Con final incierto, el Senado se prepara para debatir la reforma electoral aprobada la semana pasada en la Cámara de Diputados, mientras legisladores peronistas promueven un sistema alternativo de boleta electrónica.

El proyecto ya fue girado a las comisiones de Asuntos Constitucionales, Justicia y Asuntos Penales, y Presupuesto y Hacienda, con un condimento adicional: las tres están en manos del Frente para la Victoria.

El kirchnerista Marcelo Fuentes, titular de Asuntos Constitucionales, aun no convocó oficialmente al plenario, aunque se espera que lo haga la semana próxima.

La iniciativa, que establece la boleta electrónica en todo el país para 2017, fue aprobada tras una sesión maratónica en la Cámara de Diputados con 152 votos a favor y 75 en contra.

De acuerdo al texto aprobado, finalmente no habrá modificaciones en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que Cambiemos pretendía acotar de manera que hubiera que votar dentro de un solo partido.

Además, el proyecto contempla la paridad de género en las listas de candidatos, que significa que las nóminas deberán alternar un hombre y una mujer.

La Cámara alta aprobó, en paralelo a Diputados, su propio proyecto de paridad, que no sólo se aplicaría en las listas de candidatos sino también en los partidos políticos, y además fija un sistema de vacancia para que los reemplazos siempre sean por alguien del mismo sexo.

Así, se produjo una verdadera e insólita colisión de proyectos, cuyo fin ningún legislador se anima a pronosticar.

Por si fuera poco, los senadores del Frente para la Victoria Juan Manuel Abal Medina y Omar Perotti tienen su propio proyecto para que la boleta impresa en la máquina no contenga ningún tipo de chip, código de barras o dispositivo electrónico que pueda alterar el voto.

Dado que el FpV tiene mayoría numérica en el Senado, Cambiemos está obligado a acordar el texto de la ley, que pretende sancionar, como máximo, los primeros días de noviembre.