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Si bien se trata de un nivel bajo en comparación con la superficie total, es un síntoma de la apuesta que vienen realizando más bodegas en la Argentina
05/10/2016 - 05:59hs

Es una cifra baja teniendo en cuenta que, según el Observatorio Vitivinícola Argentino, en la actualidad hay 224.570 hectáreas plantadas con viñedos.

Pero así y todo es un dato que vale la pena destacar: por primera vez, la superficie de Cabernet Franc en el país va camino a superar las 1.000 hectáreas. 

En concreto, se registran hoy en día unas 923 hectáreas, lo que implica casi 100 más que el año pasado.

Lo interesante es que hay bodegas que están desarrollando nuevas fincas con esta variedad, las cuales entrarán en producción en el corto y mediano plazo.

Si bien esta superficie no permite asegurar un gran volumen en los próximos años, sí confirma el camino estratégico que se está encarando desde la industria, que viene acompañando el crecimiento de la demanda pero con el foco puesto en la calidad.

Además, si se traza un comparativo con la evolución que tuvo otra variedad que también estuvo muy en auge en estos últimos años, como es la Petit Verdot, queda de manifiesto la mayor proyección que ha logrado la cepa Cabernet Franc, que hoy la supera en superficie en un 50%. 

En la Argentina, uno de los referentes indiscutidos al hablar de esta variedad es Manuel González, enólogo de la bodega Andeluna, quien al observar estas tasas de crecimiento confiesa que siente una mezcla de alegría pero también de preocupación.

“Elaboro Cabernet Franc desde fines de los años `90, cuando nadie imaginaba o esperaba aunque sea lo más mínimo de esta variedad. En esos tiempos, esta cepa era poco conocida y extraña y estaba un tanto opacada por otras tintas del momento. Por eso, cuando me hablan del crecimiento del Cabernet  Franc me hace feliz en algún sentido. Pero por otro lado me preocupa, porque en algunos casos el crecimiento ha rozado la vanidad y la falacia“, apunta.

Según González, “la moda del Cabernet Franc ha llevado a algunos elaboradores a cometer errores. Aun hoy sigo probando vinos que no tienen tanta tipicidad como dicen y esto es un desacierto ya que hemos logrado posicionar a este varietal en el podio, y eso habla de Argentina en el mundo. Por lo tanto, tenemos la obligación de hacer extremadamente bien las cosas“.

De todos modos, el enólogo afirma que “en este último tiempo he degustado buenos Cabernet Franc y esto reafirma que el concepto de Argentina como país productor de alta calidad”.

González además destaca que si bien en este último corto plazo hubo un suave pero continuo crecimiento, “la evolución seguirá siendo lenta“. 

¿La razón? Explica que “existe una limitante natural que es la zona donde el Cabernet Franc se desarrolla con mayor potencial, por lo tanto no tenemos que desesperemos y debemos concentrarnos en producir el mejor vino y no una mayor cantidad de botellas”.

“En mi experiencia la zona alta de Luján de Cuyo y la zona de pedemonte de Valle de Uco son excepcionales. Particularmente me gusta mucho la zona de Gualtallary, Tupungato. La amplitud térmica es pronunciada y la mineralidad proveniente del calcáreo del suelo es única. Los aromas son intensos y salvajes”, destaca.

Como contrapartida, considera que el Cabernet Franc no se adapta bien a las zonas cálidas, porque da como resultado un vino con aromas neutros, ya que se pierde toda la pirazina, que es fotosensible, es decir, se destruye con la luz. “Ahí es cuando se pierde el alma del Cabernet Franc”, afirma.

De cara al futuro, señala que la Argentina “va a crecer mucho más en reconocimiento, siempre y cuando tengamos claro que el Cabernet Franc no es la salvación, sino más bien unas de nuestros emblemas nacionales de calidad y alta gama”. 

“El nivel de calidad hoy es superlativo aunque todavía tiene un potencial elevado en esos términos y eso es lo apasionante. El Cabernet Franc sobresaliente de la Argentina aún está por venir y yo estoy trabajando en ese camino”, concluye.

Cuatro ejemplares para tener en cuenta

A continuación, desde Vinos & Bodegas te recomendamos cinco ejemplares de distintos niveles de precios para disfrutar de la variedad. 

