iProfesionaliProfesional

Un australiano se quedó sin trabajo ni novia a los 22, pero la suerte le sonrió con una cuenta con crédito ilimitado. Fue preso y un juez lo "perdonó"
16/12/2016 - 00:17hs

El australiano Luke Brett Moore tenía 22 años en 2010 cuando quedó sin trabajo, sufrió un accidente automovilístico y la novia de la secundaria lo dejó

Pero un error de su banco dio vuelta su suerte y le permitió acceder a u$s1,5 millones, que se lo gastó en diversión. Y fue a la cárcel por ello.

"Tenía una cuenta corriente normal. De allí salían los pagos para el préstamo de mi casa, mi seguro de salud y las cuentas. Me di cuenta de que tenía acceso a una línea de crédito extraordinariamente grande", recordó Moore.

Su delicada situación económica lo hizo preocuparse por el pago de la hipoteca. Pero su cuenta del banco St. George disparó el pago. Y otro más de u$s375. Y así sucesivamente durante 12 meses. 

Llamé a la empresa de crédito inmobiliario y dije: ‘Hola, ¿podrían hacer un débito de US$2.254 de mi cuenta en St. George?’. Después, unos días más tarde, les pedí US$28.180”, relató.

Al aprobarse ambos pedidos, se dio cuenta de que tenía crédito casi ilimitado. Y se compró su primer auto, un Alfa Romeo 156, que no le gustó. Así que adquirió un Hyundai Veloster para conducir hasta Sidney y comprarse un Maserati por u$s26.500.

Los gastos siguieron in crescendo. Se mudó a la Costa Dorada para empezar de cero. Luego voló al centro Surfer’s Paradise de la costa Oeste de Australia, donde terminó residiendo

“Hacía lo que la mayoría de los jóvenes hacen cuando tienen esa edad y un montón de dinero: iba de fiesta”, reconoció Moore, quien gastó cientos de miles de dólares en clubes de desnudistas, mujeres y drogas.

Pero también adquirió algunas de las cosas que más quiso: un barco pesquero, una obra del artista callejero Bansky, una camiseta de Michael Jordan y un cuero de tambor con un autógrafo de Amy Winehouse.

Su madre llegó a pensar que traficaba droga, por el nivel de vida que tenía. Así que creó un almacén para vender todo lo que había comprado hasta que llegaron las autoridades y se llevaron todo.

Fue arrestado y salió bajo fianza, pero luego fue acusado por fraude y fue a juicio por una pena máxima de cuatro años. Vivió seis meses en prisión, donde estudió la legislación de Nueva Gales del Sur.

“De acuerdo a la ley en Australia, en ese momento no estaba bajo la obligación legal de informar al banco lo que estaba sucediendo”, aseguró Moore, quien asumió su propia defensa para pedir su liberación.

“El juez dijo que yo fui deshonesto, pero que no vivimos en una sociedad donde las fallas morales resultan en que te pongan tras las rejas y te quiten la libertad”, rememora Moore, quien fue finalmente puesto en libertad.

Ahora, pasa sus días colaborando para conseguir fondos que permitan alejar a los jóvenes de las drogas en lugar de que se gaste más dinero en cárceles.