Las mejoras en los televisores se enfocan en un aumento en las resoluciones de los paneles que incorporan estos dispositivos.

El HDR afecta a los fabricantes y a la cadena de creación y reproducción de los contenidos actuales a través de la televisión.

Esta tecnología HDR (la sigla en inglés es por High Dynamic Range) no es nueva, ya se usa en el mundo de la fotografía e incluso en los juegos para consolas o computadoras.

Su principal objetivo es reproducir más luminosidad gracias a una gama más amplia de colores, y ofrecer más intensidad en los colores (tanto en zonas oscuras como zonas claras) para retener más información de la imagen.

El HDR busca un nivel de detalle mayor en las imágenes de las pantallas para dar una sensación de realismo mayor que las actuales de los televisores.

Negros más oscuros, blancos más claros, todo es cuestión del contraste en busca de mayor detalle en sombras, o zonas oscuras para ofrecer al espectador la sensación de estar viendo imágenes lo más fiel al mundo real.

Los colores se ven reforzados gracias a esta tecnología, los tonos son mucho más precisos y parecidos a los de verdad, dando la sensación de estar viendo colores más vibrantes sin llegar a una saturación de colores dentro de la imagen proyectada.

Para disfrutar todas las características del HDR hay dos problemas fundamentales.

El primero es que el televisor debe disponer de esa tecnología. El segundo es que el contenido debe ser capaz de retener la información adicional que tendrá que reproducir el televisor.

No todo el contenido que generan los canales de televisión actuales disponen de esta tecnología por lo que si el HDR no logra triunfar entre los fabricantes, tampoco lo hará entre los creadores de contenidos audiovisuales.