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La AFIP jaquea a Enrique Blaksley con una causa por lavado. Mientras tanto, más de 100 inversores de "contratos de mutuo" lo enjuiciaron con una denuncia
26/11/2016 - 14:56hs

Meses atrás, Enrique Blaksley Señorans, cabeza y socio mayoritario con un 97% de la financiera Hope Funds, recibió en su oficina de la calle Sarmiento a una operadora de su firma.

La mujer, conocida como C., de poco más de 50 años, era precisamente una bróker, una de las encargadas de traer el dinero a Hope Funds, de convencer inversores para que dejen su dinero en "contratos de mutuo" con promesas de intereses jugosas, tasas del 12% anual.

C. había sido una trabajadora fiel: comenzó a operar para Hope Funds en 2003, cuando la firma se dedicaba a ofrecer seguros de vida entre otros tratos, los contratos de mutuo llegaron cerca de 2010.

C. tenía comisiones de 1.4 a 4% para los negocios que conseguía; podía llevarse u$s2.000 a casa en un buen mes. Nunca recibió su sueldo en una cuenta bancaria, tampoco un recibo: siempre cobró efectivo en mano.

La bróker, por su parte, tenía un problema. Su reunión con Blaksley era, básicamente, un pedido de ayuda, de rescate.

Había invertido en dólares en acuerdos de mutuo, sus hijas también lo habían hecho. Su caso no era una rareza entre los operadores de Hope Funds: la mayoría de ellos, de cara a las ofertas de ganancias casi fabulosas, ponía también su dinero en busca de interes.

Pero C. no ganó, ni siquiera recuperó lo puesto. Lo que le volvió en intereses fue un porcentaje mínimo, menos de un 10% de lo que aportó originalmente. El rescate de los fondos que pedía la bróker era para una de sus hijas, que necesitaba dinero con urgencia para la reserva de una propiedad.

Blaksley escuchó todo y se atajó; dijo que las cosas no estaban bien, que era el momento del "corralito Hope Funds".

Luego, en su voz ligeramente rasposa, con un denso acento de la zona norte, le espetó a su bróker en la cara: "Después de tantos años, deberías quererme un poquito más".

Hoy, C. ya no tiene ningún tipo de amor por Blaksley luego de meses de reclamos sin respuesta y de no ver un centavo: la bróker fiel se prepara para hacerle juicio a su ex jefe.

Enrique Blaksley cobró una fama insólita con Hope Funds gracias a sus acciones altamente publicitadas.Trajo a Roger Federer al país, logró que Usain Bolt corra contra el Metrobus, hasta le dio la mano a dos pontífices en el Vaticano, Benedicto XVI y Jorge Bergoglio, con foto de prensa incluida.

Fue el principal sponsor de La Dolfina, el equipo de Adolfo Cambiaso: el equipo ganó la preciada Triple Corona de 2013 con Hope Funds en su camiseta.

Blaksley hasta formó su propio equipo de polo. El empresario también diversificó su cartera: invirtió en el Hard Rock Café y en shoppings como el Buenos Aires Design en Recoleta.

Hoy, la situación es otra. Sus registros comerciales indican aportes impagos a empleados y más de $2,3 millones en cheques sin fondos librados en los últimos meses.

En Comodoro Py se acumulan dos causas contra de Blaksley y su empresa, ambas radicadas en el Juzgado Federal N°1 de María Romilda Servini.

Los delitos: evasión agravada, defraudación y lavado. La primer causa se inició en 2014, motorizada por la AFIP y la PROCELAC con una fuerte acusación: se sospechó que Hope Funds operó con fondos de inversores que no podían justificar sus ingresos.

Tras dos años en el juzgado de Sandra Arroyo Salgado, la Sala I de la Cámara Federal de San Martín aceptó un planteo de incompetencia jurisdiccional de la jueza el 8 de noviembre último, y remitió el caso al fuero federal porteño ya que las operaciones se habían hecho en Capital Federal: ingresó al despacho de Servini esta semana.

