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Wall Street encendió el televisor para ver el primer round de la pelea Clinton vs. Trump

El resultado del debate presidencial será clave para los mercados en el corto plazo. Se espera que su transmisión supere los 100 millones de espectadores
26/09/2016 - 14:07hs
Wall Street encendió el televisor para ver el primer round de la pelea Clinton vs. Trump

Cuenta regresiva para el debate del siglo. Lo será si la realidad confirma la previsión de los expertos: 100 millones de telespectadores, que empequeñecerían los 67 del Obama-Romney de 2012 y pulverizarían el récord de 80 millones del Carter-Reagan de 1980.

El primer "cara a cara" televisado entre Hillary Clinton y Donald Trump promete un show en el que se mezclarán, de modo inédito, el futuro político de este país y lo más estrambótico del espectáculo.

Desde la perspectiva formal, será un momento clave de las escasas seis semanas que quedan para las elecciones presidenciales, el 8 de noviembre.

Pero con un showman como Trump, que ha hecho parte de su enorme fortuna en el negocio televisivo, todas las posibilidades están abiertas. Eso incluye la última amenaza que hizo, de llevar como invitada especial a una de las amantes reconocidas de Bill Clinton, el marido de su rival demócrata.

La idea con la que amenazó formalmente el republicano es que Gennifer Flowers, así se llama la mujer, ocupe un lugar en la platea del auditorio.

Este debate ha despertado una expectativa chocante. Siendo los candidatos a la presidencia más rechazados de la historia reciente, van a ser los más vistos. Quizá por eso.

La importancia de esta "primera batalla" es tal que muchos analistas consideran que será un catalizador a corto plazo sobre el curso que tome Wall Street.

Hasta el momento, Wall Street ha favorecido una victoria de la demócrata Hillary Clinton, basado en el hecho de que ella es una personalidad ampliamente conocida, con una sólida formación y políticas del gobierno reconocidas.

El republicano Donald Trump, por el contrario, tiene un aura de incertidumbre, con una personalidad volátil y cambiantes puntos de vista sobre temas claves, aunque algunos en Wall Street se preparan para sus propuestas fiscales y a su probable plan económico.

En cuanto a lo que pueda suceder en el corto plazo en el mercado de renta variable, en opinión de Daniel Clifton, jefe de investigación de políticas en Strategas, "las acciones generalmente suben si el partido en el poder gana. Si Hillary pone a Trump lejos en el debate, se verá una gran manifestación en el S&P 500, y si Trump gana, la gente verá un escenario de riesgo ".

Problemas para una y otroEl problema de la demócrata se llama falta de confianza en ella; el del aspirante republicano, credibilidad como presidente.

Las palabras que les rodean son tan negativas como el cariz pobre de la campaña, intensificado en vísperas de la cita en la Universidad de Hofstra, en Hempstead (Nueva York), este lunes a las diez de la noche (hora argentina).

Filtraciones, listas de mentiras, cruce de acusaciones... Todo con tal de minar las posibilidades del rival, intactas en ambos bandos, como indicaban este domingo las apretadas encuestas.

Las denuncias contra el adversario han solapado las propuestas en positivo y los proyectos de futuro de los aspirantes a la presidencia. Un indicativo de lo que se nos viene encima.

Paralelamente a los preparativos del debate de ambos candidatos, el trabajo sucio ha buscado erosionar al rival. Bajo el elocuente título de "Las siete mentiras letales de Trump", el equipo demócrata difundió una selección que consideran definitiva para desacreditar al contrincante.

Las probadas falsedades del magnate de que nunca apoyó las guerras de Irak y Libia, que utiliza como ariete contra Clinton, encabezan la lista de «embustes» de Trump, incluida la acusación contra la ex secretaria de Estado y Obama de ser "fundadores de Daesh".

Munición de grueso calibre

Claro que el magnate nunca ha desaprovechado la munición de grueso calibre contra la demócrata. Con el encabezamiento de "Hillary corrupta" y el epígrafe "Asunto del día", el equipo de Trump planteaba este domingo uno de sus muchos "engaños": por qué Clinton había buscado (y logrado) un acuerdo de inmunidad durante la investigación del escándalo de los e-mails.

El republicano incide una y otra vez en el comportamiento opaco de su adversaria. Para lo que denuncia también su presunto trato de favor como secretaria de Estado a la Fundación Clinton. Además del recordatorio de la que considera la mayor de sus mentiras: que el ataque a la Embajada de Bengasi (Libia) se produjo por la difusión de un vídeo contra el islam, y no como un ataque terrorista planificado.

Es la estrategia que ha preparado Trump. Que el debate de este lunes por la noche ponga negro sobre blanco la opacidad de Clinton, para ensanchar la desconfianza de los estadounidenses hacia ella. Intuitivo y confiado en su capacidad de improvisación, el magnate ha renunciado a ensayar en el estrado.

Se aferra a doce años de experiencia televisiva en su propio programa, "El Aprendiz". Huye de todo lo que pueda encorsetar su libre forma de comportarse. Su trabajo ha consistido en analizar vídeos de debates de Clinton, en busca de las debilidades que su dilatada experiencia haya dejado sin resolver, y en tormentas de ideas con sus colaboradores.

Una personalidad tan opuesta a la de su rival como las formas de afrontar el desafío. La disciplinada candidata demócrata ha estudiado un amplio dosier sobre Trump. Su equipo es consciente de que ni un renuncio ni una mentira flagrante serían suficientes para hacer mella en un candidato blindado ante sus fieles.

También asume la dificultad de planificar puntos débiles en alguien tan impredecible. El objetivo de Clinton será que aflore su temperamento. Que pierda los estribos y se comporte como alguien "inhabilitado para ser presidente".

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