Netflix tomó deuda por u$s1.000 millones para incrementar la producción de contenido original.
A finales de septiembre, la deuda total de la compañía más importante del negocio del video bajo demanda era de u$s2.370 millones, y la emisión de deuda actual iba a ser originalmente de u$s800 millones.
Para justificarlo, la empresa adujo que esos capitales serían utilizados en adquisiciones estratégicas y tecnología.
Lo segundo es capital dado que el uso de servidores y redes ajenas continúa siendo el talón de Aquiles de Netflix.
Sin embargo, por lo menos el 50% del dinero recaudado será utilizado para la generación de contenido original.
Esto no es precisamente lo que más atrae a los inversores, aún cuando los lanzamientos de la firma se convirtieron, en los últimos años, en fenómenos culturales que suelen traccionar suscriptores.
No todas las empresas de producción son exitosas: por ejemplo, la carísima Marco Polo, recibió malas críticas, pero sí lo fue Stranger Things, y lo mismo sucede en general con los contenidos que está creando junto con Marvel Studios, como Daredevil o Luke Cage.
En la producción de contenido original, Netflix se transforma literalmente, en un estudio a lo Hollywood.
En la adquisición de contenidos generados por terceros de modo exclusivo, la empresa genera distorsiones.
Por norma, suele comprar los derechos exclusivos de todas las ventanas, lo que lleva a dificultades para estrenar en pantallas, o por ejemplo, participar de festivales en algunos territorios.
Otro de los problemas para los inversores es el interés que pagará la nueva deuda es del 4,35%, algo elevado para el mercado estadounidense, aunque es a diez años cómo rendirá la inversión.
Netflix no libera los ratings de sus contenidos, por lo que es difícil saber cuál es el rendimiento de estas inversiones millonarias que realiza.