El Gobierno dispuso este miércoles la emisión de una Letra del Tesoro (LETE) por u$s4.685.888, que será suscripta en forma directa por el Fondo Argentino de Hidrocarburos, y otra por $60.000 millones suscripta por la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES).

Lo hizo a través de las Resoluciones Conjuntas 40 y 41 de las secretarías de Hacienda y de Finanzas, que fueron publicadas en el Boletín Oficial, con las firmas de los secretarios de esas áreas, Gustavo Marconato y Luis Caputo.

La LETE en dólares fue colocada a 177 días, tendrá vencimiento el 23 de junio del año próximo y devengará un interés del 3 por ciento anual, pagadero íntegramente al vencimiento, al igual que la amortización del título, que será intransferible y no tendrá cotización.

Respecto de la LETE en pesos, será colocada a un año, con vencimiento el 26 de diciembre de 2017, a una tasa de interés variable, calculada sobre la base del promedio de la tasa de interés implícita de las Letras del Banco Central (LEBACs) y serán pagaderos trimestralmente.

La amortización del título, que también será intransferible y no cotizará en los mercados, también se realizará íntegramente al vencimiento.

La emisión de deuda suscripta por la ANSES tiene lugar horas después de que el saliente ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, anunciara el ingreso de 82.000 millones de pesos del blanqueo para el financiamiento de la Reparación Histórica a los jubilados.

Con esta nueva colocación, la deuda pública suscripta por diferentes entes del Estado alcanza en lo que va de 2016 a $142.036 millones (31,03 por ciento del total de la deuda en moneda local) y u$s1.232 millones (2,22 de los compromisos emitidos en moneda estadounidense).

Pero el total de la deuda emitida y registrada en el Boletín Oficial (tanto intraestatal como comercial) alcanzó en lo que va del año a u$s55.518 millones, 2.500 millones de euros y 457.663 millones de pesos.

La suscripción de instrumentos de deuda pública por parte de organismos estatales fue muy utilizada durante el kirchnerismo, en especial en la segunda Presidencia de Cristina Fernández, como una forma de financiar el déficit ante la imposibilidad de recurrir al mercado internacional de capitales.

Esa modalidad fue criticada por muchos economistas, algunos de ellos actualmente funcionarios del Gobierno nacional, por entender que, entre otras cosas, su insistencia llevaba a la descapitalización de los entes suscriptores, ya que la deuda se colocaba a un interés inferior a la inflación.