Un contrato mutuo por más de $19 millones de un dudoso megainversor es el eje del conflicto. La segunda causa en el juzgado de Servini demuestra el otro extremo del espectro de Hope Funds, que no solo hacía negocios con peces grandes, sino también con peces chicos: un grupo de pequeños inversores representados por el abogado Gonzalo Romero Victorica buscan recuperar el dinero que aportaron.

Esos inversores no están solos. Otro grupo de cerca de 100 damnificados se sumó esta semana a ese expediente. Están representado por los abogados Víctor Varone y Hernán Vega, miembros del estudio Iezzi & Varone, que se constituyeron como querellantes en la causa. El daño colectivo que sufrió este segundo grupo se calcula en 3 millones de pesos.

La lista de damnificados es al menos heterogénea; hay desde ingenieros hasta docentes y jubiladas, personas que confiaron en los brokers y en los contratos de mutuo de Hope Funds.

El sistema de viralización que los convenció fue el típico de los esquemas piramidales o Ponzi, con el estafador estaodunidense Bernie Madoff como máximo exponente: el boca a boca entre amigos y familiares.

El abogado Varone apunta: "Recibimos consultas de Rosario, Santa Fe, La Plata, Mar del Plata, Mendoza, incluso Uruguay. Blaksley no le habría sacado plata solo a otros ricos, sino también a gente que tenía necesidades y que contaba con esos intereses. No se tiene todavía en claro cuántos son los damnificados. Recibimos más de mil llamados en la última semana, con cien representados y vamos a seguir hasta las últimas consecuencias".

Una jubilada vecina de Beccar que es parte de la demanda relata: "Con Hope Funds firmé tres contratos. Llegué por medio de una amiga, me ofrecían un 12% a pagar en seis años, parecía excelente. Puse u$s145.000, producto de la venta de la casa de mi hijo, de los cuales vi de vuelta primero u$s6.500 y luego $80.000, los cuales reinvertí en nuevos mutuos".

El relato sigue: "Reclamé a Hope Funds por última vez en agosto. Tuve que escuchar cosas como 'el capital no se puede retirar' y 'los intereses van a estar para enero'.

En un momento, mi hijo necesitó plata para una operación. Nos dieron $100.000. Tuve que insistir como nunca en mi vida. Hoy, no veo otra solución que ir a la Justicia. No nos van a pagar nada. Espero no presenten quiebra, porque así nadie va a cobrar un peso".

El estallido mediático de los nuevos problemas de la firma de Blaksley evidentemente agitó las oficinas del grupo en Sarmiento al 600: los mails para calmar los ánimos de los acreedores ya comenzaron con varias excusas.

Un mensaje de la empresa con fecha del 18 de este mes firmado por Enrique Blaksley aseguraba que el modelo de Hope Funds "así como cualquier otro modelo de inversión conlleva riesgos propios de los mercados financieros"

Además, que la empresa se vio afectada "por diversos cambios económicos que han alterado la proyección de rendimientos de las compañías del grupo, lo que ha puesto en un estresamiento financiero (sic) a determinadas obligaciones", que la empresa "se vio obligada a aplicar la letra de sus contratos y modificar sus esquemas", con "una positiva adhesión del 95% del total de la cartera".

Los inversores que decidieron ir a la Justicia, eran, en sus cálculos, una minoría. A través de la carta, Blaksley se comprometía a honrar todos los contratos firmados.

En agosto último, un inversor pidió el rescate total de lo invertido a Hope Funds: no lo consiguió.

"A raíz de los procesos operativos bancarios a los que hemos sido sometidos, las transacciones habituales de la compañía han sido modificados, quedando suspendido los procesamientos de todas las solicitudes de liquidación y rescates de contratos en forma anticipada a su vencimiento contractual hasta el 31 de diciembre del corriente año o hasta la fecha que se prorrogue por resolución del directorio", dijo la respuesta del sector de Atención de Pagos.

