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 alianza de Dujovne con los empresarios y las dudas de que la economía vuelva a crecer en medio de tantos aumentos de precios y tarifas.  
09/01/2017 - 12:17hs

Desde antes de que jurara en su cargo, Nicolás Dujovne se ocupó de dar señales contundentes sobre el perfil que le imprimirá a su gestión.

Es lo que le recomendaron sus allegados: "Marcar la cancha desde el primer día". El flamante ministro les hizo caso.

En todas las entrevistas que concedió, repitió que la rebaja de los costos laborales será una de sus prioridades.

Su primera medida, en tanto, fue el bloqueo del reintegro de cinco puntos del IVA para las compras con tarjetas de débito.

La estrategia de Dujovne quedó a la vista desde el minuto uno: por un lado, el cuidado fiscal que impondrá en su gestión. Por otro, su alianza política con el sector empresario.

Los ejecutivos vienen reclamando, por ahora sin demasiada fortuna, una baja de la presión tributaria. En este sentido, les renovó las esperanzas apenas ocupó el amplio despacho del quinto piso del Ministerio.

Esa vocación de "buena onda" incluyó al "Vasco" De Mendiguren, a quien el ministro llamó a comienzos días atrás para aclararle que "de ninguna manera" tiene pensado abrir las importaciones para aplanar la inflación.

En el rol muy activo que tomó de comunicador del plan oficial, Dujovne extendió esa aclaración al resto de la Unión Industrial Argentina, la organización empresarial más representativa del país.

Está claro: no quiere que haya ningún cortocircuito con quienes él imagina que serán sus principales aliados mientras ocupe el despacho principal de Hipólito Yrigoyen 250.

Ya arrancado el año electoral, la gran incógnita pasa por saber si Dujovne logrará cumplir con el doble mandato:

- Retomar el ciclo de crecimiento económico, el calendario electoral así lo impone

- Y, al mismo tiempo, llevar a cabo su agenda, que incluye achicar el rojo en las cuentas públicas.

A primera vista, ambos objetivos se presentan como contradictorios.Recuperación, ¿de la economía o de los precios?Acaso lo más llamativo sean los aumentos de precios que el propio Gobierno dispuso -o está a punto de hacerlo- para aquellos bienes y servicios regulados que golpearán los ya castigados bolsillos de los asalariados.

Esto, en un contexto en el que la lista de aumentos que se esperan para este mes y los próximos no sólo es extensa sino importante en su magnitud:

1. Luz: las boletas de febrero llegarán con una suba del 36% (Capital y GBA)

2. Gas: en abril se dará el primer ajuste de los cuatro previstos en el año

3. Educación: las matrículas tendrán un piso de alza del 20%

4. ABL y Patentes: los incrementos rondarán el 30%

5. Alquileres: el alza alcanzará el 25%

6. Combustibles: subirán 8% en enero, con un nuevo retoque en abril

7. Telefonía celular: desde febrero se encarecerá entre 10% (Personal) y 15% (Movistar)

8. TV por cable: el incremento rondará el 10% a partir de enero

9. Salud: la medicina prepaga se elevará hasta 6% desde febrero

10. Transporte y peajes: se elevarán entre 25% y 30%

En este contexto, surge una pregunta inevitable: ¿el Gobierno logrará retomar la senda del crecimiento, a partir de un mayor consumo interno, con todos estos aumentos diezmando aún más el poder de compra? Los funcionarios parecen convencidos que sí.

Alfonso Prat Gay se despidió de su cargo anunciando que hacia fines de 2016 el ciclo económico había pegado la vuelta y que ya se evidenciaban signos positivos que se encargó de enumerar.Dujovne (ahora alejado de su rol de crítico, como el que supo tener en los medios de comunicación antes de ser funcionario) también fue explícito al afirmar: "La economía ya dejó de ir para abajo y está empezando a crecer".

Alejados de estos pronósticos optimistas, y viendo la larga lista de aumentos en camino, son varios los que comienzan a pensar que la salida de la recesión podría demorarse.

Sustentan sus pronósticos en un dato clave: el 70% del PBI argentino depende puramente del mercado interno, ya sea por la vía de las inversiones como la del consumo.

Asociado a las dudas vinculadas con las posibilidades de crecimiento, aparece otra inquietud no menor: ¿podrán el Gobierno y el Banco Central cumplir con la meta inflacionaria del 17% para este año?

Los analistas no están muy convencidos. De hecho, el último informe REM (encuesta del BCRA entre 50 consultoras y bancos de primer nivel) reveló que prevén una inflación del orden del 21% (contra el 20% de hace un mes).

