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Revuelo en Chile por invasión argentina: casas de cambio colapsadas y shoppings a full
06/01/2017 - 12:29hs

A lo largo de la temporada alta de verano, que se extiende desde principios de diciembre hasta finales de febrero, cada 60 minutos, cerca de 800 argentinos en promedio estarán cruzando la frontera, en auto, micro o avión, para hacer turismo y también shopping en Chile

A este ritmo, en total serán casi unos 20.000 turistas durante cada jornada, lo que totalizará, una vez que finalice la temporada, un récord histórico de 1,7 millón de personas que habrán elegido el país trasandino para descansar. 

Los comerciantes chilenos, así como los empresarios vinculados con el rubro hotelero, inmobiliario y gastronómico, no salen de su asombro.

Observan que la "invasión" de turistas parece haber convertido a las calles de Santiago o a las playas de Viña del Mar o La Serena en una extensión más del territorio argentino

Desde Despegar, una de las agencias más grandes del país, ya hacen referencia a Chile como la "nueva Miami" de la región, tal como viene dando cuenta iProfesional.

Básicamente por la interesante oferta en materia de gastronomía, alojamiento y shopping, a precios sustancialmente más bajos que en la plaza local. 

Desde el propio Servicio Nacional de Turismo de Chile (Sernatur) hacen referencia a un verdadero "aluvión" de turistas con DNI albicelestes arribando a través de los aeropuertos o cruzando los pasos fronterizos. 

Las estadísticas, de hecho, no hacen más que confirmar esta "invasión" que no registra precedentes: el número estimado de visitantes para el período diciembre-febrero (1,7 millón) se ubica casi 60% por encima de las cifras del verano de 2016, cuando se registró un ingreso de poco más de 1 millón de personas.

El boom de argentinos vacacionando en Chile luce más contundente si se traza una comparación con lo que sucedió, por ejemplo, en el verano de 2014, cuando fueron cerca 500.000 turistas los que traspasaron la frontera. 

Es decir que en apenas tres temporadas, el flujo de visitantes que eligieron alguna playa o ciudad trasandina se disparó más del 200% (ver cuadro). 

Para ponerlo en perspectiva, la cifra de 1,7 millón de turistas que viajarán entre diciembre y febrero, equivale a más del 70% de los argentinos que visitaron este destino a lo largo de todo 2016.  

Esta tendencia -que convirtió al país vecino en la "meca" para el turismo- comenzó a gestarse a partir de 2010, cuando el número de visitantes en todo el año apenas superó el millón. 

Como contrapartida, en todo 2016 se alcanzó el registro récord de casi 2,5 millones de personas. Y todo hace prever que en este 2017 volverá a romperse esta marca histórica

 

A la hora de buscar las razones de este boom, tanto empresarios turísticos como economistas coinciden en señalar que actualmente comer, hospedarse y hacer shopping en la nación trasandina resulta mucho más económico que en la Argentina. 

Este imán, difícil de contrarrestar, ayuda a explicar el porqué del aluvión, en un contexto en el que destinos domésticos más tradicionales, como la Costa Atlántica, hoy presentan niveles de ocupación que promedian el 60%, similares a los del verano pasado, que había sido catalogado como una temporada "mediocre". 

Por tierra y también por aire El flujo récord de visitantes ya había hecho colapsar el paso internacional Cristo Redentor -que une a ambos países a la altura de Mendoza-, durante varios de los fines de semana largos que se dieron en 2016. 

Pero la oleada que se registró entre las fiestas y el arranque del año, según los propios empleados de Migraciones de Chile, nunca antes se había observado.

Con colas de autos y micros que superaron los 12 kilómetros de extensión y que generaron hasta ocho horas de demoras para pasar los controles fronterizos, el viaje al país vecino se convirtió, al menos en una primera etapa, en una verdadera odisea. 

Las autoridades de ese paso tomaron algunas medidas para evitar que el colapso se agrave, como prohibir el tránsito de camiones durante varios días.

Además, sumaron casillas de control y hasta lanzaron campañas para informar los conductores sobre los mejores horarios para esquivar los embotellamientos. 

El flujo también es constante vía aérea. En este sentido, Guido Glikin, gerente general de la agencia Despegar, aseguró a iProfesional que Santiago de Chile se convirtió en uno de los destinos clave que este verano ayudó a destronar a Miami, "tras un liderazgo que duró cerca de diez años". 

El directivo explicó que la nación trasandina "se impuso con fuerza en estas vacaciones", si bien aclaró que ya se había convertido en un destino gravitante para las escapadas de fin de semana.

Esto, por la gran cantidad de frecuencias que interconectan a esa capital con varias ciudades de la Argentina y porque se encuentra apenas a dos horas de vuelo

"Cada vez más personas están planificando mejor sus viajes hacia ese país, aprovechando los fines de semana puente y las ofertas de temporadas baja”, indicó Glikin. 

Con semejante aluvión de visitantes, el colapso no sólo se observó en los puestos migratorios.

También alcanzó a las agencias de cambio de La Serena y Viña del Mar, que se vieron completamente desbordadas de argentinos que llegaron con dólares que ya tenían guardados o bien con pesos, para intentar cambiarlos por moneda chilena. 

Durante los primeros días de enero, en algunas de las casas más reconocidas, ubicadas en cercanías del Palacio de la Moneda, realizar una transacción pudo demandar una espera de hasta dos horas

En términos de bolsillo, viajar al exterior con pesos argentinos en la actualidad es la opción menos conveniente. 

Sucede que, pese al levantamiento del cepo cambiario, la cotización de la moneda local sigue viéndose fuertemente castigada en países limítrofes, como Brasil y Uruguay. Y Chile no es la excepción. 

