El juez Claudio Bonadio intimó a Cristina Kirchner a presentarse en los tribunales de Retiro por el caso de la venta de dólar futuro el martes próximo, antes de las 13, para tomarle sus huellas digitales. Si no lo hace, ordenó que la policía la lleve por la fuerza pública.

Pero la ex presidenta contraatacó a fondo: denunció a Bonadio por abuso de autoridad, pidió a la Cámara Federal que lo sancione y lo tildó de arbitrario, caprichoso, autoritario y mentiroso.

El cruce es por un trámite insignificante: como todos los procesados camino a juicio, debe dejar sus huellas digitales y hacer un estudio socioambiental.

Pero el discurso altisonante de la ex presidenta por video desde Santa Cruz y los escritos judiciales que presentó, en los que denuncia a Bonadio, subieron el tono de la controversia.

Cristina Kirchner, que reside en Río Gallegos, estaba citada para concurrir este viernes a los tribunales de Comodoro Py 2002, pero avisó que no podría presentarse hasta el 1° de diciembre por el cumpleaños de su nieto. El 7 de diciembre será, además, la figura central de un acto en el estadio de Ferro, en Caballito.

El juez Bonadio rechazó el pedido para posponer la fecha y le reiteró que debía presentarse ayer, a las 11, "bajo apercibimiento", en caso de ausencia inmotivada.

En Comodoro Py vallaron desde temprano el edificio y los policías bloquearon las puertas en todos los pisos, pero la ex presidenta no concurrió.

En cambio, aconsejada por su abogado, Carlos Beraldi, se presentó ayer en el juzgado federal de Río Gallegos, interinamente a cargo del camarista Javier Leal de Ibarra, a las 10.56, con un escrito en el que destacaba que estaba a disposición de la Justicia y que podían realizarse allí los trámites como los que le reclaman desde la semana pasada en Buenos Aires.

Al mismo tiempo, Cristina Kirchner se presentó en la delegación de la Policía Federal de Río Gallegos para que le entinten allí los dedos para dejar sus huellas dactilares. Luego de esos dos trámites regresó a su casa

Dijo en sus escritos que el trámite puede hacerse en Río Gallegos, pues el Código Procesal prevé que en caso de domicilios distantes, las huellas se tomen en la comisaría local.

Mientras tanto, en Buenos Aires, a primera hora de la mañana, el abogado de la ex presidenta presentó un recurso de queja, insistió en prorrogar la citación y criticó con dureza a Bonadio. Pidió que intervengan sus superiores, los camaristas Martín Irurzun y Eduardo Farah, de la Sala II de la Cámara Federal.

Beraldi fue a fondo en su queja ante los camaristas: escribió que Bonadio mintió cuando dijo que enviaría el caso a la fiscalía para que haga un requerimiento de elevación a juicio, como quiere Cristina Kirchner, pues sostuvo que desde hace 15 días la causa está en el juzgado. Por eso le pidió a Bonadio un "pronto despacho", que en términos cotidianos significa que se apure.

A los camaristas les dijo que Bonadio actuó con "arbitrariedad", cuando a la "ilegalidad" de hacer viajar a la ex presidenta 5000 kilómetros, le sumó no aceptar su pedido de prórroga. Beraldi se quejó porque dijo que el juez ni siquiera leyó sus escritos, en los que ofreció presentarse el 1° de diciembre.

"Parece mentira que un juez federal, con la enorme importancia que tienen los casos a su conocimiento, pierda el tiempo y se lo haga perder a los demás con comportamientos caprichosos, que lamentablemente se siguen perpetuando sin que nadie de manera efectiva ponga coto a estos desvíos". Señaló que, con tanta negativa, el juez quiere llevar adelante "una muestra inequívoca de revancha", según La Nación.

Bonadio, a pesar de ello, emitió una nueva citación, a través de un oficio enviado al jefe de la Policía Federal, Néstor Roncaglia, para que la custodia de la ex presidenta en Río Gallegos, integrada por hombres de la fuerza, la notifiquen de la decisión de convocarla para el martes, con plazo hasta las 13. En caso de no presentarse, la misma Policía Federal que está a cargo de la custodia deberá trasladarla hasta Comodoro Py, dispuso el juez. Cristina Kirchner probablemente concurra por su voluntad para evitar mayores dilaciones.