Lo cierto es que los pedidos de rescate se habían vuelto una figura repetida en las oficinas de la calle Sarmiento a mediados de año. Los comentarios sobre clientes que pedían llevarse todo lo puesto ante la falta de pagos circulaban entre la docena de brokers que ocupaba el lugar, según fuentes en el mercado porteño de inversiones. Cerca de Hope Funds cuentan una historia un poco inquietante.

Una cliente, por ejemplo, pidió un rescate anticipado. Le pagaron con un cheque. La cliente fue a una financiera del microcentro: el cheque habría rebotado, lo que sería parte de la lista de notas sin fondo reflejada en información del Banco Central.

Uno de los mayores negocios de Blaksley, el barrio cerrado Verazul en Pilar, está frenado por orden de la Justicia luego de prohibiciones de los jueces Sandra Arroyo Salgado y Adrián González Charvay de continuar las obras y otorgar aprobaciones definitivas.

La Justicia sospecha que Verazul, junto a otros proyectos, es uno de los desarrollos inmobiliarios responsables de causar la inundación del río Luján en 2015 a través de daños en el drenaje del suelo. El proyecto había sido un boom al comienzo: al menos tres brokers de Hope Funds estaban dedicados a vender terrenos. Para clientes que necesitaban liquidez, la oferta más rápida el contrato de mutuo. Verazul se volvía un plan a largo plazo, aunque con una promesa de mayores réditos.

Hoy, hay quienes dicen en el mercado de inversiones que el freno a Verazul es una de las causas de la difícil situación en Hope Funds. Existe, por ejemplo, el caso de un ingeniero de la zona norte que no solo invirtió en contratos mutuos, con u$s18.000 a fines de 2014, sino que también compró un terreno de 800 metros cuadrados en Verazul por más de u$s80.000: su bróker en la firma le recomendó meses atrás suspender los pagos frente al tumulto interno en las oficinas de la empresa.

Más sobre las denunciasDe vuelta a la denuncia realizada por la AFIP y la PROCELAC, el escrito de comienzos de mes de la Sala I de la Cámara Federal de San Martín que autoriza el pase del caso a la Justicia federal porteña tiene unos pasajes sumamente interesantes. Dos mutuos firmados en 2007 y 2009 respectivamente se vuelven el centro de la cuestión. En total, suman casi 19 millones de pesos.

Blaksley entregó las copias de los contratos, pero no los originales. El empresario aseguró en su indagatoria que los tenía su ex abogado, Pablo Andrés Willa, que fue indagado también.

El escrito de la Sala I sostiene que no solo "el inversor carecería de capacidad económica suficiente que justificara tal aporte", sino que también "los desembolsos se habrían efectuado en efectivo", algo inaudito para tanto dinero.

Los contratos fueron en teoría homologados por una escribana. Pero en el texto de la Sala I, el párrafo siguiente alude a este punto. Lo que dice es preocupante: "Se ha comprobado que las actuaciones notariales que certifican las firmas allí estampadas son apócrifas ya que según fue referido por el Colegio de Escribanos de Capital Federal".

Una pericia ordenada por Arroyo Salgado sobre las copias de los contratos, asevera la Cámara de San Martín, determinó que no se había encontrado correspondencia "entre las firmas de la mentada escribana estampada en los mentados instrumentos y las tomadas como indubitadas de los registros aportados por el Colegio".

Con respecto al abogado Willa, Enrique Blaksley le atribuyó no solo haber confeccionado el modelo de los contratos, sino también haber traído al inversor de los 19 millones, atribuyéndole toda la responsabilidad de chequear su estado patrimonial. El inversor, al declarar, incluso señaló que firmó los papeles en el estudio del letrado.

El nombre de Willa incluso se extiende hasta el proyecto Verazul. La firma Willa Servicios Fiduciarios fue fundada por el abogado en 2012, de acuerdo al Boletín Oficial y sigue en su directorio hasta hoy. En mayo de 2014, un comprador tuvo que firmar una declaración jurada de origen y licitud de fondos ante la empresa, asegurando que sus fondos eran de origen lícito. El abogado se negó a hacer declaraciones sobre su situación al ser consultado.