Especialmente ahora que el flujo de visitantes se disparó y que hay una sobreabundancia de pesos del otro lado de la frontera. 

Desde las casas de cambio incluso destacan que éste es, precisamente, el momento menos conveniente para ir a Chile con plata argentina en la billetera.

Señalan que recién hacia fines de enero –cuando tradicionalmente se registra un mayor número de chilenos que viajan hacia aquí-, la cotización del peso podría mejorar un poco.

Para tener una referencia, hoy por hoy en la capital trasandina, se necesitan entre $20 y $21 para comprar el equivalente a un dólar. Esta misma "debilidad" del peso argentino también rige para quien desee adquirir moneda chilena. 

Esto implica que el turista que no fue previsor y pospuso hacer el cambio hasta llegar a destino, se encontrará con que estará pagando un 30% más de sobrecosto por la operación.

En general, los argentinos se mueven con tarjetas de crédito y débito para realizar sus compras, dado que se toma la cotización oficial. En el caso de las primeras, el tipo de cambio se fija en el momento en que se emite el resumen. 

Ahora bien, quienes lleven "cash" sí se encontrarán con grandes diferencias, dependiendo de si se optó por viajar con dólares o con pesos argentinos. 

Trazando un ejemplo a partir de una gaseosa de 1,5 litros comprada en un supermercado, se obtiene que: 

-Quien llevó dólares: necesitará cerca de 1.000 pesos chilenos para adquirir esa botella, lo que equivale a u$s1,5. Todo depende de cuándo fue que se obtuvieron esos billetes verdes, pero suponiendo que en la Argentina un particular los había comprado en diciembre a $16, entonces esa botella de gaseosa habrá costado $24. 

-Quien viajó con moneda argentina: para hacerse de divisas chilenas antes de realizar compras, ese turista deberá ir a una casa de cambio, donde el billete con la cara de Roca le rendirá mucho menos. En concreto, se encontrará con que necesitará $31 para hacerse de esos 1.000 pesos chilenos que cuesta la gaseosa. Es decir, un 30% más. 

Chile, el nuevo "Miami" Para Glikin, la relación cambiaria hoy sigue jugando a favor de quienes deciden cruzar la frontera. 

"Chile se ha convertido en un destino sumamente requerido para este 2017. Por eso muchos posicionan a Santiago como la nueva Miami de América del Sur", señaló el directivo.

Añadió que "por proximidad y precios, existen turistas que comenzaron a remplazar a la ciudad estadounidense por la capital chilena". 

Más allá de la cuestión de qué conviene llevar en la billetera a la hora de pagar, la otra pregunta es cuánto varió el costo de veranear en ese país respecto de la temporada de verano 2016. 

Tomando el mismo ejemplo de una botella de gaseosa

-En enero del año pasado, ese producto costaba el equivalente a u$s1,39 que, al tipo de cambio de ese entonces, representaba unos $19. 

-Hoy día, sumando la inflación de la nación vecina (3% anual) y considerando las variaciones cambiarias en ambos lados de la frontera, -en la Argentina, el dólar pasó de los $13,60 a los $16,2 actuales, en Chile el billete verde se abarató 7%-, esa misma botella cuesta $24,35.

-La conclusión es que hubo un encarecimiento del 28% en moneda local. 

-Pero hay un detalle no menor: en este lapso de 12 meses, los argentinos recibieron una mejora salarial que, según el consenso de economistas, promedió el 30%

-Esto implica que, en términos reales, los turistas mantuvieron o incluso mejoraron levemente su poder adquisitivo en el país vecino

A esto hay que sumar otro factor clave que pesará y mucho en la balanza, a la hora de decidir un destino de vacaciones: la gran diferencia de precios en un rubro esencial como son los alimentos

Si se toma una canasta de 15 productos comercializados por dos cadenas pertenecientes a Cencosud (Jumbo, en el caso de Chile y Disco en la Argentina), se obtendrá que una familia terminará gastando unos $650 por artículos similares en el país trasandino, frente a los casi $920 que cuestan en el mercado local. Es decir, un 40% más. 

Las diferencias más importantes se pueden observar en ítems como helados (+158%), gaseosas de primera marca (+53%), jamón feteado (+39%), bidones de agua mineral (+38%) y porrones de cerveza (+36%). 

También existen grandes brechas en otros alimentos como panmanteca, yogurt, leche y carne (ver cuadro)

Pero sin dudas, el gran imán para quienes se deciden a cruzar la frontera es el importante diferencial de precios que se observa en categorías como indumentaria y, muy especialmente, electrónica y artículos del hogar. 

Un relevamiento realizado por iProfesional permite ver que, en productos muy buscados, como televisores, tablets o “gadgets”, las diferencias pueden ir del 35% a más del 80%. 

En el caso de un proyector marca Sony, modelo MPCL1, en un Falabella de Santiago se consigue al equivalente de $7.200. Ese mismo dispositivo en la Argentina no baja de los $13.000 (+80%). 

Los LED de 24 pulgadas en el país vecino se venden como "pan caliente", básicamente porque son fáciles de despachar en el avión o cargar en el auto y se consiguen por menos de u$s125.

Esta cifra es tentadora, porque está por debajo de la franquicia que tiene cada argentino que cruza la frontera para comprar libre de impuestos (u$s150) y porque, como contrapartida, un televisor similar en un comercio porteño cotiza a u$s220, casi un 80% más. 

Así es como en este verano 2017, Chile se consolidó como el "nuevo Miami". No hay palmeras ni aguas cálidas, es cierto. Pero sí precios que no tienen nada que envidiarle a la ciudad estadounidense.