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El diálogo social, un "caballo de Troya" para la CGT: colarán en la agenda los aumentos ligados a productividad
17/10/2016 - 11:05hs

La mesa que este miércoles reunirá a empresarios, Gobierno y CGT será uno de los grandes hitos de la agenda política del 2016. 

Para los sindicalistas, se constituirá en el escenario ideal para intentar fijar el piso de un plus de $2.000 para toda la actividad privada.

Sin embargo, chocarán contra los directivos de compañías, quienes se niegan a discutir el tema: "El bono ya murió", desafía un reconocido empresario, en diálogo con iProfesional

El que brindó algunas pistas fue el propio Mauricio Macri en el coloquio de IDEA, donde el miércoles pasado anunció el decreto para llamar al "Diálogo para la Producción y el Trabajo".

Ante la mirada de los hombres de negocio, pidió "solidaridad" y compartir "la obsesión por la productividad".

Se trató de un mensaje destinado a apaciguar el clima social cargado de tensión, previo al fin de año.

Pero también fue una clara señal de que la mesa tripartita será una suerte de "caballo de Troya" para insertar la agenda "estratégica" del Gobierno.

Así, el plan oficial apunta a convencer a los empresarios a que otorguen una suma fija a los trabajadores "sector por sector", a cambio de que los gremios abran los convenios colectivos a la discusión de nuevas cláusulas de productividad, tal como anticipara iProfesional

Esa es la lectura del abogado laboralista Julián de Diego respecto de la decisión del Ejecutivo de convocar al "diálogo" a través del decreto 1092, que en su texto deja bien explícitos conceptos como la "generación de empleo" y "la mejora de la competitividad".

"Hay varios procedimientos para reunir a las partes y el decreto es reglamentario de aquellos, como la Ley de Empleo 24.013, que apunta a la reconversión para mejorar la productividad. Es altamente probable que el decreto sea para eso", afirmó De Diego a este medio. 

Ya trascendió que desde las cámaras empresarias presionarán para que se reintroduzca un sistema de premios que ate una parte del salario a índices variables, como la producción y la puntualidad.

Son ítems que se extendieron en la industria en los años 90 y que ahora los empresarios quieren profundizar.

La fórmula oficial para forzar a los gremios a discutir estas cuestiones es la de asociar los reclamos salariales con los problemas de empleo.

Fue el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, quien mejor lo expuso a principio de año cuando dijo que "cada sindicato sabe donde le aprieta el zapato". Esa fue la figura que utilizó para advertir que las paritarias podían poner en riesgo los puestos de trabajo.

Un éxito para unos y otros

Por lo pronto, la negociación encarada por el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, fue un éxito para el Gobierno.

Es que le permitió correr de agenda dos temas que le preocupaban: el reclamo de reapertura de paritarias y los despidos.

El INDEC informó que en el segundo trimestre se perdieron 65.000 empleos privados y que hay 4.000 empresas menos respecto del mismo lapso del año pasado.

En dicho período se registraron 6,4 millones de puestos de trabajo formales, lo que equivale a una caída del 1%. 

Paradójicamente, la CGT también considera que el entendimiento alcanzado es un éxito.

Ya obtuvieron un bono de $1.000 para los jubilados que cobran la mínima y aquellos que reciben la Asignación Universal por Hijo, junto con un alivio parcial en Ganancias para el medio aguinaldo.

Pero, por cierto, tienen una cuenta pendiente, muy relevante. El próximo miércoles buscarán anotarse otro "poroto", si los empresarios aceptan discutir el bono como promueve el Ejecutivo.

"Esperamos lograr unos $20.000 millones en bonos", dijo a este medio el titular de la Unión de Docentes Argentinos, Sergio Romero.

Sin embargo, en el seno del sindicalismo, se ha ido tejiendo una fuerte interna.

Pablo Moyano, secretario gremial de la CGT y adjunto de Camioneros, encendió la mecha dentro de la central al calificar el acuerdo como una "miseria", luego de amenazar incluso con pegar el portazo.

Las críticas de las dos CTA fueron aun más duras. El docente Hugo Yasky adelantó que la semana próxima varios espacios se van a reunir para "consensuar una fecha para el paro que podría tener lugar "durante la primera semana de noviembre, o quizás antes" y al que se sumarían gremios del transporte.

Yasky señaló que es "una humillación a los trabajadores" al acuerdo sobre el que trabaja la CGT con la Casa Rosada para el pago de un bono a fin de año.

Además, cuestionó que se dejara de lado el reclamo de reapertura de paritarias y el freno a los despidos.

En respuesta, uno de los miembros del triunvirato de la CGT, Juan Carlos Schmidt, salió a pedirle a Yasky que sea más "medido" y aseguró que el Gobierno "no es el enemigo, sino los sectores económicos que no van a votación y que siguen estando siempre".

