cuando diseñó la REFEFO, según explicaron técnicos del sector consultados.

"Tal vez unir el tráfico entre La Quiaca y Buenos Aires a u$s18 está bien, pero no que esos u$s18 apliquen también al tráfico de internet entre La Quiaca y la ciudad de Jujuy, porque ahí es muy caro. Los datos salen de La Quiaca, viajan a Benavídez y, de ahí, vuelven a Jujuy. Tener un precio común para todo el mundo sin tener en cuenta la distancia está mal", ampliaron los expertos.

En Arsat son concientes de esta situación. De hecho, hace tres meses, CABASE elevó una carta en donde explicó la situación. Allí pidieron que se haga una oferta diferenciada de transporte entre las distintas localidades. "No puede costar lo mismo un transporte de datos de 300 kilómetros que otro de 1.500 kilómetros", agregaron los especialistas.

Este malestar quedó evidenciado en mayo pasado, en el marco del día mundial de internet, donde Macri hizo el anuncio para interconectar a las distintas localidades del país sin acceso.

En ese momento, las pyme de telecomunicaciones tomaron en principio como positivo el costo del MB de interconexión pero luego advirtieron los claroscuros que esta misma decisión generaba: desde la sospecha de la competencia por parte del Estado hasta la desigualdad que significa cobrar el mismo costo de transporte para todos.

Ponerse de acuerdo

El cortocircuito generó, sin embargo, acercamiento. Desde el sector privado reconocen que las diversas autoridades del Ministerio de Comunicaciones "nos reciben y escuchan lo que tenemos para decir, sin miedo a ninguna reprimenda posterior. El tema es que, luego, las decisiones tardar en plasmarse", dijeron a este medio.

"Si Arsat hace una oferta diferenciada de transporte, el beneficio para las empresas consistiría en llegar con menor costo a los centros en donde se cruza el contenido. Porque de esa manera se supera el modelo descentralizado", agregó otra fuente del sector.

Arsat tiene, en este sentido, un trabajo complejo. Como empresa estatal tiene una doble función: por un lado, cumplir con las políticas públicas que se diseñan desde el Gobierno, como llevar conectividad a las poblaciones más alejadas del país. Por el otro, hacerlo con un modelo de negocio sustentable, donde su accionar queda limitado al mercado mayorista y a tener acuerdos con los distintos actores en aquellos lugares en donde sea necesario complementar redes.

Al ser consultado sobre el tema durante su paso por el Foro de Negocios e Inversiones que se hizo en el CCK, Rodrigo de Loredo, presidente de Arsat, reconoció el planteo que se hizo llegar desde las pyme de internet.

"Vamos a trabajar con CABASE porque no está en discusión el precio del transporte sino un modelo de negocio. No queremos desincentivar el tráfico que se genera entre locales. En octubre ya tendremos más claro qué hacer y complementarnos", destacó el propio de Loredo a iProfesional.

El funcionario se ocupó de destacar que la empresa estatal debe buscar la rentabilidad y la sustentabilidad y que "no es intención quebrar la ecuación económica de las pyme".

La supervivencia en un mercado de telecomunicaciones que, tal como se hace saber desde el Ministerio de Comunicaciones, será mucho más competitivo es lo que preocupa a las pyme de este sector.

Defienden las inversiones realizadas en las últimas décadas en sus zonas de influencia, sin ningún tipo de ayuda ni subvención estatal. Y que las iniciativas que se fueron coordinando se concretaron a lo largo de los años por el esfuerzo del trabajo en común.

Desde CABASE resaltaron el esquema de trabajo conformado por distintos nodos de interconexión que son usados por las empresas de internet de una región para intercambiar su tráfico a costo 0.

"En nuestra red está el 75% del tráfico que los usuarios buscan, y el objetivo para este año es que lleguemos al 90% de lo que quieren. Esto fue importante para bajar el costo internacional de interconexión", dijo a iProfesional Ariel Graizer, presidente de CABASE.

Ahora, con un mapa claro sobre los lugares a los que llegan las empresas nucleadas en la cámara, más los puntos del país alcanzados por Arsat, se pretende una complementación que, en principio, no tiene ningún tipo de objeción.

Las controversias surgen cuando se fijan variables homogéneas que no parecen contemplar la extensa geografía del país y la disparidad de casos que se presentan, aún cuando las pyme conforman un sector con una problemática en común. Y también con incontables particularidades.

El tema no es menor. Tal como lo reconoció el Ministro de Comunicaciones, Oscar Aguad, la orden del presidente Macri de darle conectividad los pueblos de las provincias es alcanzar al 30% de la población que vive en el 70% del territorio argentino.

Resolver estas cuestiones será clave para cumplir con la política impartida por la presidencia. De ella dependerá que en las poblaciones más alejadas, o con menor densidad de población la conectividad sea de calidad y a un precio razonable. Y si eso se cumple, tener acceso posibilitará oportunidades en lo económico, lo cultural y lo social.