iProfesional

Miles de personas fueron reprimidas por fuerzas de seguridad en Brasilia, en momentos en que el gobierno busca limitar el gasto público por 20 años
30/11/2016 - 01:41hs

Miles de personas se concentraron hoy frente al Congreso brasileño en la capital de ese país para protestar contra el ajuste fiscal que promueve el gobierno del presidente Michel Temer.

Luego de mucha tensión, la policía finalmente intentó dispersar a los grupos de manifestantes, que quemaron varios vehículos en Brasilia frente al edificio del Congreso, donde se tratan polémicas iniciativas para hacer frente a la crisis política y económica del país.

Según estimaciones de la Secretaría de Seguridad del Distrito Federal, unas 10.000 personas participaron en la protesta contra un proyecto de enmienda constitucional que pretende congelar los gastos públicos durante 20 años.

Algunos manifestantes, identificados con la izquierda y los movimientos estudiantiles, llegaron a ingresar a la entrada principal del Congreso y volcaron un vehículo, antes de ser dispersados por una lluvia de gases lacrimógenos. 

Los participantes en la marcha resistieron la avanzada policial erigiendo barricadas a lo largo de la explanada, donde quemaron varios autos estacionados. En los enfrentamientos, destrozaron los vidrios de varios ministerios y realizaron pintadas en sus muros.

Frente a esta crisis, Temer, expresó su "repudio" frente al "vandalismo, la destrucción y la violencia". 

"La intolerancia no es una forma de expresión democrática y no puede ser un instrumento para presionar al Congreso", señaló Temer en un comunicado, en el que aseguró que el Gobierno "está siempre abierto al diálogo y defiende el derecho a las reivindicaciones".

Estas protestas se dan en un momento clave para el gobierno de Temer, que considera que la limitación del gasto público es una medida esencial para impedir que la crisis se profundice aun más. 

La reforma constitucional debería ser aprobada este martes en el Senado, luego de la luz verde que obtuviera en Diputados, en el mes de octubre. 

La oposición, en cambio, ve esta iniciativa como una amenaza para los sectores más empobrecidos y un retroceso en áreas sensibles como salud y educación.

Antes de que se iniciaran los disturbios, los participantes coreaban "Fuera Temer", quien llegó al poder tras la destitución este año de la presidenta del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, acusada de manipular las cuentas públicas.

Una medida controvertida

El mes pasado, la Cámara de Diputados aprobó por 366 votos contra 111 la polémica ley que limita la expansión fiscal al índice de inflación del año anterior por un período de 20 años.

En ese entonces, la medida con la que la administración Temer se propone empezar a ordenar las cuentas públicas y retomar el crecimiento superó holgadamente la primera de las cuatro votaciones -dos en la Cámara de Diputados y dos en el Senado- a las que debe ser sometida para salir del papel.

Esta propuesta de enmienda constitucional sobre "el techo de gastos" (o PEC 241, por su número de expediente) busca limitar el aumento del gasto público al índice de la inflación del año anterior, como forma de reducir el déficit público y recuperar la confianza de los mercados.

Temer trata de hacer avanzar con una marcha forzada de sus planes de austeridad, con la intención de tenerlos aprobados antes de las presidenciales de 2018. 

En octubre, cuando se dio la primera votación, el gobierno celebró como una clara señal de que cuenta con el apoyo necesario en el Parlamento para aprobar ésta y otras reformas que considera vitales para colocar a Brasil nuevamente en la ruta del crecimiento, después de dos años de recesión.

La administración Temer asegura que la reforma no quitará recursos de las áreas de educación y salud, ya que no establece un techo específico para dichos gastos, que tienen un mínimo garantizado y podrán aumentar por encima de ese valor siempre y cuando se quiten recursos de otras áreas, para no superar el límite global de los gastos.

Sin embargo, los detractores del proyecto aseguran que en la práctica el margen para aumentar el gasto en salud y educación será muy pequeño, y que esto llevará a una degradación en los próximos años de los sistemas públicos de seguridad social, de los cuales depende la población más vulnerable.

Cabe destacar que el gigante sudamericano atraviesa su peor recesión económica en más de un siglo, que provocó una contracción del PIB del 3,8% en 2015. Y para este año, las estimaciones del mercado son de una nueva caída, de casi 3,5%. 

El FMI estima que Brasil cerrará este año con su economía en una marcada retracción de 3,3% con relación al año anterior, aunque iniciaría una tímida recuperación en 2017, con un avance del 0,5 por ciento.

El país enfrenta, al mismo tiempo, la recesión, la crisis política y los escándalos de corrupción, centrados en el gigantesco esquema de sobornos de Petrobras.

Además, la tasa de desocupación brasileña se situó en 11,8% de la población activa, según datos oficiales del trimestre agosto-octubre

En números absolutos, el número de personas en busca de empleo permaneció estable en el periodo agosto-octubre, en torno a los 12 millones.

Esta cifra refleja la debilidad de la economía brasileña, dado que en este periodo las contrataciones suelen aumentar en vísperas de las fiestas de fin de año.