Los iPhone 7 son los primeros teléfonos sumergibles de Apple, aunque en el pasado algunos modelos ya resistían algún que otro chapuzón si llevaban la funda adecuada.

El caso del iPhone 4 de Michael Guntrum, sin embargo, es un caso excepcional de resistencia del teléfono.

Este hombre, que vive en un pueblo de Pensilvania, EE.UU., perdió su teléfono en marzo de 2015 mientras pescaba sobre el lago Kyle, que en esos momentos estaba congelado.

Cuando capturó una pieza, su teléfono se cayó y fue a parar al agujero por el que estaba pescando.

Guntrum lo dio por perdido, pero pasado más de un año, fue encontrado y todavía funciona, según informó Buzzfeed News.

Fue la casualidad de que el lago Kyle se drenó en septiembre de 2016 por unos problemas estructurales en su presa.

Mientras uno de los ingenieros de la empresa responsable de estas operaciones paseaba por el lecho del lago, se topó con el móvil.

Tras llevárselo a casa, limpiarlo y meterlo en arroz durante dos días, Daniel Kalgren, el ingeniero, pudo encender el teléfono y usarlo con total normalidad.

Buscó al dueño del iPhone entre los contactos del teléfono y lo llamó para poder enviárselo de vuelta.

Según un vocero de Apple, que habló con Buzzfeed News, esta no es la primera vez que ocurre algo tan poco común.