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El blanqueo impulsa el "súper peso": el plan Dujovne para ganar competitividad sin devaluar
03/01/2017 - 12:49hs

La magra performance de la economía argentina suele decantar en debates en los que el protagonista siempre termina siendo el tipo de cambio.

¿Está atrasado el dólar? ¿La devaluación que propició el Gobierno en el inicio de su gestión no fue suficiente? ¿La inflación erosionó todo ese "colchón" cambiario ganado? ¿Hay margen para volver a subirlo sin que ello implique un contagio a precios?

Estas son algunas de las preguntas que en estos días circulan en el mundo empresario.

A juzgar por las señales políticas, todo hace pensar que el macrismo no buscará mejorar la competitividad cambiaria por la vía de llevar al billete verde a un nivel sustancialmente más alto que el actual.

Incluso, se observan síntomas que anticipan que puede ocurrir lo contrario. En términos reales, que el peso argentino hasta puede fortalecerse producto de la fuerte entrada de divisas estadounidenses que trae el blanqueo.

Desde hace meses, funcionarios de diversas áreas vienen remarcando que la flotación cambiaria es el mejor sistema para la economía. Entienden que contribuye a morigerar los shocks externos.

En otras palabras, afirman que el hecho de que el mercado sea el que le ponga el precio al billete verde (y que éste se mueva libremente dentro de un piso y un techo prestablecido por el Banco Central) contribuye a paliar los efectos negativos que traen, por ejemplo, los altibajos en su cotización.

Por caso, el Brexit y el triunfo de Donald Trump generaron importantes consecuencias a nivel internacional. La mayor incertidumbre hizo que los inversores buscaran refugio en la divisa estadounidense, fortaleciendo así su valor frente al de otras monedas. 

Según señalan desde Casa Rosada, este movimiento no trajo mayores inconvenientes en el país gracias, precisamente, a la "libre" flotación.

Pero así como el dólar puede fortalecerse en el mundo -y que esto en la Argentina no se sienta tanto-, también puede derrumbarse producto de "asuntos internos", como lo es el fuerte ingreso de billetes verdes que trae el blanqueo.

En este último caso (es decir que tienda a debilitarse internamente más que a robustecerse) el sistema de libre flotación implica que el Gobierno no hará nada por sostener su precio.

En otras palabras, considera que si el valor del dólar se "plancha", será porque así lo quiere el mercado. Esta es una decisión que genera nerviosismo en varios sectores.

En particular, en aquellos que exportan y en los que deben batallar contra la entrada de productos importados, en los que los empresarios suelen quejarse por los altos costos de producción internos medidos en "moneda dura".

Por lo pronto, las controversias generadas en torno a la competitividad cambiaria inducen a los industriales a proponer una nueva devaluación

Es, en este marco, en el que Nicolás Dujovne como flamante titular de Hacienda dio algunas precisiones que no han sido precisamente una grata sorpresa para quienes ansían una bocanada de oxígeno por esta via.

Según el funcionario, la Argentina no sufre atraso cambiario. En todo caso, el camino que deberá recorrerse de ahora en más es el de mejorar la competitividad achicando costos que forman parte sustancial del precio de venta de un producto.

Entre ellos, propone reducir los gastos en logística, lograr una mayor eficiencia de los servicios estatales y alivianar la pesada carga impositiva que recae sobre las compañías que operan en sectores clave de actividad.

"Tenemos un tipo de cambio que es un 15% más competitivo que el de 2015", afirma un convencido Dujovne.

"Si a eso le sumamos la eliminación de las retenciones -que pesan cerca de un 9% en la canasta exportadora- y mejoras de logística, sobre todo en los puertos, la Argentina ganará notablemente en competitividad", completa.

El funcionario recalca que "no hay que enfocarse solamente en el tipo de cambio", al tiempo que señala que este Gobierno ha dado pasos muy importantes para contar con una mejor ecuación cambiaria.

El dólar "versión 2017"

Por lo pronto, el mercado ya empezó a "decodificar" qué significará la no intervención del Banco Central para alterar (al menos de modo considerable) la cotización de moneda estadounidense:

- Con un blanqueo que aportará más de u$s10.000 millones en cash

- Más una entrada en el corto plazo de otros u$s10.000 millones por emisión de deuda

- Sumados al buen ingreso de exportaciones agrícolas en el primer semestre

Todo hace suponer que, lejos de dólar más alto, Dujovne deberá lidiar con un "súper-peso", al menos en la primera parte de 2017.

Es cierto que esta "ola verde" convive con la tradicional compra de billetes por parte del sector privado, que viene promediando los u$s1.300 millones mensuales.

Pero también es verdad que estas adquisiciones en nada han inquietado a los funcionarios del Banco Central, ni por la magnitud del mes a mes ni por los efectos que pudieran tener sobre el índice inflacionario.

En relación con las últimas subas de la divisa estadounidense, Sturzenegger afirma que "el traslado a precios fue prácticamente cero". El funcionario tampoco se muestra preocupado por las compras de tipo "hormiga".

Dentro del macrismo, hay quienes advierten que el fenómeno de la dolarización no debe ser interpretado como un signo de desconfianza, ya que tiene su raíz en los años previos.