El guiño de la central al oficialismo se da en medio de la pelea de los gremios por recuperar protagonismo en el PJ.

Muchos dirigentes creen que un mayor reconocimiento de su poder por parte de las autoridades les permitirá negociar mejor dentro del partido y de cara a las legislativas del 2017.

Así, el acto de este lunes por el Día de la Lealtad será la ocasión para demostrar que, mientras el peronismo se divide en decenas de homenajes, la CGT se une en la quinta de San Vicente.

Y, de paso, borra la imagen violenta de octubre del 2006, cuando militantes de Uocra y Camioneros se enfrentaron a los tiros y hubo 40 heridos.

La pelea por la productividad

El debate de la competitividad no es nuevo. Desde noviembre del año pasado, el Ejecutivo insiste en discutir "paritarias por productividad".

Lo intentó en mayo, sin resultados, cuando propuso que en el marco del Consejo del Salario se discutiera este tema, junto con otros ítems como el ausentismo y los descuentos salariales por huelga.

En el último tiempo, sin embargo, los funcionarios optaron por un camino diferente. Por caso, la semana pasada, el Consejo de la Producción, encabezado por Eduardo Levy Yeyati, discutió experiencias de "reconversión productiva" junto a expertos de Australia, México, Chile y Perú.

De la reunión participó el titular del Sindicato de Alimentación, Rodolfo Daer; el ministro Francisco "Pancho" Cabrera, y el presidente de la Comisión para la Productividad de Australia, Peter Harris.

El país oceánico es visto como un caso testigo: aplica contratos por empresa desde 1993 y a través de la comisión promueve la flexibilidad laboral.

La otra vía para promover la productividad es una estrategia sectorial que el Ejecutivo impulsa en el rubro energético, automotriz y textil.

En Mendoza, las cámaras y los sindicatos del sector petrolero pactaron en agosto pasado la estabilidad de 8.000 puestos a cambio de una mayor producción de hidrocarburos.

Petroleras y contratistas como Halliburton, Wetherford, Schlumberger y San Antonio lograron imponer la posibilidad de adecuar la dotación por turno y anticipar jubilaciones para achicar costos. Los gremios accedieron, además, a que los trabajadores presten funciones múltiples.

El acuerdo, firmado el 17 de agosto en el Ministerio de Trabajo de la Nación fue refrendado en un plenario sindical en Mendoza el miércoles 24. Al igual que en otras provincias, la negociación fue motivada por la decisión inicial de YPF de bajar equipos en medio de las paritarias.

En cambio, la discusión sigue abierta en Santa Cruz, Chubut, Río Negro, La Pampa y Neuquén, donde los sindicatos se resisten a conceder "conquistas" para mantener el empleo. Pese a los acuerdos firmados, en lo que va del año se estima que se perdieron cerca de 5.000 puestos.

El desafío de Perón

Ya en marzo, el Gobierno encendió el alerta en los asesores sindicales de la CGT al publicar "El Estado del Estado", un documento oficial que afirma que "la negociación colectiva es centralizada a su máximo nivel y su aplicación es coercitiva para todos los empleadores".

"Esto impide que en las regiones de baja productividad los salarios y las condiciones de trabajo puedan adaptarse a la realidad local en un plan de desarrollo progresivo y de mejora de la productividad", advierte el texto que hace un balance de la gestión anterior.

La preocupación por la competitividad lo llevó a Macri a "peronizarse".

Desde que asumió no ha dejado de citar la máxima postulada por Perón durante su segunda presidencia, según la cual la productividad es "la estrella polar". 

Lo que no menciona el Gobierno son las serias dificultades que enfrentó el expresidente para llevar su plan adelante. Luego congelar los sueldos en 1952, se buscó atar los aumentos salariales a la productividad.

Pero, a raíz de esas discusiones, se produjeron múltiples conflictos en la industria, varios de las cuales terminaron en huelgas generales por rama. Todo en el marco de un gobierno que contaba con el 62% de los votos, explica Marcos Schiavi, historiador de la UBA especializado en sindicatos durante el peronismo.

En un contexto diferente, la discusión de la productividad no parece algo fácil. Pese a la suspensión del paro anunciado por la CGT, otros sectores presionan para desarticular el canal abierto entre el Gobierno y la cúpula sindical.

"La mesa es una búsqueda de un mecanismo para que estos temas se discutan. El Gobierno va a tratar de replicar lo que ya se hizo en la industria petrolera: si quieren aumentos de salario, entonces arreglen produtividad", aseguró De Diego.

Habrá que ver si el Gobierno tiene la cintura para lograr que la convocatoria a la mesa del miércoles se convierta en el puntapié inicial para su plan productivo, en lugar del escenario de una nueva batalla con los gremios, como la que perdió Perón contra los "muchachos peronistas".

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