iProfesionaliProfesional

La última licitación de bonos mostró confianza de inversores y un notable nivel de especulación con respecto a las tasas y su cruce con la inflación
18/10/2016 - 13:47hs

Las últimas licitaciones de bonos en pesos realizadas por la tesorería despertaron el furor de los inversores, quienes ofertaron un monto muy superior al que finalmente tomó la autoridad pública.

Por lo tanto, el Gobierno se llevó más de $73.000 millones y, en el plazo de 10 años, a una increíble tasa fija del 15,5%. Y este último dato dice mucho sobre la solidez que el mercado atribuye a la situación local porque, vale recordar, hasta hace algunos meses nuestros bonos rendían 12%, pero en dólares estadounidenses.

Además, el 70% de la demanda correspondió a inversores del exterior que vendieron sus dólares para comprar pesos e invertirlos localmente, apostando a que la rentabilidad a obtener en pesos les permita cubrir cualquier diferencia de cambio que pudiera existir al momento de querer recomprar la moneda dura.

De lo anterior también se desprende que quien invierte a mediano plazo, entre 5 y 10 años, a una tasa fija en la franja del 15% al 18% espera que la inflación resulte menor a ese porcentaje y el tipo de cambio quede relativamente estable.

A ello se suma que el Banco Central desea para el inversor una tasa de interés real de por lo menos 3% (es decir, neta de inflación). Y la curva de rendimientos de bonos convalida hoy esa idea porque, dentro de esos parámetros, la inflación estimable sería de 17% en 2017, 12% en 2019 y 4% en 2026.

¿Qué decisiones pueden tomarse en base a dichos supuestos que hoy piensan tanto el Gobierno así como también los operadores del mercado de bonos?

La primera es que si se cumplieran los parámetros inflacionarios, y se guardaran los bonos emitidos últimamente hasta su vencimiento, se podría ganar anualmente entre 7 y 10 puntos porcentuales anuales en promedio y por año.

También, a medida que la inflación baje sostenidamente el capital, los bonos se irán apreciando, lo que permitirá venderlos con ganancia mucho antes de la fecha fijada para su cancelación. Y parece que ésa es la jugada que miran los inversores más grandes, antes que quedárselos en cartera hasta el vencimiento.

El común denominador es que siguen siendo atractivas las inversiones en moneda local porque, además, nadie espera que el dólar pegue un salto muy considerable hasta fin de año. Y en el que viene menos, porque un dólar caro no sirve en año de elecciones.

Pero el menú de opciones es aún más amplio que el mencionado. Por ejemplo, las Lebac a 35 días que rinden 26% anual, muy por encima de la inflación esperada a futuro.

Un bono algo olvidado es el Boncer 21, que ajusta según CER, y que además paga el 2,5% de tasa de interés sobre saldo. Y estos bonos resultan atractivos porque reconocen la inflación pasada, a la cual aún le falta asimilar parte del aumento tarifario, la clásica estacionalidad de fin de año y que el Banco Central convalide que lo peor ya pasó.

También las inversiones dolarizadas muestran oportunidades, según BAE. Probablemente las más firmes vienen por el lado de los Discount 33, que algo ajustaron después de la fuerte suba del corriente año, o los bonos PAR, e incluso entre los más cortos -indexados por la variación del dólar- los de la provincia de Chubut 2021, cuyo rendimiento fue cercano al 6% en dólares en el último trimestre.

Temas relacionados