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Desde el Partido de los Trabajadores advirtieron que si el ex legislador habla, el gobierno de Michel Temer "no aguanta ni un día"
20/10/2016 - 23:14hs

La detención del expresidente de la Cámara Baja de Brasil, Eduardo Cunha, personaje clave en el juicio a Dilma Rousseff y uno de los parlamentarios más influyentes del país, provocó gran inquietud entre la elite política del país, que teme que el exdiputado confiese cuánto sabe para librarse de la cárcel.

Tan pronto como se supo su detención, alrededor del mediodía, la Cámara Baja -que discutía una importante reforma del sector de los hidrocarburos- cerró la sesión y pospuso la actividad parlamentaria.

El presidente brasileño, Michel Temer, quien llegó al poder por un "impeachment" a Rousseff que Cunha articuló desde el inicio, decidió volver 12 horas antes de su viaje a Japón.

Aunque fuentes de la presidencia brasileña no quisieron vincular el retorno precipitado de Temer a Brasil con la detención de Cunha por su rol en la Operación Lava Jato, analistas y periodistas brasileños aseguran que si el exdiputado cierra un acuerdo con la policía ello podría afectar seriamente al Ejecutivo.

El diario Folha de Sao Paulo calificó de "nitroglicerina pura" la posible confesión de Cunha, quien conoce en los bastidores decenas de parlamentarios federales brasileños y, con su mujer e hija en el ojo del huracán de la Justicia, ya dijo que aceptaría un acuerdo para aliviar su eventual pena de prisión.

"Si hace un acuerdo de remisión de la pena, el gobierno de Michel Temer no  aguanta ni un día", dijo el senador del ahora opositor Partido de los Trabajadores (PT), Lindbergh Farias, en la Cámara Alta.

Entre ellos están altos miembros de su formación -la misma de Temer-, el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que ya se vio afectado por los escándalos de la Operación Lava Jato, pero tuvo un papel secundario hasta ahora por las figuras del PT arrestadas o implicadas.

Cunha, un provocador político conservador de 58 años que inició su carrera en Río de Janeiro, fue detenido este martes en su casa en Brasilia, en una decisión judicial adoptada por el riesgo de que -imputado en varias causas y acusado de recibir millones de dólares en coimas- se fugara del país.

Cunha está acusado de recibir al menos cinco millones de dólares en concepto de pagos procedentes de contratos sobrefacturados de empresas suministradoras de Petrobras.

Su fortuna, sin embargo, asciende a mucho más, según el juez Sergio Moro, el magistrado convertido en "estrella" en Brasil por su investigación en la causa Petrobras.

Fuentes de la investigación revelaron que Moro había decretado el embargo de 220 millones de reales en cuentas vinculadas a Cunha o a sus empresas (70 millones de dólares), pero apenas lograron bloquear ocho en Suiza, pues el resto de depósitos estaban vacíos, al parecer en un intento por esconder el dinero.

Con todo, el juez documentó la propiedad de dos autos -entre ellos dos Porsche Cayenne valorados en más de 200 mil dólares-, lujosos viajes al exterior y la boda de su hija, Danielle Ditz da Cunha, que costó más de 85 mil dólares y fue pagada en efectivo.

Hay pruebas de la "práctica reiterada, profesional y sofisticada de crímenes", dijo Moro en su escrito justificando la prisión preventiva, una decisión que el propio Cunha consideró en un comunicado de decisión "absurda y sin ninguna motivación".

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