A tomar nota…

Desquiciado Cabernet Franc 2015 – Bodega Desquiciado Wines – Precio sugerido: $150 

¿Qué ofrece?: A partir de una estética bastante rupturista, pero apoyados en vinos frescos y de soberbia fluidez, Gonzalo Tamagnini y Martín Sesto le dieron forma a este emprendimiento. Para quien no esté familiarizado con estos nombres, cabe destacar que Tamagnini es la mano derecha de Alejandro “Colo” Sejanovich en un proyecto de gran prestigio como Manos Negras, también conducido por Jeff Mausbach. En tanto que Sesto es el responsable de manejar la producción y la logística de la bodega. La primera añada (2015) está conformada por dos etiquetas: un Malbec y un Cabernet Franc. Si alguna vez te preguntaste cómo huele el descriptor “mina de lápiz” en un vino, entonces chequeá este Cabernet Franc, que exhibe una punta de grafito evidente, seguido de una nota de frutas negras y un suave especiado. En boca es un vino que lleva el ADN de Uco: desde que entra hasta el final, avanza por el centro del paladar, en un fluir largo. Sin embargo, está pensado para los que buscan vinos con acidez controlada y un filo no demasiado excesivo. Desde ese punto de vista, es un ejemplar equilibrado y completamente amigable con el paladar.

Alta Vista Premium Cabernet Franc 2014 – Bodega Alta Vista – Precio sugerido: $196

¿Qué ofrece?: la bodega ya venía trabajando con viñedos propios de esta variedad en Valle de Uco, pero esta etiqueta es su primer varietal. Entre sus diferentes facetas, este Cabernet Franc se destaca por una explosiva fruta roja madura, encorsetada en notas balsámicos y una madera que marca un poco la cancha, con un dejo a vainilla y café. Al paladar se presenta como un vino amplio, jugoso, de taninos firmes pero amables. El alcohol se palpa un poco hacia el final, pero nada que incomode al acompañar una carne bien condimentada o unas pastas con una salsa consistente. Su final, largo, deja un recuerdo de fruta negra y vainilla.

Las Perdices Ala Colorada Cabernet Franc 2013 – Bodega Las Perdices – Precio sugerido: $360

¿Qué ofrece?: se trata de la primera etiqueta que dio vida a la ahora línea Ala Colorada (desde hace poco suma un Ancellotta). Lo interesante de este Cabernet Franc -que va por su tercera añada- es que muestra un perfil bastante exótico y ofrece en nariz una salvaje elegancia. Se perciben aromas que recuerdan a la mermelada de sauco, un dejo a especias como cardamomo y trazos de pimentón ahumado. Una vez oxigenado en la copa aparece una madera suave y sutil. En boca tiene un fluir largo y amplio, algo sucroso, con una gran condensación de aromas. Sus taninos son firmes y aportan presencia. Deja un largo recuerdo.

Siesta Biodinámico Single Vineyard Cabernet Franc 2013 – Bodega Siesta en el Tahuan – Precio sugerido: $612 

¿Qué ofrece?: “La Biodinamia nos trasforma de ser elaboradores de vino a intérpretes de la naturaleza”, sintetiza Ernesto Catena, quien lleva adelante desde hace años su propio proyecto y decidió recrear su clásica línea de vinos Siesta, lanzando una nueva línea de vinos biodinámicos. Según explica el propio Ernesto, las practicas biodinámicas implican el uso de levaduras nativas, al tiempo que no se realizan correcciones de acidez, ni clarificaciones o estabilizaciones, además de otras prácticas ecológicas. Este Cabernet Franc proviene de una finca certificada de Vista Flores, en Valle de Uco. Y el resultado, más allá del debate sobre el impacto de la biodinamia en los vinos, es realmente positivo. Ernesto Catena alumbró un Cabernet Franc de alta gama para paladares universales, con una nariz en la que se expresa la fruta roja fresca y crujiente y toques balsámicos nítidos. En boca, este tinto se luce con una fluidez extrema, con mucha profundidad de aromas y taninos suaves, de rica textura. Tiene un dejo graso que impregna el paladar y persiste un buen rato.

Pasionado Cabernet Franc 2013 – Bodega Andeluna – Precio sugerido: $980

¿Qué ofrece?: si se escribiese un manual de estilo sobre el Cabernet Franc, esta etiqueta claramente debería estar en el podio como un ejemplo de tipicidad. En nariz se destaca una fruta intensa, en la que se entremezclan aromas de eucalipto, pimiento rojo y trazos balsámicos. Es un ejemplar que se destaca por la pureza de aromas. Al paladar se presenta bien fresco, con notable acidez y una amplitud que otros Cabernet Franc bien podrían envidiarle.

© Por Juan Diego Wasilevsky

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