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Las experiencias de quienes se acercan a blanquear muestran que del plan a la ejecución quedó mucho en el camino               
17/10/2016 - 12:20hs

El Gobierno aspira a obtener un nivel récord de adhesión al blanqueo, con cifras que superan con creces los u$s60.000 millones y en algunos casos estimaciones más optimistas aún.

Sin embargo, las buenas intenciones oficiales chocan con dificultades operativas que pueden volver un suplicio para el que desea adherirse al sinceramiento fiscal.

En distintas entidades bancarias locales y extranjeras, empresas poco interesadas en el proceso y temerosas de cometer errores que puedan salirles caro generan el riesgo de que muchos interesados en sumarse queden afuera.

Tropiezos en el exterior

Para evitar que el pago de la multa del 10% de las tenencias en el exterior se transforme en un flujo entrante de divisas que agudice la apreciación cambiaria, el Banco Central le pidió a Hacienda y Finanzas que permita hacer ese pago en las sucursales que tiene el Banco Nación en el exterior. Por ejemplo, si el que blanquea tiene sus tenencias en Estados Unidos puede transferir ese 10% a la sucursal del Banco Nación de Nueva York. Lo mismo en Uruguay o España. Todo muy simple, ¿verdad?

Bueno, no tanto. No todos los bancos están de acuerdo en realizar la transferencia ya que estarían asumiendo que administraron cuentas en negro, lo que representa para ellos un "business risk".

Al hacer la transferencia estarían confesando que formaron parte de negocios que de alguna manera eran considerados ilícitos para la ley argentina. Por más que los montos en cuestión parezcan importantes desde esta parte del mundo, para muchas de esas entidades las cuentas de argentinos suponen una porción marginal de su negocio por la que no vale la pena correr grandes riesgos ni cambiar sus políticas internas.

La alternativa es hacer una transferencia internacional desde la cuenta del exterior no declarada a otra de un banco local, y entrar al país el bendito 10%. Pero ahí no se terminaron las dificultades. Y eso es porque muchos bancos no aceptan transferencias desde cuentas no declaradas. Un sinceramiento que no admite la sinceridad.

En definitiva, hoy en día el sistema no te deja pagar el impuesto por el sinceramiento con fondos de cuentas no declaradas. Parece el cuento del perro que se muerde la cola y en concreto, el impuesto debe ser pagados con fondos en Argentina.

Hay más escollos. Por ejemplo, algunas entidades exigen que quien exterioriza sus tenencias sea cliente desde antes del 30 de julio. Peor aún si se trata de personas jurídicas, empresas, a las que es muy probable que en algunos bancos les exijan los tres últimos balances, declaraciones juradas de ingresos y bienes personales, entre otros documentos que no forman parte de la letra escrita del blanqueo.

Si a esta altura todavía quedan ánimos para seguir queda la opción de juntar el dinero del impuesto en Argentina y pagar la multa en pesos. Si la cuenta a blanquear es muy elevada, juntar el 10% en pesos no es del todo sencillo, más aún que deberá explicar luego el origen de dichos fondos cuando, luego del pago la UIF y AFIP le toquen la puerta.

Los oficiales de cuenta del Banco Nación están muy preparados para blanquear efectivo, pero en las sucursales dicen tener muy pocas indicaciones de cómo trabajar con cuentas del exterior. Un ejecutivo de cuenta de un banco público admitió que la capacitación del blanqueo les llevó 20 minutos.

Inmuebles complicados

Para el blanqueo de un inmueble, un bien que no es líquido, se puso una multa de 5%. Ahora bien, ¿qué pasa si no se tiene el 5% del inmueble para pagar en el exterior? Una alternativa, nada práctica, es vender su departamento en el exterior, hacerse de efectivo y pagar la multa. En ese caso dejaría entonces de declarar un departamento y pasaría a blanquear efectivo con una multa al 10%. Y con las mismas dificultades para transferir la multa que en el caso de la declaración de dinero.

Para este caso, los bancos han trabajado con el Gobierno la oferta de préstamos por el equivalente de la multa. Las entidades hicieron llegar sus ofertas a sus clientes por mail, home banking y otras vías. Sin embargo, no todos los que blanquean califican para el préstamo, o la que califica es su empresa.

El blanqueo local, mejor

No todas son malas. El que tenga activos en efectivo en negro en el país y quiera declararlos sólo debe abrir una cuenta especial y depositar el dinero, pagar la multa para contar con el efectivo a los seis meses o entrar a algunas de las opciones que evitan el castigo (el bono a 7 años, los fondos comunes, la compra de un bien registrable u otras).

Esta es la alternativa que mejor manejan los bancos locales. Aún así, no es un paseo: hay personas a las que se les exigió declaraciones pasadas de Bienes Personales que, como es lógico, nunca existieron en el pasado.

La facilidad, sin embargo, no es la misma cuando se quiere usar el dinero blanqueado para la compra de un inmueble y así evitar la multa. Un contribuyente que entró al blanqueo con esa intención se encontró con un obstáculo muy curioso: en el banco le dijeron que sólo permiten mover el dinero contra escritura. Pero no hay forma de tener escritura hasta no haber pagado. Y no hay forma de pagar con el dinero inmovilizado.

Las empresas también se chocan con la realidad burocrática. A las dudas de los profesionales y personal de atención al público de los bancos se les suman algunos pedidos de documentación como mínimo contradictorios. Los contadores aprendieron a hacer la declaración jurada pero se quejan porque les exigen documentación para explicar el origen de fondos que, precisamente, están flojos de papeles.

Otra de las dificultades que enfrentan las empresas es que, al igual que cuando se blanquea desde el exterior, les los últimos tres balances y declaraciones juradas al día. Tener los libros al día agrega aún mayor presión a los contadores en momentos que están muy demandados.

En un caso, a una empresa que se acercó a blanquear la AFIP le respondió que el coeficiente entre compras y ventas que había declarado en el pasado no cerraba. Con lo cual, tenía que revisar sus cuentas hacia atrás y, por lo tanto, entrar a una moratoria.

Por último, aunque es tradicional que los sinceramientos concentren la mayor parte de las exteriorizaciones en los últimos días (antes del 31 de octubre para quienes declaran efectivo en el país, antes del 31 de diciembre para los que lo hacen desde el exterior y quieren pagar 10% de multa y antes del 31 de marzo para quienes están dispuestos a pagar 15% de multa), quizás no sea del todo conveniente.

Si se espera hasta último momento probablemente no se llegue a resolver todos los problemas administrativos. Existe un problema final, casi como frutilla del postre. Hoy por hoy los bancos tardan entre una semana y 10 días en oficializar el pago del impuesto, con lo cual, el fin del trámite de sinceramiento demoraría 10 días mas, señala El Cronista.

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