En la tarde del viernes último, un hombre clave en el entramado de Hope Funds y de absoluta cercanía a Enrique Blaksley decidió romper el silencio tras las últimas semanas de titulares incómodos. Su única condición para dar su testimonio con la postura de la empresa fue, curiosamente, total reserva de identidad.

Sus dichos no difieren mucho a los del comunicado de Blaksley a sus acreedores: afirma que los que hacen juicio son una minoría, que el país no acompaña, que todo en Hope Funds, básicamente, todo está bien,consigna Infobae.

"Lo primero que quiero aclarar con respecto a los trascendidos públicos es que la empresa está abierta y atendiendo a sus clientes, Enrique está cumpliendo su agenda normalmente y se presentó en el juzgado de la doctora Servini para ponerse a derecho. La realidad es que no hemos tenido acceso todavía a la causa ya que todavía se están ratificando las denuncias", asegura la fuente.

Consultado sobre la gran cantidad de gente pidiendo un rescate de todas sus inversiones, con $2.3 millones en cheques sin fondo, sin pago de aportes, explicó que no es tan así. "Es cierto que hay una situación de liquidez producto de que la empresa tiene un modelo de inversión que ha tomado aportes de individuos bajo estos contratos de mutuo..."

En cuanto a la cantidad de contratos que se firmaron en los últimos cinco años, la fuente confidencial dijo "ese dato no lo tengo, pero en la causa de Arroyo Salgado la empresa acompañó con más de 4.000 documentos, muchos clientes tienen más de uno. La realidad es que los que están reclamando son un porcentaje muy menor, 1 o 2% de la cartera", explicó a Infobae.

Hay quienes aseguran haber recuperado un 10% de lo que pusieron, ni hablar de ganar plata. La empresa tiene un modelo de inversión a largo plazo. No invierte en el mercado bursátil sino en negocios y desarrollos que son a largo plazo. Hay dos fideicomisos inmobiliarios. Uno de ellos siendo Verazul, que está frenado.

"La causa de los problemas es este freno y también hay un contexto macroeconómico. El ajuste afecta a las empresas del grupo, empresas que han invertido en consumo y el consumo cayó, sobre todo en turismo. Esto afecta los rendimientos proyectados. Es un período que habrá que transitar", dijo.

Por otro lado, aseguró que a partir de la exposición hay gente que quiere retirar su dinero y esto la empresa lo tiene que organizar. Obviamente, dentro de ese mundo, la gran mayoría de los clientes no están reclamando judicialmente. La empresa siempre estará a derecho.

Por otro lado, consultado sobre los $2 millones en cheques sin fondo, dijo que los bancos han cerrado cuentas por posibles sospechas venidas de la investigación de PROCELAC. Pero la investigación de PROCELAC es de 2014: los cheques sin fondo, de acuerdo al Banco Central, comenzaron este año, relata Infobae.

"Sí, pero las cuentas empezaron a cerrar a fin de 2015. Hoy, hay una situación bancaria complicada para la empresa pero es ajena a Hope Funds. Se confía en que se va a resolver esta situación judicial para aclararle a los bancos que las operaciones son totalmente legítimas", agregó.

Sobre el riesgo de presentar una quiebra, desde la empresa aseguran que no existe. Mientras tanto, los enemigos de Enrique Blaksley juegan con un poco de humor negro, o lo amenazan explícitamente. El 19 de este mes, un día después de que el empresario intentara pacificar a sus acreedores con un comunicado, un aviso fúnebre en Clarín lo daba por muerto.

La fecha de fallecimiento era, precisamente, del día 18. "Juan Romero Victorica, la familia Hope Funds y sus acreedores acompañan a sus socios y familia en este difícil momento". Juan Romero Victorica no sería otro que el ex fiscal, padre del abogado que denunció a Blaksley.

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