Algunos hablan de un efecto "puesta al día", tras años de cepo cambiario. Otros, de un temor que ayudó a construir el kirchnerismo. "Resulta entendible la decisión tomada por muchos ahorristas de proteger sus ahorros en monedas más estables", expresa una fuente de Hacienda.

El foco en bajar costos e impuestos

El recambio de ministros en Hacienda supone un dato importante en este debate, habida cuenta de que el flamante funcionario ya dio claras señales de estar en contra de una mejora por la vía devaluatoria.

Para Dujovne, es erróneo plantear que la Argentina sufre un problema de "apreciación cambiaria".

Esta visión guarda sintonía con el precio promedio del dólar plasmado en el Presupuesto 2017: el Gobierno lo proyectó en $17,92 promedio para este año, casi un 20% más respecto al valor (también promedio) de 2016, que rondó los $15.

El dato que se esgrime desde filas oficiales es que el tipo de cambio real (descontada la inflación) resulta similar al registrado, en promedio, desde 1970 hasta ahora.

Está claro que para Dujovne es un error  incrementar el precio como la única variable para ganar en competitividad.

El economista le asigna igual importancia a los altísimos costos del transporte interno, al proteccionismo y a la presencia de numerosos impuestos distorsivos.

Estos tres aspectos, según pudo saber iProfesional, formarán parte de su agenda inmediata de temas

En cuanto al primero, Dujovne sostiene que los costos logísticos son mucho más caros en la Argentina que en el resto del mundo.  

"El transporte de carga por camión en este país moviliza el 84% de la producción total; los trenes, el 14%, y el transporte fluvial, el 2%", señala. 

A modo comparativo, comenta que en Europa la participación en el mercado de cargas de los trenes es del 50%.

En lo que se refiere al segundo aspecto (proteccionismo), entiende que es uno de los factores que inhibe la posibilidad de incrementar el ritmo de las exportaciones.

Afirma que cuando los aranceles de importación que gravan a los insumos son muy elevados, los productos adoptan un precio final que los torna pocos competitivos.

El funcionario cita algunos ejemplos:

- Los metales poseen un arancel promedio de 34%, cuando en Estados Unidos y Europa es del 2%

- Para maquinaria eléctrica es del 35%, versus 2% que rige en esos mismos mercados

- En el caso de los químicos, el arancel es de 21%, versus el 3% en Estados Unidos

De aquí se deriva que, ante un escenario con insumos elevados, se achica el abanico de mercados que pueden ser potenciales compradores de productos finales con sello "Made in Argentina".

En cuanto al tercer aspecto (carga impositiva), ya se encuentra trabajando una comisión -presidida por Nadín Argañaraz- para elevar en marzo al Congreso una amplia reforma tributaria.

Dujovne

se ocupará de trabajar en la "letra chica", por pedido expreso de Mauricio Macri.

El Gobierno impulsará cambios en Ingresos Brutos, el impuesto al cheque, el nivel del IVA y el de aportes patronales, entre otros tributos.

Al decir de Macri, "el impuesto al trabajo perjudica mucho, por algo tenemos casi la mitad de la población trabajando en negro".

"El Presidente me pidió que baje los impuestos al trabajo para aumentar el empleo. Los ingresos de los que trabajan en el sector informal de la economía son la mitad de los que lo hacen en el sector formal. Y esto sin contar que los primeros no tienen protección en caso de despido, ni tienen obra social", comenta Dujovne.

"Éste un objetivo importantísimo: una reforma tributaria que incorpore más trabajadores al sistema formal, por motivos de equidad y para aumentar la base de recaudación. Uno de nuestros principales objetivos es reducir los impuestos distorsivos", añade.

En cuanto al IVA, considera que tiene una productividad muy baja. Con una alícuota de 21 puntos porcentuales hoy se recauda menos de 10% del Producto Bruto Interno (PBI).

"Esto es así, primero, porque al tener una alícuota tan alta genera evasión. Segundo, porque tiene muchos agujeros y supone mucho gasto tributario. Son cosas que vamos a ir mirando", anticipa el funcionario.

En relación con el impuesto al cheque, afirma que es "un enorme incentivo a la informalidad" y sobre los Ingresos Brutos sostiene que es "un problema muy grande para la economía argentina".

Todo esto permite entrever hacia dónde apuntará la reforma tributaria ya en marcha.

¿Y el dólar?Claro que en el gremio de los economistas no todos coinciden con la idea de restarle importancia al problema cambiario.

Miguel Ángel Broda señala que para recuperar el nivel de dólar real promedio de los últimos 20 años, la cotización debería subir hasta los $19,60.

Más aun, hay varios expertos que coinciden en que, en definitiva, el problema sigue siendo el tipo de cambio.

Expresan que si el precio del billete verde ostenta una cotización muy baja:

- Los empresarios reciben una señal de desincentivo para producir bienes que cambian por divisas (como por ejemplo los productos agropecuarios, mineros, pesqueros y las manufacturas industriales)

-Las familias terminan reorientando su gasto adquiriendo más productos y servicios que siguen al dólar, como por ejemplo los autos importados, la electrónica y los viajes al exterior

Sin embargo, ninguna de estas advertencias preocupa a Dujovne quien, en su hoja de ruta, rechaza que se gane competitividad por la vía de una devaluación.

Esto, ni más ni menos, es visto por muchos como un anticipo de lo que puede ser la consolidación del "súper-peso" en 2017.

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