¿Cuánto deberían subir los demás precios (los que no están regulados) para que se cumpla la pauta del 17%? Por lo pronto, tendrían que correr bien por detrás de lo que el propio Ejecutivo está autorizando.

Como en otros órdenes de la vida, todo indica que el Gobierno se verá obligado a fijar prioridades. Es decir, a resignar algunas cosas en pos de lograr otras.

Por ejemplo, si la inflación proyectada llegase a alejarse de la meta prevista, ¿resignará crecimiento para tratar de encausarla?

Federico Sturzenegger ya dio algunos indicios en este sentido.

Al ver que las consultoras proyectan una suba de precios 4 puntos superior al "techo" por él impuesto (21% contra 17%), desechó una nueva disminución de la tasa de referencia y la "plantó" en el 24,75% anual.

En otras palabras, priorizó la reducción de la inflación a la mejora de la actividad lograda a partir de un abaratamiento del costo del dinero (y del financiamiento al consumo).

Por ahora, la previsión de los analistas es que el PBI crecerá 3% este año, recuperando así la caída del período pasado.

Sin embargo, la mayoría de los economistas consultados por iProfesional condiciona esa expectativa a que los salarios crezcan en términos reales, Es decir, por encima de la inflación, algo que no está tan claro de que vaya a suceder.Que la economía crezca pero que además se note"La discusión de los próximos meses estará centrada en si la recuperación económica se sentirá en los bolsillos de la gente", señala a iProfesional Gastón Rossi, director del Banco Ciudad por el espacio ECO.

Añade que el Gobierno se propone ser más cuidadoso con el gasto público, en medio de un contexto internacional que luce más complicado. "Me conformaría con que Brasil deje de caer", expresa Rossi.

Miguel Kiguel, director de EconViews, cree que la suba de los precios "regulados" se debe a que el ajuste de los (precios) relativos aún no finalizó

"Tendrán que subir más que los demás. Esa es la clave para que la inflación de 2017 no exceda el 22%", añade.

Arnaldo Bocco, ex director del BCRA en la época de Martín Redrado, tiene una visión discordante: "El año será menos malo que 2016, porque habrá menos inflación, pero no veo indicios de mejora ni en el consumo ni en la obra pública".

En tanto, Luciano Cohan, director de Elypsis, en dialogo con iProfesional afirma: "La recuperación viene lenta. El 2017 arranca bien por el lado de las metas inflacionarias, porque diciembre fue mejor a lo esperado. Pero no está todo dicho".

Convencido de que debe dar una señal clara desde el comienzo de su gestión, Dujovne puso el foco en la estrategia fiscal

Tiene una mirada de corto y, a la vez, de largo plazo.

En la primera, su foco está orientado a recortar rápidamente aquellos gastos "invisibles". En la segunda, apunta a reducir los costos de producción de las empresas, como por ejemplo las cargas laborales.

A poco de asumir, uno de los colaboradores más cercanos de Dujovne le acercó una novedad: una de las principales fábricas alimenticias del país ya empezó a trasladar a sus clientes (mayoristas y supermercados) un cargo extra del 3% en concepto de "fletes".

Esto quiere decir, ni más ni menos, que el fabricante le cargaba a otro miembro de la cadena alimenticia sus gastos de logística.

La decisión de esa compañía líder -una de las formadoras de precios- puso en evidencia uno de los graves problemas que tiene la economía argentina: la inflación de costos.

El último aumento en los precios de los combustibles desencadenó esta decisión, que puso sobre relieve los altos cargos que las compañías deben afrontar.

Este hecho alarmó al flamante equipo económico. No por desconocido: lo que más le preocupa es que tienen poder de fuego como para provocar una dinámica inflacionaria peor de la que esperan.

A nadie escapa que las cadenas de supermercados trasladarán esos costos (ahora explicitados) a los precios finales que pagan los consumidores.

Por eso es muy importante cada paso que dé el Gobierno en este sentido: ¿acaso los últimos aumentos autorizados en los servicios regulados - naftas, peajes y tarifas- no empeorarán el problema de fondo?

En la visión de Gastón Rossi, "no debe confundirse la dinámica de corto plazo con la tendencia de largo. Yo no veo contradicciones ni endebleces".

Por lo pronto, los desafíos de Dujovne son múltiples, en un año donde Cambiemos se juega su futuro político.

En el propio equipo económico distinguen "rebote técnico" de una mejora que sea lo suficientemente grande para "que se sienta en los bolsillos de los argentinos".

La diferencia, muy lejos de las estadísticas económicas, quedará reflejada en las urnas. Y esto el macrismo lo sabe. Dujovne también.